¿Es una meta el amor?, la columna de Marco Aurelio Denegri
¿Es una meta el amor?, la columna de Marco Aurelio Denegri
Marco Aurelio Denegri

“Cuando la casa está concluida, entra la muerte.”

Théophile Gautier, que cita este proverbio turco en sus recuerdos de Balzac, dice que por eso los sultanes tienen siempre un palacio en construcción.

Por eso también, en las auténticas alfombras persas, falta la puntada final; son alfombras inconclusas; si los alfombreros las concluyesen, entonces “se acabaría el mundo”, según dicen ellos, porque el mundo no es una conclusión, sino un devenir, es un llegar a ser. El devenir es la realidad entendida como proceso o cambio y en principio es oponible a ser.

Una cosa es llegar a ser, o sea devenir, y otra muy distinta es ser.  La persona que deviene está en un proceso. La persona que es, ha llegado a una conclusión o ha llegado a una meta; ha dejado de evolucionar y ya no muda ni cambia.

Gautier observa con razón que en la vida parece no haber nada completo, salvo la desdicha. “No hay nada más temible que un deseo realizado.”

Lo mismo dice Martín Adán, en La Casa de Cartón:

“Yo no te raptaré por nada del mundo. Te necesito para ir a tu lado deseando raptarte. ¡Ay del que realiza su deseo!” (La Casa de Cartón de Oxy, Revista de Cultura, Lima, primavera-verano de 1998, II Época, Nº 16, c. [30], p. 56.)

El escritor español Ramón José Sender, en su libro Tres Ejemplos de Amor y una Teoría, dice en la conclusión que el amor no existe como logro, como un bien que se alcanza o como una meta que se conquista.

No hay una consecución del amor. El amor no es estático, sino dinámico y por eso mismo no puede detenerse. En el amor, dice Sender, sólo existe la busca del amor, o menos castizamente hablando, la búsqueda, esto es, el camino hacia el amor. El amor no es una realidad quieta y fija, sino un devenir, un proceso; discurre y transcurre.

Si amar es un arte, entonces el devenir del amor es una ocurrencia natural. Un arte que se detenga y estanque, dejará de evolucionar y comenzará a morir. Y el amor, lo mismo.

Distingo entre el sentimiento amoroso y la pasión amorosa. Esta última es propia del enamoramiento y el erotismo. Es apetente y posesiva.

El sentimiento del amor, en cambio, se compone de afecto, ternura y cariño; y también comprende, claro está, la atención dilecta para con nuestra pareja y el cuidado y la preocupación por ella.

Consiste, además, en procurar que la persona amada alcance lo que se juzga su bien. Por bien debemos entender el desarrollo de la personalidad, el enriquecimiento espiritual, la expansión de conciencia, y la adquisición y desenvolvimiento de valores.

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