La cuarentena obligatoria ya llegó al segundo país más poblado del mundo.
El gobierno de India ordenó este martes a sus más de 1.300 millones de habitantes que permanezcan en sus casas durante tres semanas para frenar la propagación del coronavirus.
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Según anunció el primer ministro, Narendra Modi, se trata de un "encierro total" para "salvar" al país, "a sus ciudadanos, a las familias".
“Es imposible imaginar el costo que India tendrá que pagar si continúa su comportamiento irresponsable. El distanciamiento social es la única opción para combatir el coronavirus”, afirmó el gobernante.
Soutik Biswas, corresponsal de la BBC en India, señala que se trata de una medida “sin precedente” y que responde al temor del gobierno ante una proyección matemática nada promisoria.
Aunque hasta este martes India había reportado 519 casos y 10 muertes (una cifra muy baja teniendo en cuenta su población y cercanía con China), un escalofriante modelo sugiere que el país podría llegar a unos 300 millones de casos, de los cuales cuatro o cinco millones podrían ser graves.
Pero el hecho de decretar un confinamiento total en el segundo país más poblado del mundo es un desafío titánico para las autoridades.
¿Cómo se puede lograr que tantas personas permanezcan más de 20 días confinadas en uno de las naciones más caóticas y superpobladas del mundo?
Los grandes desafíos
De acuerdo con Biswas, la necesidad de imponer medidas draconianas para frenar el virus tiene mucho que ver con lo abarrotado y densamente poblado que está el país.
Y es que en India tanto sus espacios públicos como privados están llenos.
“La densidad de población y la gran cantidad de personas pobres lo hacen muy vulnerable a la fácil propagación de una enfermedad tan fácilmente transmisible”, explica a la BBC el politólogo Rahul Verma.
Con 450 personas por kilómetro cuadrado, India es uno de los países más densamente poblados del planeta.
Algunos de los estados pobres del norte, como Bihar y Uttar Pradesh, tienen casi el doble de personas por kilómetro cuadrado.
Los hogares indios suelen tener entre 4 y 5 personas por familia, en comparación con un promedio de 2-3 personas en una casa estadounidense promedio. Además, la mayoría de ellas tienen una persona mayor de 60 años, una menor de 18 y otras dos de edades intermedias.
Esto significa que tres generaciones a menudo viven juntas, por lo que una persona infectada en una familia implica la posibilidad de propagación generalizada en el hogar.
"Encerrar a toda la familia para salvar a los ancianos que son los más vulnerables posiblemente tenga sentido", opina Biswas.
Problemas de infraestructura
La cantidad de personas y la falta de espacio es otro problema a considerar
Alrededor del 75% de los hogares indios con un tamaño promedio de cinco miembros (unos 900 millones de personas en total) vive en espacios de dos habitaciones o menos.
Mientras, en hogares pobres es común que tres personas vivan en una habitación individual.
Luego está el tema del transporte público.
Entre el 85% y el 90% de las personas que utilizan la concurrida red ferroviaria viaja en hacinados vagones de segunda clase.
De ahí que cerrar los ferrocarriles, como ya hizo el gobierno, era una de las medidas necesarias para contener la propagación del virus.
La cultura
Pero según Biswas, hay factores culturales que tampoco son favorables en tiempos de pandemia.
Y es que la práctica de la religión en India es principalmente un ejercicio comunitario que se manifiesta a través de oraciones, congregaciones y funciones musicales religiosas.
Es por eso que el gobierno ha cerrado expresamente todos los lugares de culto y anunció que “no se permitirán congregaciones religiosas, sin excepción”.
Solo se salvan en parte los funerales, aunque el gobierno limitó su afluencia a no más de 20 personas.
"Las implicaciones de un confinamiento total en India son enormes, económica y socialmente, por ser una nación donde la comunidad lo es todo y donde ir a un templo, mezquita o iglesia es parte esencial de la vida diaria de muchos", explica Rajini Yaidyanathan, corresponsal de la BBC en el sur de Asia.
El politólogo Neelanjan Sircar, si bien cree que es esencial prohibir aglomeraciones y festivales o cerrar el transporte público, teme que este tipo de medidas requieren una planificación precisa para garantizar que las líneas de suministro a más de 1.300 millones de personas no se vean interrumpidas.
Y que, como consecuencia, esto no genere pánico ni disturbios sociales.
En una economía en gran parte informal, el confinamiento significa pérdidas de ingresos para decenas de millones de personas.
"Es un desafío enorme y sin precedentes para el gobierno de Modi", opina Biswas.
Sircar, por su parte, advierte de las potenciales consecuencias a nivel social.
“Podemos estar en pie de guerra, pero las guerras han causado hambrunas en India. Si los costos son demasiado altos, la gente romperá la cuarentena y sufrirá mucho”.
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