¿Hasta dónde llegará Perú en el Mundial? Aunque ya remanida, la pregunta razonable no tendrá respuesta hasta que la ansiedad por los 36 años de ausencia se esfume cuando la selección empiece a escribir un nuevo capítulo en Rusia. Sin embargo, siempre es posible hacer futurología basada en argumentos sólidos, no sostenida por un humo denso que solo busca desdibujar la realidad según la conveniencia.
En ese juego acostumbrado para medir nuestros conocimientos futbolísticos, los pronósticos suelen ser un albur por más concienzudo que pueda ser el análisis. Pero de esa práctica no se escapa nadie. “El País” de España acaba de publicar sus predicciones mundialistas luego de establecer su propio patrón estadístico y crear una clasificación Elo –como en el ajedrez– para medir el potencial de cada combinado en el que influye la calidad como equipo, la capacidad individual de los jugadores y los últimos resultados obtenidos. Luego se hace una simulación del campeonato con una fórmula para predecir los marcadores. Así llega a establecer las opciones que tiene cada uno en el torneo.
El resultado del análisis de “El País” da a Brasil como el favorito al título con un 17,9%, seguido por Alemania 15,6% y España 15,3%. ¿Perú? Se ubica en la casilla 13 con un 1,2%. En las fases previas se le asigna un 50,5% de pasar a octavos, 21,5% de acceder a cuartos, 8,9% a semifinales y 3,4% de llegar a la final.
Estadísticas y pronósticos de lado, la razón nos dice que el objetivo real del equipo de Gareca en Rusia es competir en cada partido. Pero en el análisis previo sí podemos asegurar que, quitando a Francia que tiene chapa de candidato al título, el Grupo C es parejo. Perú no es más ni menos que nadie porque Dinamarca no es una potencia ni Australia una cenicienta. Pese a ello, sí existen argumentos para creer que se pueden jugar más de tres partidos en Rusia. El estado de gracia con los 14 encuentros invicto –entre Eliminatorias y amistosos ante combinados mundialistas, no frente a Trinidad y Tobago ni Haití– da cuenta de la solidez adquirida por un equipo que aprendió a madurar a los golpes. Hoy el once del ‘Tigre’ tiene un patrón de juego reconocido y una estructura que potencia lo colectivo a la par de lo individual. Es una escuadra con virtudes suficientes para hacerle partido a los daneses y australianos. Es competitivo.
A diferencia de las versiones mundialistas anteriores, esta Blanquirroja no regala picos de brillantez, no ofrece actos de magia con la frecuencia de antaño, aunque ello lo equipara con su capacidad de lucha, de rebeldía, que la hacen una selección que genera optimismo y destierra la idea de la tradicional gitanería nuestra.
Como Gareca con los índices en la sien, habría que repetir sus palabras y “no ir más allá de lo inmediato” aunque los pronósticos nos permitan creer que habrá buen tiempo para Perú en Rusia 2018.