Parece que a Elon Musk se le viene la noche. Después de que Business Insider cuestionara su forma de manejar Tesla -”cada vez es más claro que se trata de una empresa de carros como cualquier otra”-, un grupo de accionistas lo denuncian frente a una corte de San Francisco.
El origen de la causa es un tuit del 7 de agosto del 2018. “Estoy considerando privatizar Tesla por 420 dólares [la acción]. Financiación asegurada”, escribió Musk sin tener en consideración que dicha tasación haría que el valor de la empresa disminuyera. De allí que se le acuse de manipular el mercado a su favor y que, en esa publicación, mintió porque tal comprador no existía. Si bien es cierto que el valor de las acciones aumentaron ese día en un 11%, recuerda “El Diario.es”, también lo es que luego cayó hasta los US$ 263.
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Pero los inversionistas de Tesla no son los primeros en llevar a Musk a juicio. Durante el mismo 2018, la Comisión de la Bolsa y Valores de Estados Unidos comprendió que su publicación no era necesariamente legal. Sin embargo y para evitar mayores investigaciones, el magnate llegó a un acuerdo, pagó una sanción de US$ 20 millones y renunció a ser presidente del consejo de administración por tres años.
La semana pasada y con el nuevo juicio en proceso, Musk se excusó: “Solo porque tuiteé algo no significa que la gente lo crea o vaya a actuar en consecuencia”.
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Los otros frentes judiciales
Elon Musk -la primera persona en perder US$ 200 mil millones de riqueza, según Bloomberg- tampoco ha pagado el alquiler de las oficinas de Twitter. Las denuncias llegan de varias partes del mundo. En San Francisco, donde opera la sede central de la plataforma, lo acusan de deber 136.250 dólares. La notificación le habría llegado el 16 de diciembre, casi tres meses después de completar la compra de la red social.
Similar situación se viviría en Singapur. Según apunta “El Economista”, de un momento para otro, Twitter avisó a sus empleados que debían recoger sus pertenencias de la oficina lo más rápido posible y empezar el teletrabajo. Según el periodista Casey Newton, fue una respuesta a que el casero los quería “fuera del edificio”. Sin embargo, un vocero de la empresa dueña del inmueble (Capital Green) afirmó que la red social sigue siendo su inquilina.
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Pero la denuncia que sí está confirmada es la del Crown Estate, que tal como dice su nombre, le pertenece a la familia real británica y se dedica a gestionar sus propiedades. Según ella, Twitter dejó de pagar el alquiler de su sede en Londres, un predio que ocupa desde el 2014.
Tal como se recuerda, desde que Musk se hizo con Twitter, aplicó una estrategia dura de recorte presupuestal -que redujo su planilla de 7 mil a 2.300 empleados, y que lo hizo subastar parte del mobiliario de la empresa-. Sin embargo, habría que cuestionar la ética de no pagar por bienes y servicios básicos para el funcionamiento de la empresa, tales como el papel higiénico de las sedes.