Kim Jong-un es rodeado por un grupo de militares de Corea del Norte. (Archivo / AFP)
Kim Jong-un es rodeado por un grupo de militares de Corea del Norte. (Archivo / AFP)
Redacción EC

Seúl. Corea del Norte lanzó hoy dos misiles de corto alcance hacia aguas del Mar del Japón (Mar del Este en las dos Coreas), lo que subraya la premura del régimen de Pyongyang para que Estados Unidos ponga sobre la mesa nuevas propuestas en el atascado diálogo sobre desnuclearización.

La de hoy supone el primera prueba balística que realiza Pyongyang desde el pasado 2 de octubre, pocos días antes de la fracasada reunión con Washington en Estocolmo.

La Junta del Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur explicó que el Norte disparó “dos proyectiles de corto alcance” en dirección este desde las cercanías de la ciudad de Suncheon, situada en la provincia de Pyongan del Sur a unos 50 kilómetros al noreste de la capital norcoreana, en un comunicado.

El ejército surcoreano afirmó que los lanzamientos se detectaron a las 16.35 y 16.38 hora local, y que los misiles recorrieron unos 370 kilómetros y alcanzaron un apogeo de unos 90 kilómetros.

Por su parte, la cadena pública de radiotelevisión nipona NHK informó de que ningún proyectil cayó dentro de la zona económica exclusiva (EEZ) de Japón.

Se trata del duodécimo lanzamiento que realiza Corea del Norte este año.

A lo largo del 2019, Pyongyang ha disparado a modo de prueba proyectiles de corto alcance, incluyendo una versión autóctona del Iskander ruso o una batería lanzacohetes de grandes dimensiones.

El último ensayo de armas del régimen se produjo el pasado 2 de octubre, cuando probó un nuevo misil balístico diseñado para ser lanzado desde un submarino (SLBM).

Pese a que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha mostrado satisfecho con el hecho de que entre lo testado no se encuentran misiles balísticos de alcance intercontinental o dispositivos nucleares (la última prueba atómica norcoreana fue hace más de dos años), las pruebas implican una violación de las sanciones de la ONU.

También subrayan el persistente desarrollo del programa armamentístico norcoreano, certificando que en el proceso de desarme aún está todo por hacer.

Tras más de un año sin lanzar proyectiles de ningún tipo (coincidiendo con el giro diplomático del régimen) Pyongyang retomó la pasada primavera los ensayos balísticos, en un aparente gesto de protesta por la falta de avances en el diálogo sobre desnuclearización con Estados Unidos y la retirada de sanciones económicas que pesan sobre el régimen.

Tras la primera cumbre bilateral celebrada en Singapur en junio de 2018 solo se han producido gestos de buena voluntad entre ambas partes.

Los avances de peso siguen sin llegar y el diálogo está estancado desde la fallida cumbre de Hanói del pasado febrero, en la que Washington consideró insuficiente la oferta de Pyongyang referente al desmantelamiento de sus activos nucleares y se negó a levantar las sanciones.

Un tercera cumbre improvisada entre Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un en junio condujo a reunión de trabajo celebrada en Estocolmo a principios de octubre en la que se trató de romper el bloqueo sin éxito.

Al término de dicho encuentro Pyongyang acusó a Washington de no ofertar nada nuevo y de mantener activa la mencionada “política hostil” sobre el régimen e insistió en que la Casa Blanca tiene de plazo hasta “final de año” para modificar su estrategia negociadora.

El jefe del equipo negociador de Corea del Norte, Kim Myong-gil, indicó entonces que depende enteramente de Washington el que Pyongyang suspenda o no la moratoria autoimpuesta sobre lanzamientos de misiles de largo alcance y pruebas nucleares.

De este modo, los proyectiles lanzados hoy parecen ser un recordatorio de que el régimen le viene a conceder a Estados Unidos solo nueve semanas más para ofertar algo diferente si quiere mantener vivo el actual proceso de diálogo.

Fuente: EFE

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