“Una oscura sombra se cierne sobre esta Navidad”. Las palabras del presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, en su tradicional discurso por estas fiestas reflejan con crudeza el ambiente que se vive en la nación europea tras el atentado perpetrado hace cuatro días en una ciudad del oriente del país.
“A muchos en estas Navidades les pesa el corazón. Muchos están conmocionados, se sentirán inseguros, quizá tendrán miedo. Todas estas emociones son comprensibles, pero no nos deben dominar, y no nos deben paralizar”, se explayó Steinmeier en su alocución en este día de Nochebuena, haciendo también un llamado a la unidad de todos.
El ataque de hace unos días llega, además, en un momento político y electoral complejo para Alemania. El 23 de febrero del 2025 se celebran elecciones legislativas. El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), que critica la acogida de cientos de miles de refugiados, cuenta con cerca del 20% de la intención de voto y está por delante de la formación SPD del actual jefe del Gobierno.
Hace ocho años el atropello masivo fue en un mercado navideño en Berlín, con un saldo de trece muertos. Esta vez le ha tocado vivir el horror a Magdeburgo, donde se reportaron cinco muertes, y tras lo cual varias ciudades alemanas cancelaron el último fin de semana sus ferias al aire libre como medida de precaución y en solidaridad con las víctimas. El temor entre la ciudadanía y la clase política es que este último ataque acentúe las divisiones en una sociedad alemana ya polarizada en torno a la cuestión migratoria.
Se sabe que el atacante, el médico saudita Talel Jawal al Abdulmohsen, era un apóstata del Islam que desarrolló, primero, un odio contra su religión de origen y, luego, contra Alemania por presuntos planes para islamizar a Europa. Un perfil ciertamente extraño que descolocó a Volker Wissing, uno de los ministros del gobierno federal: “Las declaraciones políticas [del asesino] eran tan confusas que no encajan en ninguno de los patrones de las autoridades”.Una respuesta bastante criticable y ligera, cabe decir, para venir de una autoridad gubernamental..
A ello se suma el hecho de que Arabia Saudita había pedido a Alemania la extradición del criminal por delitos previos. El reproche de la opinión pública saltó de inmediato: ¿Por qué no hubo reacción en los organismos estatales? El hombre de 50 años -actualmente detenido- vivía desde el 2006 en el país teutón como refugiado y diez años después se le concedió el asilo político. Según sus incursiones en redes sociales, en los últimos años ayudó a jóvenes mujeres sauditas a huir de su país.
Tras el colapso del gobierno del canciller Olaf Scholz hace unas semanas, el país germano celebrará elecciones anticipadas en febrero y aunque los partidos moderados insten a “no dejarse contagiar por el odio” o recuerden que “la mentira es más rápida que la verdad”, las agrupaciones extremistas sacarán partido a sus planes radicales en seguridad y migración..Justamente AfD convocó este lunes 23 una manifestación en Magdeburgo, que congregó a miles de personas, bajo este discurso: “No necesitamos frases tópicas de los políticos que son responsables de todos sino un lenguaje claro”.