La escritora peruana que conoció a Obama y a Trump [ENTREVISTA]
La escritora peruana que conoció a Obama y a Trump [ENTREVISTA]
Renzo Giner Vásquez

Nací en Lima pero vivo en EE.UU. desde los 9 años. Estudié Lengua y Literatura Rusa en la Universidad de Northwestern. Fui editora en “The Washington Post”, ahí impulsé el Primer Festival Nacional del Libro. He llegado a leer un libro por día. Tengo dos hijos y un nieto.

Tres veces jurado en los premios Pulitzer, cuatro veces en el National Book Award, editora del semanario de literatura de “The Washington Post” y consultora en la Biblioteca del Congreso de EE.UU. Estos son algunos de los logros de Marie Arana. En su departamento de Miraflores escapa momentáneamente del frío invierno de Washington. Un estante repleto de libros llama la atención en la sala. Entre todos destaca uno, “American Chica”, su primera novela, que le permitió redescubrir su lado peruano y que hace poco se publicó en español. 

—“American Chica” comienza con un recuerdo de su infancia…
Sí. Mi primer recuerdo. Tenía 4 años. Mi padre era peruano y mi madre estadounidense, se conocieron cuando él ganó una beca para estudiar una maestría en el MIT. Ella estudiaba música, era violinista, y él ingeniero industrial. Tras cuatro años en Boston vinieron al Perú y acá nacimos mis hermanos y yo. La primera familia que conocí fue la peruana, por eso siempre me consideré peruanísima. Recuerdo a mi mamá tratando de acomodarse a nuestro país. Todo cambió al mudarnos a EE.UU. 

—¿Por qué se decidió por Lengua y Literatura Rusa? 
Cuando recién nos asentamos allá, mis hermanos mayores dijeron: “¡Ya! Vamos a estudiar español”. Yo les decía que ya conocían el español, que estudiaran francés o alemán. Quise algo diferente, así que estudie francés y luego ruso. La literatura rusa fue algo muy cómodo porque era apasionada, sobre familias, muy semejante a la nuestra. Luego decidí estudiar chino e hice mi maestría en Lingüística. 

—Y se fue al otro lado del mundo, a Hong Kong. 
Sí. En ese punto me di cuenta de que me gustaban los cambios, ir a un sitio del que no conozco nada. Me fascina. 

—¿Cómo llegó a “The Washington Post”? 
Empecé como editora en una casa editorial en Nueva York. Con el tiempo pasé a ser vicepresidenta de Harcourt Brace, luego pasé a la editorial Simon & Schuster y me contactó “The Washington Post” para ser editora del semanario de literatura. Pasé unos 15 años ahí. Fue interesante, pasé de ser la editora de libros que ayuda a la gente a escribir a convertirme en quien critica. Luego decidí pasar a un tercer lado volviéndome escritora en el 2001 con “American Chica”. 

—¿Qué nuevos retos trajo eso?
Fue un viaje a la profundidad de mí misma. En el “Post” me habían animado a escribir sobre la población latina. Hice unos seis o siete artículos que salieron en la portada. Ahí empecé a pensar en esa pequeña Marie que había dejado en el Perú. Ya había cambiado, era una estadounidense total. Escribí como cinco páginas de mi vida, se las envié a una amiga y me dijo: “Debes escribir este libro”. 

—Por esa época también impulsó la Feria Nacional del Libro junto a Laura Bush. Cuéntenos sobre esa experiencia… 
Sí, he tenido la suerte de conocer a Laura Bush, al presidente Obama y a Donald Trump. A Laura Bush la conocí cuando alguien me dijo que estaba intentando hacer un festival similar al que yo quería. Me acerqué a ella mientras conversaba con el encargado de la Biblioteca del Congreso de Washington y le propuse trabajar juntas. No fue difícil porque Laura fue bibliotecaria, empezó así su carrera, tiene una pasión increíble por los libros. Eso fue en el 2001, el primer festival fue el 8 de setiembre, tres días antes de los ataques del 11-S. 

—¿Y a Obama cómo lo conoció? 
Fue en el 2006, cuando era senador y publicó su libro “The Audacity of Hope”. Me pidieron presentarlo durante una conferencia de la American Booksellers Association. Lo conocí antes de salir al escenario y le dije que éramos parecidos. Mi padre había nacido en otro país y mi madre en Kansas, al igual que su mamá. No tenía idea de la fama que él ya tenía. Había como 3 mil o 4 mil personas en el auditorio y todos vitorearon cuando se presentó. Ya había anunciado que sería candidato.

—También me dice que conoció a Donald Trump… 
Mi esposo trabajaba en la cadena Marriott, en la parte ejecutiva. Su jefe y amigo nuestro era el chief financial officer de Marriott y fue contratado por Trump. Él nos invitó a cenar a su casa. Pensábamos que seríamos unas 50 o 60 personas pero éramos solo cinco: nuestro amigo, su esposa, mi esposo, Trump y yo. Fue por los años 90, Trump recién había publicado “The Art of the Deal” y ya era famoso. Nos contó que había enviado a toda su gente a comprar el libro y que por eso era un ‘best seller’. Fue divertido,  pero bastante raro. 

—Ahora, como presidente de EE.UU., parece una amenaza para historias como la suya.
Estamos en una etapa muy difícil en EE.UU. El país se ha dividido entre las costas –donde están las personas más involucradas con las noticias y los medios– y el centro, con otra población. En el Perú pasa algo similar, tenemos la urbanización en Lima contra lo que pasa en el interior. En “American Chica” reflejo el proceso de pensar en dos idiomas, de ser una persona con dos lados, dos lenguas, dos formas de vivir, y cómo eso te hace más tolerante. 

—¿Cómo llegó a la Biblioteca del Congreso? 
Cuando dejé de trabajar como editora quería escribir un libro sobre Bolívar [“Bolívar: Libertador americano”, 2013]. Me dieron facilidades para ir a la biblioteca e investigar. Ya conocía al bibliotecario porque habíamos trabajado juntos en el festival. Él me dijo: “Cuando termines tu libro, ¿por qué no vienes a ayudarme?”. Terminé como directora del festival y consultora en la biblioteca. Es fascinante, tienen de todo. Fue un privilegio y un orgullo trabajar ahí. La parte latinoamericana es enorme. Yo encontré, por ejemplo, un libro que publicó mi bisabuelo y que no había podido encontrar en el Perú. También encontré cosas de Bolívar que no podía haber encontrado en Caracas. 

—¿Como qué? 
Documentos legales del siglo XVIII. Por ejemplo, cuando Bolívar tenía 8 o 9 años se fue de la casa de su hermana, porque era huérfano, y encontré los papeles de este niño que había sido regresado por la policía.  

—¿Está alistando un nuevo libro? 
Sí, estoy en plena investigación. Será sobre historia latinoamericana y en él se explicará un poco de nuestro carácter latino, de cómo la historia vive en el presente. 

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