Un automóvil que fue quemado cerca de una estación de combustible en Nueva Delhi, India. (REUTERS / Rupak De Chowdhuri).
Un automóvil que fue quemado cerca de una estación de combustible en Nueva Delhi, India. (REUTERS / Rupak De Chowdhuri).
Redacción DT

Nueva Delhi [EFE]. Los esqueletos de carros devorados por las llamas y el suelo pavimentado de cascotes dejan entrever la peor violencia comunitaria vivida desde hace décadas en , donde en los últimos dos días han muerto al menos 27 personas y más de 200 han resultado heridas, en su mayor parte por disparos.

La tensión es palpable en el noreste de la ciudad donde estallaron los choques entre hindúes y musulmanes, desencadenados en el ámbito de meses de protestas contra una controvertida ley, mientras que las familias de las víctimas apenas contenían su dolor en la morgue del principal hospital de la zona.

LOS MUSULMANES DENUNCIAN UNA OLA DE VIOLENCIA ORGANIZADA

La violencia se desencadenó el pasado fin de semana cuando un grupo de manifestantes bloqueó la carretera principal del barrio de Jaffrabad como protesta contra una ley que busca dar la ciudadanía a inmigrantes irregulares de Pakistán, Bangladesh y Afganistán, pero excluye a los musulmanes.

“Cerramos la carretera durante dos días, pero llevamos protestando casi dos meses”, explicó a Efe este miércoles una de las mujeres que participaron en la protesta, oculta bajo un largo velo negro y que pidió el anonimato por miedo a represalias.

Más al norte se encuentran las áreas más afectadas por la violencia, donde ardieron decenas de tiendas y las calles fueron tomadas por turbas armadas con palos y pistolas.

La mujer explicó que los problemas comenzaron cuando Kapil Misra, un líder de la formación nacionalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP), organizó una manifestación a favor de la ley muy cerca de la protesta de Jaffrabad y pronunció un discurso incendiario.

“El líder del BJP Kapil Misra trató de llamar a la violencia y la policía cargó contra nosotros en vez de contra los que estaban causando problemas”, relató a Efe Rahu, un joven del barrio.

Los vecinos acusan a la formación gobernante del primer ministro, Narendra Modi, y al grupo extremista Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS) de organizar un verdadero pogromo contra los musulmanes.

“La gente estaba cantando Jai Shri Ram (gloria al dios Ram), no sabemos de dónde vinieron”, dijo Rahu, un eslogan que se ha convertido en el grito de guerra del nacionalismo hindú.

Los vecinos coinciden en denunciar la falta de acción de la Policía a la hora de controlar las protestas, que tuvieron lugar al mismo tiempo que, como parte de una visita oficial de dos días.

Modi, ocupado en recibir por todo lo alto al dignatario estadounidense, rompió su silencio este miércoles en Twitter llamando “a mis hermanos y hermanas de Delhi a mantener la paz”.

El portavoz de la policía delhí, Mandeep Randhawa, informó por su parte en una rueda de prensa que el número de fallecidos ascendía este miércoles a 27 y el de heridos supera los dos centenares, al tiempo que reveló que hasta el momento han arrestado a 106 personas por los incidentes.

“LA BALA LE ENTRÓ POR LA GARGANTA”

Desde la morgue del hospital GTB, a unos veinte minutos de Jaffrabad y donde han sido trasladados la mayor parte de fallecidos y heridos, también Hamir Singh Chauhan llamó entre lágrimas a poner fin a la violencia.

"Estas revueltas deberían acabar, nadie debería haber muerto", explicó.

Hace dos días que Chauhan y su familia esperan frente a la morgue para recuperar el cadáver de su sobrino, Rahul Solanki, de 26 años de edad, uno entre los al menos veinte fallecidos en la violencia.

El joven fue asesinado el lunes por la tarde cuando salió a comprar leche en su barrio, donde viven tanto hindúes como musulmanes, y "miles de malhechores aparecieron de la nada", explicó.

"No sabemos quiénes eran, muchos llevaban cascos y había miles. Eran musulmanes", afirmó el hombre, de confesión hindú, antes de precisar que falleció a causa de un disparo de bala.

"La bala le entró por la garganta", dijo Chauhan, rodeado de otras familias que esperan también poder recuperar los cuerpos sin vida de sus seres queridos.

El hospital ha recibido además a decenas de heridos, en su gran mayoría por disparos, según fuentes médicas que pidieron el anonimato, y la entrada de urgencias era escenario el miércoles de un ir y venir frenético.

LA PEOR VIOLENCIA EN DELHI EN DÉCADAS

¿Cómo puede ocurrir algo así en Delhi en 2020? La pregunta circula, sin respuesta, tanto entre los vecinos de las zonas afectadas y los familiares de las víctimas.

El estado occidental de Gujarat fue escenario en 2002, con Modi a la cabeza del Gobierno regional, de matanzas contra más de un millar de musulmanes, pero hay que remontarse a 1984 para encontrar un estallido de violencia comunitaria similar en la capital.

El 31 de octubre de 1984 la entonces primera ministra Indira Gandhi fue asesinada cerca de su residencia por dos guardias sijs de su propia seguridad personal. Pocas horas más tarde, turbas encolerizadas salían a las calles para clamar venganza, causando la muerte de 2.733 sijs.

“No podemos permitir que ocurra en esta ciudad otro escenario como el de 1984”, advirtió el miércoles un juez del Tribunal Superior de Nueva Delhi.

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