Fue un encuentro breve, pero conmovedor el que tuvo el Papa con el Chapecoense, el equipo de fútbol brasileño que quedó devastado por un accidente aéreo cerca de Medellín, Colombia, el 28 de noviembre del año pasado. El avión llevaba a bordo 77 personas, entre directivos, jugadores y periodistas, de las que sólo sobrevivieron seis, entre las cuales tres futbolistas: Neto, Jackson Follmann y Alan Ruschel. El equipo había viajado a Colombia para disputar la final de la Copa sudamericana.
El Papa saludó al Chapecoense al término de la audiencia general de los miércoles, que el grupo brasileño pudo seguir desde el sagrato de la Plaza de San Pedro, en una posición privilegiada. Francisco, que había mencionado al equipo a la hora de los saludos a los fieles de lengua portuguesa, abrazó y bendijo a miembros del equipo, dirigentes, técnicos y a algunos familiares de las víctimas del desastre aéreo, que llevaban fotos de sus seres queridos.
El Papa bendijo especialmente a dos jugadores sobrevivientes al terrible accidente, Jackson Follmann -que sufrió la amputación de parte de su pierna derecha- y Alan Ruschel, defensor que ha vuelto a jugar después de nueve meses de la catástrofe. Recibió de regalo una pelota con los colores del equipo, blanco y verde, y posó, finalmente, para una foto de grupo, unas 85 personas en total.
"Este es un día de gracia para todos nosotros", dijo David Plinio de Nes, presidente del Chapecoense, a la Radio Vaticana. "El papa Francisco nos hizo sentir su amor desde el trágico momento del accidente aéreo. En el momento más difícil de nuestra vida, su cercanía nos dio la fuerza para seguir adelante. Hoy el equipo está, poco a poco, recuperándose de esas heridas y hoy recibimos la bendición del Papa y por esto le agradecemos a Dios", agregó.
El Chapecoense el viernes jugará contra la Roma en el Estadio Olímpico, en un partido benéfico para recaudar fondos para el equipo.
Fuente: GDA/La Nación