Diana Quiroz
Aunque al inicio de su carrera los medios la etiquetaron como la primera maga del Perú, ella siempre supo que no era la única. Por eso prefiere decir que es, en todo caso, la primera en tener presencia mediática dentro de un mundo dominado por varones. Claudia Pacheco cuenta que cuando empezó en esta carrera se topó con un muro de escepticismo tremendo. El público peruano no esperaba ni estaba preparado para ver a una mujer haciendo magia. “Al verme con mis barajas pensaban que les iba a leer las cartas, adivinarles la suerte o el futuro”, recuerda. Y es que en la mente de muchos, las mujeres solo podían desempeñar el papel de asistente del mago. “Éramos algo así como la decoración bonita que tenía por misión alcanzar y recepcionar cosas”, continúa. Como muestra de que los tiempos han cambiado, ahora los papeles se han invertido: quien la asiste en sus actos es un hombre, un colega con quien comparte escenarios.
Ganarse un nombre en medio de la incredulidad y con un círculo de magos “muy cerrado”, según su experiencia, fue difícil, pero no imposible. Catorce años después de su debut, ‘la reina del ilusionismo’ como suele ser presentada, reaparece bajo las carpas como parte del Circo Solidario, un esfuerzo que reúne el talento de más de 100 artistas peruanos que pugnan por mantener viva la tradición circense en estas Fiestas Patrias marcadas por la pandemia.
Primeros trucos
De niña, Claudia soñaba con atravesar las paredes y mover los objetos con la mente. Su primer contacto con lo asombroso fue una caja mágica del colombiano Gustavo Lorgia. Poco tiempo después, aprendió algunos trucos de prestidigitación con cartas que fue dejando de lado a medida que iba creciendo. Estudió pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes, aprendió a tocar piano (fue parte del dúo musical Noise), escribió poemas y de paso, ayudaba en el negocio familiar. Pero a los 30 años la chispa de la inconformidad encendió nuevamente el fuego de la magia. “Buscaba crecer y encontrar nuevos lenguajes para comunicarme. Pintar ya no era suficiente, hacer música tampoco bastaba. Es ahí cuando decido empezar en este camino”. Su curiosidad la hizo sumergirse en la internet, donde halló videos de iniciación y congresos de magos que la ayudaron en sus inicios.
Con el tiempo pasó de encontrar una carta con un chasquido de dedos a la levitación. Un acto de este tipo en la Plaza de Armas fue, precisamente, el que inauguró su carrera como maga ante la sorpresa de transeúntes y medios de comunicación. Lo que siguió después fue un desfile de demostraciones en televisión y su primera participación en un circo, la cual despertó en ella una nueva habilidad: la danza aérea. Viendo a los trapecistas y acróbatas se dio cuenta que le gustaría intentarlo. “Empecé a estudiar cuerda lisa y aro aéreo. Luego viajé a Nueva York, me perfeccioné un poco y empecé a implementar lo aprendido en mis actos. Esto me permitió darles un toque de audacia a mis presentaciones”.
De todos los tipos de magia que existen, ella prefiere crear grandes ilusiones. Dentro de su especialidad destacan los actos “El gas y la botella”, “La caja que vuela” y “La metamorfosis”. Sobre este último detalla que una de las variantes consiste en “introducir a mi compañero en una jaula enorme. Mientras esta se eleva por los aires yo me coloco una bata con capucha. De repente, cuando me la quito ya no soy yo sino mi compañero. Aparecer y desaparecer gente es lo que más me gusta”.
Si hay algo que ha aprendido en estos últimos años es que la importancia de la magia no es solo saber el truco sino también contar una buena historia. “Ahora, en internet encuentras casi todos los trucos revelados. Ya sabemos que el sombrero del mago no es un portal de conejos, por eso lo que nosotros hacemos es mantener un secreto para enamorar al espectador y hacerlo vivir un sueño”, precisa.
La solidaridad en función
Hace unas semanas, Ricardo Miranda director del Golden Circus Internacional llamó a Claudia Pacheco para invitarla a ser parte de un proyecto solidario. La idea es unir a los artistas circenses dentro de un espectáculo virtual que se inaugura este 26 de julio como símbolo de fuerza y esperanza en momentos de crisis. El show, que cuenta con el respaldo de la fundación Aliarte y la promotora Prodartes, compartirá el íntegro de la taquilla con la Asociación Niños Felices, Niños sin Cicatrices del Hospital del Niño y con los decanos del circo, adultos mayores que ante la presencia del COVID-19 se han convertido en población vulnerable. Para la ilusionista se trata de “una iniciativa muy linda. Aunque la cuarentena nos haya afectado a todos, si está en nuestras manos ayudar creo que no debemos escatimar esfuerzos en hacerlo”.
Tras la cancelación, debido a la pandemia, de un viaje a Nueva York donde iba a ser entrenada por una profesora del Circo del Sol, Claudia se ha dedicado por entero a Fit Studio Perú, la escuela que dirige junto a su esposo. Allí, dicta clases online de stretching, danza aérea y pilates, pero sin dejar de alimentar sus aptitudes mágicas.
Más información: El Circo solidario se presenta a partir del 26 de julio. Las entradas están disponibles en Teleticket.