En octubre de 2023, los restos de un enorme tiburón blanco aparecieron en la costa sureste de Australia, generando desconcierto entre científicos y locales. El cadáver, de 4,5 metros, presentaba varias heridas de mordedura y carecía de sus órganos internos, lo que generó una pregunta inquietante: ¿qué criatura pudo haber causado tal daño? Es tiempo de que lo descubras en esta nota.
Más de un año después, un análisis de ADN reveló la identidad del depredador que le dio a este tiburón un final de terror. Según un estudio publicado en la revista Ecology and Evolution, los científicos utilizaron hisopos para recolectar material genético de las cuatro heridas de mordedura distintivas del cadáver, incluida una de unos 30 centímetros de diámetro.

Las muestras de ADN fueron llevadas a un laboratorio donde se extrajo y analizó el material genético. Este proceso reveló la presencia de ADN de dos animales: orcas y tiburones de pico ancho.
Según Miami Herald, el ADN de orca se relacionó con la herida de mordedura más grande, ubicada en el centro del tiburón, que es “característica de la extracción del hígado”, una técnica que se ha observado en orcas. Las otras tres heridas se relacionaron con tiburones de pico ancho, que los científicos creen que se alimentaron del tiburón blanco después de que las orcas lo mataran.

Los resultados de este estudio son únicos porque, si bien se ha observado a orcas cazando tiburones blancos frente a las costas de Sudáfrica y California, nunca antes se había documentado de manera verificable que esto ocurriera en Australia.
Según el estudio, “estos resultados proporcionan evidencia confirmada de la depredación de tiburones blancos por orcas en Australia y del probable consumo selectivo del hígado, lo que sugiere que este tipo de depredación es más frecuente en todo el mundo de lo que se cree”.

Los tiburones blancos son depredadores que desempeñan un papel importante en los ecosistemas marinos. Comprender su comportamiento de depredación y las amenazas que enfrentan es esencial para su conservación. Este estudio proporciona información valiosa sobre la dinámica entre orcas y tiburones blancos en Australia, lo que podría tener implicaciones para la gestión de estas especies.
Cabe agregar que el estudio fue llevado a cabo por un equipo de investigadores conformado por Isabella Reeves, Andrew Weeks, Alison Towner, Rachael Impey, Jessica Fish, Zach Clark, Paul Butcher, Lauren Meyer, David Donnelly, Charlie Huveneers, Nicky Hudson y Adam Miller.
No es la primera vez que se producen ataques de orcas a tiburones blancos
En marzo de 2024, DW informó sobre una pareja de orcas en Sudáfrica que estuvo atacando y matando tiburones blancos. Desde 2017, se habían encontrado tiburones blancos muertos en la costa, siete de ellos con el hígado y otros con el corazón extraídos, lo que sugería que las orcas eran las responsables. Los investigadores creen que las orcas también pueden haber matado a otros tiburones blancos cuyos cuerpos no llegaron a la orilla.
Este comportamiento provocó un cambio a largo plazo en los grandes tiburones blancos, que ahora evitan la zona costera de Gansbaai, considerada una de las más importantes del mundo para el avistamiento de estos depredadores.
Los avistamientos de tiburones blancos disminuyeron drásticamente en Gansbaai desde 2017, lo que sugiere que los tiburones blancos huyeron de la zona por miedo a las orcas. Las orcas, conocidas por su inteligencia y técnicas de caza en grupo, se convirtieron en una amenaza para los tiburones blancos en esta región.
Datos clave sobre el tiburón blanco
Según National Geographic, el tiburón blanco es uno de los depredadores más grandes y poderosos del océano. Puede llegar a medir hasta 6 metros de largo y pesar más de 2 toneladas. Se caracteriza por su cuerpo robusto, su cabeza cónica y sus afilados dientes triangulares, que pueden llegar a medir hasta 7 centímetros de largo.
A pesar de su temible reputación, los tiburones blancos son animales fascinantes y complejos. Son muy inteligentes y tienen un sentido del olfato muy desarrollado, lo que les permite detectar a sus presas a gran distancia.
Se alimentan principalmente de peces, focas y otros animales marinos, pero también pueden cazar aves y tortugas marinas. Aunque se les considera peligrosos para los humanos, los ataques a personas son muy raros.