Beijing. [AP]. Inspectores con trajes de protección iban puerta a puerta el miércoles en el epicentro del brote del coronavirus en China para localizar a todas las personas infectadas de la ciudad más golpeada por una epidemia que daba visos de amainar, con un descenso en los casos nuevos por segundo día consecutivo.
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Wuhan, donde se detectó por primera vez la nueva variedad de coronavirus, asistía al último día de la operación para identificar a cualquier persona con síntomas que no estuviera contabilizada por el gobierno.
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“Esto debe tomarse en serio”, dijo Wang Zhonglin, el recién nombrado secretario local del Partido Comunista.
“No hay nada más importante que la vida humana”, señaló en declaraciones publicadas por el gobierno de Hubei, la provincia donde se encuentra Wuhan. “Si se encuentra un solo caso nuevo (después del miércoles), los líderes de distrito rendirán cuentas”.
Sus declaraciones se publicaron en el sitio web de la provincia, junto a la declaración: “Si las frases no se movilizan, es imposible ganar una guerra del pueblo”.
Los nuevos casos de coronavirus en la China continental siguieron bajando, con 1.749 infecciones más y 136 muertes.
Aunque la expansión del virus en general ha perdido velocidad, la situación sigue siendo grave en Hubei. Las infecciones en la región suponen más de un 80% de los 74.185 en todo el país, y ha sufrido el 95% de las 2.004 muertes por el virus, según datos de la Comisión Nacional de Salud china.
Un total de más de 60 millones de personas en Hubei están aisladas desde el feriado del Año Nuevo Lunar el mes pasado, que suele ser el momento de más viajes en el país. Las autoridades paralizaron casi todos los transportes y la circulación de personas salvo los traslados relacionados con los esfuerzos de cuarentena, atención médica y entregas de alimentos y productos básicos. En algunos lugares se impusieron medidas de “guerra” y se prohibió a los vecinos abandonar sus apartamentos.
Las estrictas medidas siguen al descontento público por la gestión de las autoridades de Hubei cuando comenzó el brote en diciembre. Se minusvaloró el riesgo de contagios entre humanos y la policía reprendió a médicos que intentaron advertir al público. Los vecinos de Wuhan informaron de hospitales abarrotados e intentos infructuosos de buscar atención médica.
Muchos países han establecido controles de frontera y las aerolíneas han cancelado vuelos a y desde China para impedir una mayor expansión de la enfermedad, detectada en unas dos docenas de países con unos 1.000 casos confirmados fuera de la China continental.
Han muerto cinco personas fuera del país, en Hong Kong, Taiwán, Japón, Filipinas y Francia.
El diplomático chino de mayor rango llegó el miércoles a Laos para una reunión de emergencia con sus homólogos del sureste asiático, que han expresado su preocupación por el brote.
En Hong Kong, un portavoz del Princess Margaret Hospital informó de la segunda muerte en la ciudad, que ha registrado 62 casos. El fallecido era un hombre de 70 años con problemas de salud previos, según medios.
Mientras tanto, los pasajeros del crucero Diamond Princess empezaron a abandonar el barco tras una criticada cuarentena de dos semanas a bordo del barco, amarrado en Japón.
El gobierno nipón confirmó otros 79 casos entre los tripulantes, lo que eleva el total a 621, el grupo más grande fuera de China.