
Hay historias que uno simplemente no puede ignorar. De esas que te hacen respirar hondo y recuperar un poco la fe en la humanidad. Y eso es justo lo que sentí al enterarme de lo que están haciendo un grupo de rescatistas mexicanos en Texas, tras las devastadoras inundaciones que afectaron la región hace apenas unos días. Esos héroes llegaron sin importarles las banderas, los idiomas, las políticas o el aparente repudio de Trump a los inmigrantes.
Las lluvias torrenciales del pasado 4 de julio provocaron el desbordamiento del río Guadalupe, dejando una estela de destrucción en Ingram, Kerrville y otras comunidades texanas. Hasta el momento, las autoridades locales han confirmado más de 100 fallecidos y más de 170 desaparecidos. En medio de esta tragedia, 34 rescatistas y bomberos mexicanos cruzaron la frontera para sumarse a las labores de búsqueda.

CUANDO SE TRATA DE SALVAR VIDAS, NO HAY FRONTERAS
Uno de los líderes de esta misión es Ismael Aldaba, de la Dirección de Protección Civil de Acuña, Coahuila. En entrevista con medios mexicanos como IMER Noticias, relató las condiciones durísimas en las que están trabajando. “Hay que cortar árboles caídos, remover toneladas de escombros y caminar con el agua hasta la cintura”, explicó. Su equipo lleva días metido en el lodo, rastreando cada metro cuadrado en busca de personas desaparecidas.
Este grupo fue el primero en llegar desde México, y pronto se les unieron colegas de la Dirección de Protección Civil de Nuevo León y miembros de la Fundación 911. Juntos, han estado trabajando sin descanso, día y noche, recorriendo una zona de entre 60 y 70 kilómetros completamente devastada. Ya han logrado recuperar cuerpos, como el de un hombre entre 50 y 60 años que fue entregado a las autoridades texanas para su identificación.
AYUDA EN MEDIO DE TENSIONES MIGRATORIAS
Lo conmovedor del caso es que este apoyo llega justo en un momento complejo. La Administración de Donald Trump ha intensificado su discurso y acciones migratorias, lo que ha generado tensión con México. Pero como bien dijo Aldaba, “un bombero es un bombero en cualquier parte del mundo”. Aquí no hay política que valga: hay humanidad. “Nos recibieron con los brazos abiertos”, agregó con una sonrisa.
La presidenta Claudia Sheinbaum también reconoció públicamente el trabajo de estos valientes durante su conferencia del 8 de julio. Afirmó que el espíritu humanitario del pueblo mexicano trasciende fronteras y recordó cómo México ha ofrecido ayuda en otros desastres alrededor del mundo.

MÉXICO EXTIENDE LA MANO: RESCATISTAS Y PERROS
Y no solo llegaron rescatistas humanos. También viajaron hasta Texas brigadas caninas como Joe, Erik y Bata, tres perros entrenados para localizar cuerpos, algunos de ellos provenientes de Michoacán y Nuevo León. Estos perros trabajan junto a sus guías en condiciones extremas, buscando en medio del lodo, el agua y los escombros. Según La Vanguardia, hay cerca de 30 perros mexicanos colaborando en la zona.
El embajador estadounidense en México, Ronald Johnson, agradeció públicamente esta solidaridad: “En momentos de crisis, los lazos se fortalecen”, dijo, destacando el trabajo coordinado entre Manadak9, la Dirección de Protección Civil y las autoridades de Texas. Incluso el Departamento de Estado, a través de su vocera Tammy Bruce, expresó su gratitud a “nuestros amigos y vecinos en México”.
Por si fuera poco, el legendario equipo de rescate Topos de México también levantó la mano para unirse a la búsqueda, lo cual sigue hablando muy bien de la solidaridad latinoamericana.
Es importante recordar que esta no es la primera vez que los rescatistas mexicanos cruzan la frontera por solidaridad. A principios de 2025, también acudieron a Los Ángeles, cuando los incendios forestales arrasaron gran parte del estado de California. En ese entonces, también fueron recibidos con respeto y admiración.











