Fue en julio de 1967 que empezaron a aparecer titulares en los diarios ingleses diciendo que el Puente de Londres estaba a la venta. Los londinenses no podían creerlo... pero resultó ser cierto.
El puente de Londres, conocido por muchos niños en todo el mundo gracias a la canción de cuna (London bridge is falling down), no se estaba cayendo precisamente.
Pero sí estaba a punto de ser desmantelado piedra por piedra y reemplazado por uno nuevo.
Curiosamente, el que querían cambiar hasta hacía poco había sido llamado el Nuevo Puente de Londres.
Inaugurado por el rey William VI en 1831, el puente en cuestión había reemplazado a uno medieval.
Tuvo que ser reemplazada ya que el puente no podía soportar el tráfico moderno de los años 60, en Londres. (Foto: Getty Images)
No obstante, para los años 60 no podía soportar el tráfico moderno y se estaba hundiendo en el río Támesis.
Su mantenimiento era demasiado caro, así que se tomó la decisión de desmontarlo y vender sus partes.
Pero a un político local llamado Ivan Luckin le pareció que había que salvarlo.
Su amigo y colega Archie Galloway recuerda que "estaba convencido de que la Ciudad encontraría a un comprador si lo ponía a la venta, por su valor histórico y por la canción de cuna".
"Se burlaron de él cuando lo propuso", le cuenta Galloway. "En chiste, le preguntaron por cuánto lo iba a vender. Él levantó un dedo y les respondió: un millón de libras esterlinas".
Se siguieron riendo, pero el puente se puso en venta.
--- Un puente viejo para una ciudad nueva ---
Al principio no hubo mucho interés, aparte de una niña de California quien envió una carta con un dólar para comprar una pequeña piedra y un telegrama de cuatro hombres de las Islas Vírgenes Británicas ofreciendo US$100.
Luckin, no obstante, estaba seguro de que a los estadounidenses les iba a interesar así que se embarcó en una gira por Estados Unidos para hacerle publicidad a lo que veía como una oportunidad única.
"Partió armado con un folleto ilustrado y lustroso, y pasó la mayoría del tiempo en Nueva York, que fue donde se cerró el trato", dice Galloway.
Y ese trato fue hecho con Robert P. McCulloch, un industrialista estadounidense que estaba construyendo una ciudad entera al lado del lago Havasu en Arizona.
McCulloch necesitaba un puente y esta imagen del National Archives and Records Administration ilustra por qué. (Foto: Charles O'Rear, 1941)