Hong Kong, EFE
Cientos de miles de personas se manifestaron hoy en Hong Kong para exigir plena libertad democrática para el territorio y menos intervención del Gobierno de China en asuntos políticos, con motivo del XVII aniversario del retorno de la excolonia británica bajo soberanía china.
La manifestación, una de las más multitudinarias en la Historia de la ciudad, se produce en un tenso momento de relaciones entre China y la región autónoma, donde amplios sectores piden sufragio universal para los comicios de 2017, tal y como el Ejecutivo chino prometió en 1997.
Aunque la policía cifró solo en 92.000 los asistentes a la marcha, se calcula que fueron muchos más -500.000, según datos preliminares de los convocantes- los que participaron en ella.
Prueba de ello es que, cinco horas después de que arrancara, miles de personas aún no habían podido moverse del punto de partida, debido a la gran asistencia.
Los manifestantes, en su mayoría vestidos de blanco y a los que no frenaron ni la lluvia ni el fuerte calor y la humedad, recorrieron casi cuatro kilómetros en las principales calles de la ciudad.
La marcha, organizada por el Frente Civil de Derechos Humanos, fue seguida de cerca por 4.000 policías, un despliegue inédito para una ciudad que no llega a los ocho millones de habitantes.
Muchos establecimientos comerciales en las calles donde se llevó a cabo la manifestación y en zonas aledañas optaron por cerrar sus puertas, ante la avalancha humana.
Muchos de los manifestantes habían participado los pasados diez días en un referéndum no oficial a favor de la libre elección democrática de su próximo líder político, que recogió cerca de 800.000 votos, ocho veces más de lo esperado por sus organizadores.
Por medio de esta votación, el grupo de activistas "Ocupar el distrito Central Con Amor y Paz" (OCPL), que reivindica desde hace un año el derecho al sufragio universal, atrajo la atención local, internacional y la del Gobierno Chino.
El régimen comunista, a través de editoriales de su prensa afín, dejó en claro que el referéndum, en el que participó una cuarta parte del electorado de Hong Kong, era ilegal.
El siguiente paso del OCLP en su línea de reivindicaciones, y el principal objetivo desde su creación, es bloquear temporalmente el distrito de Central, el corazón financiero de la ex colonia, a través de un plantón.
Es esta una iniciativa que ha causado controversia entre sectores políticos, financieros y comerciales, por temor a las consecuencias económicas y de negocios que eso pudiera atraer a uno de los principales núcleos financieros de Asia.
Las reivindicaciones públicas contra el control del Gobierno comunista se intensificaron después de que el pasado 10 de junio el régimen chino hiciera público el llamado "Libro Blanco de Hong Kong", un documento que afirmaba que la autonomía de la ex colonia debía estar supervisada por Beijing.
Muchos activistas vieron en el documento, el primero de este tipo en 17 años de soberanía china, una amenaza de intervención política en los asuntos del territorio y una violación del principio "un país, dos sistemas".
Tal principio otorga, desde el retorno de Hong Kong a China, autonomía plena a la ex colonia en todas las competencias, exceptuando defensa y asuntos exteriores.
La manifestación del primero de julio, día en que se conmemora el retorno a China tras 150 años bajo soberanía británica, se celebra anualmente desde 1997, aunque el seguimiento de las marchas ha variado cada año al ritmo que lo hacían las relaciones entre el territorio y Beijing.