En el ojo de la tormenta, la iglesia chilena concretó este sábado la asunción como obispo de Osorno del sacerdote Juan Barros -acusado de encubrir abusos sexuales- una designación del Papa Francisco que provocó el rechazo de laicos y religiosos que resisten el nombramiento.
A pesar de que la catedral de San Mateo estuvo fuertemente custodiada por policías antimotines, varios detractores de Juan Barros ingresaron al templo con globos y pancartas negras, para exigir con cánticos y gritos la renuncia del nuevo obispo de Osorno, una ciudad 930 kilómetros al sur de Santiago. En la catedral había entre 400 y 500 personas.
La ceremonia fue interrumpida en varias ocasiones por insultos y sonidos de desaprobación realizados por los detractores del religioso.
La elección de Juan Barros en enero fue cuestionada de inmediato por sus vinculaciones con el sacerdote Fernando Karadima, un influyente formador de obispos que el Vaticano declaró culpable de abusos sexuales retirándolo a "una vida de oración y penitencia".
Mientras los manifestantes portaban globos y banderas negras, adentro fieles utilizaron globos blancos para mostrar su apoyo al religioso que salió del altar entre un tumulto e insultos.
Las protestas de cientos de personas se mantuvieron al concluir la ceremonia frente a la catedral.
Juan Barros abandonó la catedral custodiado por efectivos antimotines, mientras en las afueras centenares de personas demandaban la renuncia del clérigo de 58 años. Simultáneamente, algunos conductores en caravanas de automóviles con pancartas también exigían su salida.
DURAS CRÍTICAS
"Sabemos que el nombramiento de obispos es algo que el Papa Francisco toma muy en serio. Sin embargo, causa escándalo el nombramiento del obispo Juan Barros como titular de la diócesis de Osorno", señalaron en una carta pública Juan Carlos Cruz Chellew, James Sánchez y José Murillo, denunciantes de los abusos sexuales cometidos por Karadima.
"Un hombre (Juan Barros) al que hemos acusado de haber sabido y presenciado abusos, fomentando las dinámicas perversas del poder", agrega.
La misiva es una muestra más de la indignación de gran parte de la sociedad chilena -mayoritariamente católica- que considera la decisión del papa argentino una mala señal para sus fieles, que celebraron en todo el mundo las declaraciones del pontífice sobre ser implacable para condenar delitos sexuales dentro de la iglesia.
"Es una pésima señal al catolicismo chileno que personas cuestionadas estén asumiendo cargos importantes, creo que la iglesia necesita limpiarse de esos abusos", dijo a la AFP la doctora en historia Ana María Stuven.
La designación "contribuye mucho a continuar con la polémica en torno a si la iglesia está o no comprometida con sacerdotes que han faltado a la ética" señaló la especialista que recordó que el caso Karadima fue "emblemático, porque era un sacerdote muy vinculado a los sectores más encumbrados de la sociedad chilena".
Pese a la polémica generada por Juan Barros, Stuven desestimó "que se ensombrezca la buena imagen que se tiene del Papa, pero si genera dudas en las asesorías" que llegan al Vaticano, agregó.
En febrero, un grupo de 51 diputados chilenos entregó una carta de protesta al Vaticano -solicitando la revisión de la designación de Juan Barros- al igual que lo hicieron 1.300 laicos.
El lunes, Juan Barros rompió el silencio en una carta pública en la que aseveró: "jamás tuve conocimiento de alguna denuncia respecto del sacerdote Karadima".
No he aprobado ni participado en esos hechos gravemente deshonestos", agregó.
SANTA CONTROVERSIA
La designación del religioso conmovió la interna de la iglesia chilena - que pidió perdón en abril de 2011 por los casos de pederastia que involucran a una veintena de sacerdotes, cinco de ellos ya condenados por la justicia del país sudamericano- que mostró serias diferencias a la hora de evaluar el caso.
Mientras la Nunciatura Apostólica renovó "su confianza y apoyo" a Juan Barros, la congregación de los Sagrados Corazones se mostró sorprendida por el nombramiento y lo rechazó al considerar que el mismo "no está en sintonía con la tolerancia cero que está queriendo instalar la Iglesia", en todo lo referente a abusos sexuales perpetrados por religiosos".
Con la iglesia dividida y pese a las manifestaciones Juan Barros cumplió el mandato del Santo Padre.
Fuente: Agencias