
La idea de un nuevo cheque de estímulo ha comenzado a tomar fuerza en Estados Unidos, encendiendo la esperanza de millones de ciudadanos que, tras la pandemia de Covid-19, vieron cómo se esfumaban los apoyos gubernamentales. Esta vez, la propuesta gira en torno al llamado “cheque de estímulo DOGE”, una iniciativa que, aunque aún no es formal, ya ha sido respaldada públicamente por figuras como el presidente Donald Trump y el multimillonario Elon Musk.
¿CUÁNTO DINERO SE NECESITA PARA QUE SE CONCRETE?
El origen de esta propuesta viene del empresario James Fishback, quien sugirió que los ahorros obtenidos por el Departamento de Eficiencia de Estados Unidos (DOGE, por sus siglas en inglés) podrían destinarse a entregar pagos directos de hasta US$5,000 por contribuyente. Musk, siempre activo en causas de innovación y eficiencia gubernamental, rápidamente mostró su apoyo, haciendo que la propuesta se volviera viral en redes sociales.
Sin embargo, hay un largo camino por recorrer antes de que estos cheques sean una realidad. Aunque DOGE ha logrado ahorrar alrededor de US$160,000 millones, la meta establecida es mucho más alta: US$2 billones. Esta diferencia deja en evidencia que, si hoy se decidiera repartir el dinero disponible, el monto máximo que cada contribuyente recibiría sería de apenas US$993, bastante lejos de los US$5,000 soñados.
Para complicar aún más las cosas, Donald Trump ha sugerido que, en lugar de repartir todos los ahorros, solo se utilice un 20%. Bajo esta fórmula, el cheque promedio se reduciría aún más, quedando en unos modestos US$199 por persona, lo que ha generado críticas y dudas sobre el verdadero impacto que podría tener este estímulo en la economía de los hogares.

EL PROCESO LEGISLATIVO PARA APROBAR EL CHEQUE TAMPOCO SERÍA SENCILLO
Cualquier propuesta necesitaría atravesar varios filtros en el Congreso, donde ya se anticipa un fuerte debate sobre el destino de los ahorros. Algunos legisladores podrían argumentar que esos fondos deberían usarse para reducir la deuda nacional, mientras que otros verían con buenos ojos la entrega directa de dinero a los contribuyentes como una medida de impulso económico.
Un aspecto polémico de la propuesta es su planteamiento de exclusión. Según los lineamientos preliminares, los cheques de estímulo solo se entregarían a los contribuyentes con ingresos superiores a US$40,000 anuales, dejando fuera a quienes tienen menores ingresos. Esta medida contrasta con los estímulos entregados durante la pandemia, que priorizaron precisamente a los sectores más vulnerables.
Mientras tanto, el Departamento de Eficiencia de Estados Unidos sigue trabajando para alcanzar su ambiciosa meta de ahorro. Hasta que se acerquen más a los US$2 billones previstos, el cheque de estímulo DOGE sigue siendo un proyecto cargado de ilusión, pero también de grandes interrogantes sobre su viabilidad, su impacto real y su equidad.

Periodista con experiencia en redacción y creación de contenido digital. Soy licenciado de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Trabajé en medios de comunicación y agencias de marketing. Experiencia también como fotógrafo en campos deportivos.