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Agencia AFP

El Senado de decidió este martes flexibilizar las exigencias para y devolvió a la Cámara de Diputados un proyecto de ley que según los directivos de esta aplicación de transporte privado iba a inviabilizar sus actividades en uno de sus principales mercados globales.

El texto, que había salido de la cámara baja en abril, fue finalmente aprobado por los senadores pero con varias enmiendas que suavizan las obligaciones para este tipo de compañías, acusadas por los sindicatos de taxistas como una competencia desleal.

"Buscamos consenso entre Uber y los taxistas. Hablé con ambos lados y tratamos de llegar a un equilibrio", afirmó a periodistas el legislador Eduardo Lopes, a cargo del proyecto en el Senado.

"Ahora vuelve a la Cámara [de Diputados] y la Cámara decidirá", zanjó.

Del nuevo texto quedó fuera la exigencia de que las autoridades municipales tuvieran que dar una licencia a estas aplicaciones, o la que estipulaba que los conductores precisaban ser dueños de los vehículos, algo que ni siquiera se aplica a los taxis.

Ambas figuraban entre los principales reclamos de Uber, cuyo presidente ejecutivo, Dara Khosrowshahi, estuvo reunido este martes en Brasilia con varias autoridades locales, como el ministro de Hacienda Henrique Meirelles, para proteger a uno de los principales cinco mercados globales de la empresa.

"El proyecto como salió del Senado es equilibrado", afirmó de su lado Matheus Moraes, director de comunicaciones de la aplicación 99, otro de los grandes actores del sector del transporte por aplicaciones de celular.

Según esta nueva versión del texto, los municipios solo fiscalizarán el servicio de estas empresas, pero no lo controlarán a través de la emisión de licencias.

Mientras los senadores negociaban para llegar a un acuerdo, el Congreso en Brasilia era protegido por un cordón policial y barreras de contención separaban a los grupos de taxistas de los conductores de aplicaciones como Uber, 99 y Cabify, muy populares en el mayor país de Sudamérica.

El interior, las diferencias entre los partidos derivaron en largas horas de negociaciones a puerta cerrada y acaloradas discusiones, que llegaron a hacer dudar de si la votación se extendería a otra jornada.


- Tensión -

Pero para el creciente sector de las aplicaciones de transporte privado había mucho en juego. Así lo había avanzado el propio CEO de Uber en una entrevista publicada por el diario O Estado de Sao Paulo, donde afirmó que el proyecto tenía "potencial para restringir el trabajo de los 500.000 chóferes" de la compañía en el país.

"Eso va a hacer caer nuestro número de conductores drásticamente y llevará a Brasil a la realidad que tenía diez años atrás, cuando solo existían los taxis", agregó.

Mientras, el senador Lindbergh Farias, del izquierdista Partido de los Trabajadores, autor de la iniciativa en la cámara baja, criticaba a la plataforma por cobrar una tasa muy elevada a los chóferes y pedía avanzar con la votación: "Este proyecto no termina con Uber".

Y en las calles, los conductores de las plataformas mostraban preocupación.

"Las aplicaciones van a dejar de ser viables tal como existen hoy. Quieren que los vehículos dejen de ser particulares y se conviertan en taxis", dijo a la AFP Cleber André, de 36 años, que trabaja para Uber a tiempo completo.

"Cada municipio podrá decidir cuántas licencias libera. Quedaríamos en las manos de los gobiernos locales que podrían limitar el cupo a mil licencias, o cien o diez", añadió.

Los vehículos particulares que pasaban por el lugar tocaban sus bocinas para manifestar su apoyo o su rechazo a los manifestantes en pugna.

Para Marcos Gomes, taxista de Sao Paulo, de 41 años, Uber simplemente quiere evitar ser regulado, desconociendo que su irrupción en el mercado de servicios de transporte puso en riesgo los ingresos de muchos trabajadores.

"La intención de Uber es venir y sacar a los taxis del mercado para tener el monopolio del mercado y estamos luchando para salvar nuestra profesión", dijo.

Muy popular en Brasil, la compañía estadounidense tiene más de 500.000 conductores y 18 millones de usuarios en el gigante sudamericano, según datos de la propia empresa.

Uber opera en más de 600 ciudades del mundo, en muchas de las cuales enfrenta resistencias.

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