La exprimera dama Sandra Torres Casanova y el diputado Bernardo Arévalo de León se enfrentarán en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Guatemala el próximo 20 de agosto, tras los resultados de los comicios celebrados el domingo. Torres Casanova, de 67 años, obtuvo el primer lugar de los comicios, donde por tercera vez consecutiva con su partido, la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), aseguró su participación en la segunda vuelta. La exesposa del expresidente Álvaro Colom Caballeros (2008-2012) suma el 15,3 % del total de votos emitidos para presidente en Guatemala, escrutadas el 89 % de las mesas electorales.
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Hace cuatro años, en las elecciones de 2019, la exprimera dama sucumbió en la segunda vuelta ante el actual presidente, Alejandro Giammattei. Y ocho años atrás, en 2015, también perdió frente al comediante Jimmy Morales (2016-2020).
“Estoy muy agradecida, primero con Dios y luego con la gente que siempre nos ha respaldado y apoyado”, dijo Torres Casanova en una conferencia de prensa en un hotel de la Ciudad de Guatemala, tras conocer los primeros resultados.
“Vamos a ganar, contra quien sea”, añadió la ex primera dama en referencia a la segunda vuelta electoral, programada para el 20 de agosto.
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Contra todos los pronósticos
En segundo lugar Bernardo Arévalo de León acumula el 12, % del total de votos de la mano de la agrupación política Semilla, nacida de la lucha anticorrupción en Guatemala en 2015.
Las encuestas señalaban que Arévalo de León, actual diputado, obtendría un séptimo u octavo puesto, pero el apoyo en las áreas urbanas fue trascendental para su acceso a una segunda vuelta.
A ello se suma la caída de popularidad en las candidaturas del exdiplomático Edmond Mulet y de la hija del dictador golpista Efraín Ríos Montt, Zury Ríos Sosa.
Los sondeos advertían que Mulet y Ríos Sosa se disputarían el segundo lugar. Sin embargo, ninguno superó el 7% del total de votos.
Disturbios
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) registró cinco incidentes, pero en dos hubo enfrentamientos entre pobladores y policías que lanzaron gas lacrimógeno para disolver las protestas por supuestas anomalías en las elecciones.
Los disturbios se registraron en San José del Golfo, al noreste de la capital, donde fue suspendida la votación, así como en San Martín Zapotitlán, al sur de la Ciudad de Guatemala, según la entidad electoral.
Giammattei, quien votó media hora antes del cierre de los centros de sufragio, no hizo comentarios sobre las denuncias de supuestas irregularidades y culpó a grupos opositores de haber incitado a la violencia durante la jornada.
“Estamos tratando de controlar todo [los disturbios] lo más pronto posible”, declaró Giammattei, quien llega al fin de su mandato de cuatro años con 76% de desaprobación, según las encuestas.
“Son la misma cosa”
Los guatemaltecos votaron sin grandes ilusiones en estos comicios, que fueron observador por misiones electorales de la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos.
“Votamos con gusto y después los presidentes son la misma cosa”, declaró a la AFP María Chajón, de 53 años, quien sufragó en el municipio de San Juan Sacatepéquez, situado a unos 20 km al oeste con la capital y habitado mayoritariamente por indígenas.
También funcionaron centros de votación en 15 ciudades de Estados Unidos, donde viven 2,8 millones de guatemaltecos.
Además, en estos comicios deben ser elegidos 160 diputados, 340 alcaldes y 20 representantes al Parlamento Centroamericano.
Ninguno de los principales candidatos promueve legalizar los matrimonios del mismo sexo ni el aborto, que solo está permitido si hay riesgo de vida para la madre, tras una campaña con todo tipo de promesas y frecuentes invocaciones a Dios.
Persecución a fiscales y periodistas
El sistema democrático navega por aguas turbulentas en Guatemala, con control sobre el poder judicial, procesos a periodistas, exclusión de candidatos y persecución a fiscales que combatieron la corrupción.
Hace dos semanas, el dueño de un diario crítico del gobierno, José Rubén Zamora, fue condenado a seis años de prisión por lavado de dinero, en un juicio denunciado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Su rotativo, fundado en 1996, dejó de publicarse el 15 de mayo.
La Asociación de Periodistas de Guatemala documentó 117 casos de violaciones a la libertad de prensa en 2022, entre las que destacan acoso judicial, limitaciones para coberturas y casos de exilio.
Estados Unidos, la Unión Europea, agencias de la ONU y organizaciones de derechos humanos han denunciado la persecución a periodistas y fiscales.
Además, las autoridades electorales y judiciales excluyeron de la contienda presidencial a dos aspirantes con opciones: al empresario derechista Carlos Pineda y a la indígena de izquierda Thelma Cabrera.
Esto ha provocado desconfianza y desinterés por los comicios, lo que explicaría el récord de 13,5% de ciudadanos que pretenden votar nulo. En la primera vuelta de 2019 los nulos fueron 4,1%.
Para analistas y oenegés, Guatemala vive un retroceso al autoritarismo como reacción de poderosos sectores político y empresariales a la labor de la Comisión Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), un ente avalado por la ONU que ayudó a destapar sonados casos de corrupción, entre 2007 y 2019.
El entonces presidente derechista Jimmy Morales puso fin a la CICIG en 2019 y Giammattei no intentó resucitarla.
Los grupos que habían perdido poder con la CICIG “regresaron con mayor fuerza”, indica a la AFP Edie Cux, jefe del capítulo local de la ONG Transparencia Internacional.
A pesar de los cuestionamientos, Giammattei afirmó el viernes que Guatemala tiene “una democracia sólida”.
“La necesidad obliga a emigrar”
También habrá centros de sufragio en 15 ciudades de Estados Unidos, donde viven 2,8 millones de guatemaltecos, aunque solo 90.000 están registrados para votar.
La pobreza y la violencia impulsan a miles de guatemaltecos a emigrar a Estados Unidos cada año.
“La necesidad lo obliga a uno” a emigrar, dijo a la AFP Manuel Rojche, un albañil de 46 años, cuyo hijo era uno de los 19 guatemaltecos que formaban parte de los 40 migrantes que perecieron en marzo en el incendio de un centro de detención de migrantes en México.
Con 71,1% de informalidad laboral, Guatemala es uno de los países más desiguales de América Latina, según el Banco Mundial.
Unos 10,3 millones de sus 17,6 millones de habitantes viven en la pobreza y la mitad de los niños de menos de cinco años sufre desnutrición crónica, de acuerdo a la ONU.
Otro problema agobiante es la inseguridad, pues la tasa de homicidios de Guatemala triplica el promedio mundial, según la ONU.