Milagros Asto Sánchez

Por las noches, la cocina de Katherine Meza se llena de una nube de azúcar que se extiende por toda su casa. Dice que prefiere hornear cuando todos duermen porque “es más tranquilo y nadie se acerca queriendo comer”. El pequeño negocio de alfajores que esta peruana de 37 años ha puesto en marcha en San Diego, California, ha crecido rápidamente y le ha permitido solventar sus gastos durante la pandemia. Paga la renta, mantiene a su hija y ayuda a su madre en el Perú. Se siente empoderada y orgullosa, pero no olvida que hasta hace poco su situación no era nada dulce.