(AFP). "Los guepardos son vulnerables y su supervivencia está en nuestras manos". En una simple frase la estadounidense Laurie Marker resume su visión de la vida, centrada desde hace décadas en proteger a este felino al borde de la extinción.
Los guepardos son los animales terrestres más veloces, capaces de superar los 110 kilómetros por hora en distancias cortas, y hace un siglo se contabilizan 100.000 ejemplares repartidos en África, Oriente Medio e India.
Pero hoy quedan menos de 12.000, todos en África, y un pequeño grupo aislado de unas pocas docenas en Irán.
Sin dudas su número habría caído aún mas sin la lucha incansable de esta mujer de 62 años y largos cabellos grises, instalada en Namibia desde 1991.
Los guepardos son masacrados por los granjeros, pero también por los cazadores furtivos, que matan a las madres y se apropian de los cachorros para venderlos como mascotas exóticas, especialmente en la península arábiga.
Nacida en 1954, en la generación siguiente a Jane Goodall y Diane Fossey (dos íconos mundiales de la protección de la fauna africana), Laurie Marker se topó por primera vez con un guepardo a los 20 años, cuando fue contratada por un parque animal de Oregon, Estados Unidos.
"Quedé fascinada. Quería saber todo sobre los guepardos", recuerda en una entrevista con la AFP.
Pero los interrogantes quedaban sin respuesta. "Ehhh..... No sabemos gran cosa en realidad. Si usted descubre algo, infórmenos" le decían sus interlocutores.
¡VÁYASE!
En 1977 la joven Laurie desembarca en el territorio de la actual Namibia, acompañada por Khayam, una joven guepardo huérfana a la cual criaba.
Marker quería ver si era posible que Khayam aprendiese a cazar, como parte de un primer estudio para ver en qué condiciones los guepardos nacidos en cautiverio podían ser introducidos en un ambiente natural.
Pero al llegar "descubrí que los granjeros mataban a los guepardos como a moscas. Solamente en Namibia la cuenta alcanzaba 800 o 900 individuos al año. Ante la inmensidad de las cifras tomó conciencia que sus protegidos estaban en camino de una rápida extinción.
Pasaron catorce años de esfuerzos e idas y venidas entre Estados Unidos y Namibia hasta que Laurie Marker consigue instalarse definitivamente en 1991 y crea el Fondo de Protección de Guepardos (CCF, Cheetah Conservation Fund).
Su propósito era ayudar a los granjeros a proteger sus rebaños de los guepardos, pero sin matarlos.
Marker recuerda lo difícil de su tarea al comienzo. "Los detestamos (a los guepardos) ¿Que hace usted con esos animales?. ¿Porque no se va y se los lleva?" le respondían los pastores.
Pero para Laurie, como afirma uno de sus colaboradores, "la palabra no, no existe". Desde hace 25 años propone soluciones para una convivencia pacífica... ¡Y tiene éxito!.
EL REGRESO DEL PASTOR
"El cambio de actitud de los granjeros fue espectacular", se felicita hoy Laurie quien ha diseñado numerosos programas de formación para la administración y protección de los rebaños, "y los agricultores jóvenes siempre están interesados", agrega.
"La gente de aquí fue correcta conmigo. Pienso que ayudó que me haya criado en una granja y que tengo un diploma de agricultora. Cuando visito la zona y hablo con la gente, me intereso por sus cabras y ovejas. Y en vez de decirles que amen a los guepardos, les propongo que aprendamos a convivir".
El método de protección mas eficaz ha sido la introducción de perros para proteger los rebaños. La opción recayó sobre el Pastor de Anatolia, un animal que pesa más de 50 kilos, y cuya presencia permanente en el rebaño hace que los poco robustos guepardos prefieran --prudentemente-- olvidar cabras y ovejas y centrar su atención en presas desprotegidas, como los antílopes.
El talón de Aquiles del guepardo, explica Marker, es que no logra adaptarse a las zonas de reserva, donde la densidad de fauna es muy superior.
La causa es que al ser menos poderoso que el león, el leopardo o incluso la hiena, el guepardo no puede hacer frente a sus competidores en la búsqueda de presas.
De allí que, para evitar su extinción, es necesario que pueda seguir viviendo en zonas naturales, no protegidas, pero sin ser abatido por granjeros.
Actualmente el guepardo sigue en la lista de las especies en mayor riesgo de extinción. Pero Laurie Marker no tiene tiempo para el pesimismo y se aferra a su eslogan: "su futuro está en nuestras manos".
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— El Comercio (@elcomercio) 24 de marzo de 2016
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