Lopez fue detenido en 1981 y sentenciado a 55 años de cárcel por los cargos de conspiración sediciosa contra el Gobierno de EE.UU., uso de la fuerza en robo, transporte de armas y de explosivos con la intención de destruir propiedad gubernamental. (Foto: AP)
Lopez fue detenido en 1981 y sentenciado a 55 años de cárcel por los cargos de conspiración sediciosa contra el Gobierno de EE.UU., uso de la fuerza en robo, transporte de armas y de explosivos con la intención de destruir propiedad gubernamental. (Foto: AP)
Redacción EC

San Juan. El independentista puertorriqueño, Oscar López Rivera, quedó en libertad el miércoles luego de décadas de arresto domiciliario en un caso que lo convirtió en un mártir para sus seguidores y le ganó el odio de quienes perdieron seres queridos en una serie de ataques con bombas.


En conferencia de prensa horas después de su liberación, dijo que los militantes independentistas no odiaban a Estados Unidos y solo aspiraban la justicia y plena soberanía de la isla.

Agradeció a los gobiernos de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, así como los presidentes estadounidenses Jimmy Carter, Bill Clinton y Barack Obama por conmutar las sentencias de los “presos políticos” puertorriqueños a lo largo de los años.

Prometió viajar por la isla para “compartir ideas y promover la unidad”, pero tuvo fuertes críticas para las elites locales que, según él, han “ayudado a Washington y Wall Street” a gobernar la isla durante más de un siglo.

Vestido de camisa negra con una imagen de la bandera puertorriqueña y jeans, el hombre de 74 años ofreció una amplia sonrisa y saludó a partidarios desde el otro lado de una cerca en la casa de su hija en San Juan, antes de subirse a un jeep blanco. Escoltado por el alcalde de San Juan, iba rumbo a una oficina del gobierno para entregar la pulsera electrónica que monitoreaba sus movimientos durante su arresto domiciliario.

Unas 50 personas se congregaron en las calles frente al edificio residencial en el barrio Santurce de San Juan, sujetando flores y banderas puertorriqueñas y gritando “¡Libre al fin!”. Un coro de la Universidad de Puerto Rico entonó himnos al pasar el vehículo de López. Se organizó una feria callejera para más tarde y se espera que miles de personas acudan.

López era considerado un dirigente de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, el grupo puertorriqueño que se declaró responsable de un centenar de ataques con bombas en tiendas, edificios de gobierno, bancos y restaurantes en ciudades de Estados Unidos como Nueva York, Chicago, Washington, así como en Puerto Rico en las décadas de 1970 y 1980. Los ataques dejaron seis muertos y decenas de heridos. El FBI consideró al grupo marxista leninista como una organización terrorista.

El ataque más notorio fue el que mató a cuatro personas e hirió a 60 en Fraunces Tavern, un restaurante histórico en el distrito financiero de Nueva York.

López, veterano de Vietnam que se mudó de Puerto Rico a Chicago cuando niño, no fue condenado por participación alguna en los ataques con bombas, pero los que perdieron familiares lo consideran responsable.

“Este individuo fue convicto de dirigir al FALN, un grupo que mató gente", dijo Joseph Connor cuyo padre, Frank, murió en el ataque en Fraunces Tavern.

Si bien muchos puertorriqueños apoyan a López, son pocos los que están a favor de la independencia. Esa posibilidad recaudó menos del 6% en cuatro referéndums que Puerto Rico ha realizado sobre su estatus político.

Se anticipa que miles de personas acudirán a celebraciones en Puerto Rico en honor de la libertad del nacionalista, y además a fines de esta semana habrá otro festín en Chicago. El Desfile Puertorriqueño de Nueva York este año se realizará en su honor.

La campaña por la libertad de López había recabado el apoyo del papa Francisco, el ex presidente Jimmy Carter y el destacado dramaturgo Lin-Manuel Miranda.

"Tiene sus partidarios y sus detractores, pero lo cierto es esto: estuvo toda una vida en prisión, incluyendo 12 años en confinamiento solitario. Don Oscar pasará el ocaso de su vida en la isla por cuya independencia luchó, y eso parece apropiado", dijo Miranda en un correo electrónico.

Puerto Rico está bajo jurisdicción estadounidense desde 1898, y sus habitantes gozan de ciudadanía de Estados Unidos desde 1917. Muchos puertorriqueños han servido en las fuerzas armadas, pero no pueden votar por presidente y su representante en el Congreso tampoco tiene derecho a voto. Pagan impuestos del seguro social y de Medicare pero no federal.

López fue sentenciado a 55 años de cárcel en 1981 tras ser hallado culpable de sedición, robo armado, posesión de armas y traslado de vehículos robados. Un juez federal lo tildó de “revolucionario impenitente”, y López dijo que los puertorriqueños tienen el derecho de luchar por la independencia de la isla “por cualquier medio necesario".

Luego fue sentenciado a otros 15 años de cárcel por intento de fugarse de la cárcel en Leavenworth, Kansas.

En 1999, el entonces presidente Bill Clinton ofreció clemencia a López, pero éste la rechazó porque no incluía a dos camaradas que estaban presos también, y que hoy en día ya han sido excarcelados. En el 2011, la Comisión de Libertad Condicional rechazó su solicitud de salir en libertad anticipadamente.

Barack Obama, en los últimos días de su presidencia, le conmutó la sentencia junto con las de otros presos como Chelsea Manning, la militar transgénero que le entregó 700.000 documentos secretos a WikiLeaks.

López fue sacado de la cárcel en Terre Haute, Indiana, y llegó a Puerto Rico en febrero para cumplir el resto de su sentencia bajo arresto domiciliario. Se ha estado quedando con su hija en el hogar de ella en San Juan.

Había dicho que al regresar a Puerto Rico quería pasar tiempo con su familia y crear una institución académica que dedique a estudiar temas como la economía, el cambio climático y el estatus político de la isla.

El Desfile Puertorriqueño de Nueva York tendrá lugar el mismo día en que la isla sostendrá otro referéndum sobre su estatus, con tres opciones: ser estado de Estados Unidos, ser independiente o seguir siendo un territorio.

En las consultas previas no hubo acción alguna por parte del Congreso estadounidense, que tiene la última palabra sobre cualquier cambio en el estatus político de la isla. En el último referéndum, realizado en el 2012, el 54% dijo que deseaba cambiarlo. El 61% de los que respondieron a la segunda pregunta indicaron que deseaban ser estado de Estados Unidos, pero casi 500.000 personas dejaron esa pregunta en blanco, por lo que muchos cuestionaron los resultados.
Fuente: AP

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