Cuando Hillary Clinton estaba al timón, el Departamento de Estado estadounidense tendía a aceptar rápidamente cualquier pedido de Bill Clinton de un visto bueno para pronunciar discursos auspiciados por un banco británico que estaba siendo investigado por violar sanciones internacionales. Generalmente aprobaba esas solicitudes y cientos de otras en no más de cuatro días.
Su respuesta habitual era un escueto: "No tenemos objeciones".
Y tampoco surgieron objeciones cuando el Departamento de Justicia anunció en agosto del 2010 que el Barclays Bank de Londres había aceptado pagar casi 300 millones de dólares en multas por violar sanciones financieras contra Irán, Cuba, Sudán, Libia y Burma.
Las violaciones no eran ningún secreto, en realidad. El propio banco había admitido en sus informes anuales que estaba siendo investigado por supuestas violaciones y había advertido que el impacto en sus finanzas "podría ser sustancial".
Bill Clinton. (Foto: Reuters)
Hacia fines de enero del 2011, Bill Clinton se había codeado con importantes clientes de Barclays en una cena privada en Davos, Suiza, y en una conferencia en Singapur, y había cobrado 650.000 dólares por su trabajo.
Durante la gestión de Hillary Clinton al frente del Departamento de Estado, abogados y otros funcionarios encargados de velar por la ética aprobaron casi automáticamente al menos 330 solicitudes de Bill Clinton de permiso para pronunciar discursos o hacer presentaciones en cenas y otros actos dentro fuera de Estados Unidos.
Más de 220 presentaciones pagas le generaron a los Clinton 50 millones de dólares, de acuerdo con documentos del Departamento de Estado y las declaraciones de ingresos de Hillary Clinton.
La facilidad con que se aprobaron las solicitudes de Bill Clinton podrían plantear interrogantes éticos en torno a Hillary Clinton ahora que se ha lanzado a la búsqueda de la presidencia.
"En el plano político va a ser algo muy delicado", comentó Jan Baran, experto en ética en el gobierno del estudio de abogados de Washington Wiley Rein LLP, que asesora al Comité Nacional Republicano.
Documentos del Departamento de Estado y declaraciones de ingresos de los Clinton revelan que la dependencia del gobierno tramitaba rápidamente los pedidos de Bill Clinton de autorización para participar en actividades sin plantear casi nunca inquietudes en torno a posibles conflictos de interés.
Es de notar, no obstante, que la oficina de ética del Departamento, que era la principal responsable de esas decisiones, estaba bastante corta de personal, según un informe de septiembre del 2012 de la Oficina de Ética en el Gobierno, la principal dependencia del gobierno a cargo de asuntos éticos.
El Departamento aprobó también prestamente una presentación en la Florida organizada por HSBC en el 2011, a pesar de las sospechas de que ese banco británico estaba involucrado en lavado de dinero.
Cinco presentaciones en el 2011 y el 2012 le generaron al ex presidente 840.000 dólares de parte del UBS Bank, institución suiza que había admitido hacía menos de dos años una enorme conspiración para evadir impuestos.
Los bancos declinaron hacer comentarios sobre sus tratos con Bill Clinton.
El Departamento de Estado también aprobó solicitudes de varios gobiernos extranjeros interesados en contratar el ex presidente no obstante potenciales complicaciones derivadas del hecho de que su esposa era la directora del servicio diplomático de Estados Unidos.
Bill Clinton, por ejemplo, cobró 600.000 dólares por asistir a un acto auspiciado por el gobierno de los Emiratos Arabes Unidos en diciembre del 2011. El Departamento de Estado aprobó asimismo su presencia en un acto en Bangkok coauspiciado por el ministerio de energía y la empresa estatal de gas de Tailandia en el 2010.
Los asesores de Hillary Clinton se abstuvieron de formular declaraciones para este despacho. El portavoz del Departamento de Estado Jeff Rathke, por su parte, dijo la semana pasada que esa dependencia no estaba al tanto de iniciativa alguna tomada por Hillary Clinton que pueda haber sido influenciada por las donaciones a la Fundación Clinton ni por presentaciones pagadas de Bill Clinton.
Se supone que la aprobación de los pedidos de Bill Clinton estaba sujeta a un proceso más estricto que las de otros funcionarios para evitar "la menor percepción de un conflicto de interés" y que los Clinton se sometieron a ese proceso voluntariamente, de acuerdo con un memo de enero del 2009 enviado por el abogado de Bill Clinton, David Kendall, a Jim Thessin, el encargado de aprobar las solicitudes en el Departamento de Estado.
La oficina de Clinton aceptó suministrar los nombres de las organizaciones que invitaban al ex presidente al menos 14 días antes de la función y el Departamento trataba de procesarlas en un lapso de cinco días, según el memo.
Solo un puñado de solicitudes parecen haber sido rechazadas, incluida una para participar en una función organizada por una firma de Haim Saban, habitual donante de los Clinton, por su involucramiento en asuntos extranjeros, sobre todo en el Medio Oriente.
El jueves pasado Saban realizó una actividad de recaudación de fondos para la campaña de Hillary Clinton en su casa de Beverly Hills que embolsó 1,2 millones de dólares.
Fuente: AP