Los soldados se llevaron a los bebés recién nacidos envueltos en mantas manchadas de sangre a un lugar seguro. Foto: AFP / STR
Los soldados se llevaron a los bebés recién nacidos envueltos en mantas manchadas de sangre a un lugar seguro. Foto: AFP / STR
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BBC News Mundo

Madres, recién nacidos y enfermeras están entre las víctimas de un brutal ataque a una sala de maternidad en la capital de Afganistán, Kabul.

Hombres armados atacaron este martes el hospital Dasht-e-Barchi, dejando al menos 24 muertos, según un balance actualizado este miércoles.

"Los atacantes disparaban a cualquiera en este hospital sin ninguna razón", le dijo a la agencia Reuters Ramazan Ali, un vendedor que vio comenzar el ataque.

Un médico que logró huir le dijo a la BBC que cerca de 140 personas estaban en el hospital cuando llegaron los hombres armados. El hospital es operado por la organización internacional Médicos sin Fronteras.

Las fuerzas especiales afganas rescataron a 100 mujeres y niños, incluidos tres extranjeros, le dijo un funcionario a la BBC.

Imágenes de la escena mostraron a los soldados que llevaban bebés recién nacidos envueltos en mantas manchadas de sangre a un lugar seguro.

Familiares de unos 15 bebés cuyas madres fallecieron esperan noticias de lo que les sucederá a los pequeños.

Los tres atacantes, que según reportes accedieron al lugar disfrazados de policías, fueron abatidos por personal de seguridad después de una batalla que duró horas.

Condena

El ataque, que hasta el momento no ha sido reivindicado por ningún grupo, provocó una condena generalizada.

"¿Quién ataca a recién nacidos y madres? ¿Quién hace esto?", tuiteó Debra Lyons, jefa de la misión de la ONU en Afganistán.

“Cualquier ataque contra inocentes es imperdonable, pero atacar a bebés y mujeres que están dando a luz... Es un acto de pura maldad”, dijo, por su parte, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo.

Familiares aún están intentando saber qué pasó con sus seres queridos. Foto: REUTERS/Omar Sobhani
Familiares aún están intentando saber qué pasó con sus seres queridos. Foto: REUTERS/Omar Sobhani
/ OMAR SOBHANI

En otro incidente en el mismo día en Afganistán, un atacante suicida mató al menos a 32 personas en un funeral en Nangarhar, en el este del país.

Los ataques muestran la fragilidad de los esfuerzos por poner fin a décadas de guerra.

De hecho, el presidente Ashraf Ghani ordenó la reanudación de las operaciones ofensivas contra elo talibán y otros grupos militantes, a quienes acusó de ignorar los repetidos llamamientos para reducir la violencia.

Este no es el primer ataque a un hospital. En 2017, hombres armados de Estado Islámico vestidos como personal médico atacaron el principal centro médico militar de Kabul, dejando 50 muertos.

Pero el talibán también ataca hospitales. En septiembre pasado, 20 personas murieron después de que un camión lleno de explosivos fuera detonado por militantes del grupo afuera de un hospital en la provincia sureña de Zabul.

Entre las víctimas hay bebés, madres y trabajadores sanitarios. Foto: REUTERS/Mohammad Ismail
Entre las víctimas hay bebés, madres y trabajadores sanitarios. Foto: REUTERS/Mohammad Ismail
/ MOHAMMAD ISMAIL

Sacudida a la frágil esperanza

Análisis de Lyse Doucet, corresponsal de la BBC

Incluso en un país que ha visto lo peor de lo peor, este salvaje ataque contra bebés recién nacidos y sus madres ha conmocionado y sacudido la frágil esperanza de que este sea el año en que Afganistán finalmente comience a girar hacia la paz.

Las imágenes de las fuerzas especiales llevándose a los bebés a un lugar seguro permanecerán en la memoria de aquellos que han pedido repetidamente un alto el fuego, especialmente cuando los afganos están luchando contra otro enemigo mortal, el covid-19.

A pesar de que el Talibán ha negado que este horrible ataque fuera obra suya, la denuncia del presidente Ghani refleja la ira y la frustración de muchos.

Algunos temen que grupos como Estado Islámico, que intenta crear una brecha aún mayor entre el Talibán y el gobierno, también hayan acabado, por ahora, con lo que fueron lentos e inciertos pasos hacia las conversaciones de paz.

Y para aquellos que nunca han confiado en el compromiso del Talibán, este último ataque solidifica su determinación de seguir luchando.


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