La escena habría podido formar parte de una película de Hollywood: de noche en una calle de un barrio acomodado de Nueva York suenan varios disparos seguidos del ruido de un vehículo que se aleja del lugar de forma apresurada.
Allí quedó desangrándose Francesco Cali, de 53 años, señalado como jefe de la familia Gambino, uno de los cinco clanes mafiosos de origen italiano que operan en la ciudad desde 1931.
También conocido con Frank Cali o Franky Boy, Cali fue atacado frente a su vivienda en el distrito de Todt Hill en Staten Island, a poca distancia de la residencia cuya fachada fue utilizada para representar la mansión de Don Corleone en la famosa película El Padrino.
Según la prensa neoyorquina, la muerte de Cali es el primer asesinato de un presunto jefe mafioso que ocurre en esa ciudad desde 1985, cuando Paul Castellano -un capo anterior del mismo clan que también residía en Todt Hill- fue tiroteado a las afueras de un restaurante.
La eliminación de Castellano fue ordenada por John Gotti, quien entonces se hizo con el control de la familia Gambino hasta que en 1992 fue condenado por cinco cargos de asesinato, evasión de impuestos, extorsión, juego ilegal así como por asociación para delinquir. Murió en prisión en el 2002.
El encarcelamiento de Gotti y de otros líderes marcó el inicio de un cierto declive de la familia Gambino, que llegó a ser considerada como el mayor grupo de crimen organizado de Estados Unidos.
- Un ascenso rápido -
Se cree que Cali se puso al frente del clan en el 2015, cuando sustituyó a Domenico Cefalu.
Su estilo era más bien discreto, lo que contrastaba con otros capos como Gotti, quien era apodado "Dapper Don" (Elegante Don) -por su gusto por vestir trajes costosos y sus extravagantes entrevistas con la prensa- y bajo cuyo mando la familia ganó centenares de millones de dólares al año.
Cali escaló rápidamente en la estructura de la familia Gambino, donde se convirtió en soldado -un miembro iniciado u "hombre de honor"- a finales de la década de 1990 para luego ser ascendido a capodecina -una suerte de oficial de medio rango- en menos de diez años, según dijo el fiscal Joey Lipton durante una audiencia por un caso de extorsión en el 2008.
Según reseñó "The New York Times", en una corte de Brooklyn, Lipton hizo referencia a los "vínculos familiares y de sangre" de Cali con la familia Gambino, así como su "relación muy cercana" con John D. D'Amico, conocido como "Jackie", quien era el jefe de la familia en el 2005.
Cali, nacido en Nueva York, era hijo de padres sicilianos, oriundos de Palermo. Las autoridades estadounidenses e italianas le consideraban como un miembro de la Cosa Nostra.
Estaba casado con Rosaria Inzerillo, quien era prima de Tommy Gambino. Ella pertenecía a la familia Inzerillo, que huyó a Estados Unidos en la década de 1980, tras perder una guerra con clanes rivales en Sicilia. Otro elemento que explicaría su rápido ascenso en la jerarquía.
No se conoce el número exacto de miembros en la familia. El FBI estima que en el país hay unos 3.000 miembros y asociados a grupos de crimen organizado italoestadounidenses.
- ¿Resurge la mafia? -
Para las generaciones más jóvenes, sucesos como la muerte de Cali eran propios de series de televisión o de películas de Hollywood no algo que puede ocurrir en la vida real de forma abierta.
Pero, ¿qué dice este asesinato sobre la situación de la mafia en Nueva York?
"Es un suceso muy significativo y muestra que la mafia italoestadounidense aún está activa", dijo a la BBC Federico Varese, profesor de Criminología de la Universidad de Oxford.
Genovese, Gambino, Lucchese, Colombo y Bonanno son los nombres de las cinco mafias familiares que según se cree controlaron durante décadas el crimen organizado en Nueva York.
Estos clanes llegaron a ser alguna vez muy poderosos, ejerciendo influencia sobre políticos estatales y federales, y controlando parcialmente sectores de la industria del entretenimiento. Sin embargo, una serie de condenas y deserciones importantes en las décadas de 1980 y 1990 golpearon con fuerza su liderazgo.
Selwyn Raab, autor del libro Five Families (Cinco familias), le dijo a la revista Rolling Stone que tras los ataques del 11 de setiembre del 2001, el FBI cambió completamente su foco hacia el tema del terrorismo, lo que hizo que algunos grupos de trabajo sobre crimen organizado redujeran su número de agentes de 400 a solo 20 o 30.
"Cuando no tienes personal, no vas a conseguir las acusaciones o las condenas", comentó.
Hasta donde se sabe, Cali solamente había sido condenado en una ocasión, en el 2008, por una acusación de conspirar para cometer extorsión por la cual estuvo preso 16 meses.
En el 2011, el FBI arrestó a más de 100 personas acusadas de pertenecer a la mafia, incluyendo al supuesto jefe de las operaciones de calle de la familia Colombo.
Aunque entonces se dijo que era la detención más grande en la historia del FBI, el jefe de la oficina de Nueva York de esa organización reconoció que haber condenado varias veces a los jefes de las cinco familias no había erradicado el problema y aseguró que la creencia de que el crimen organizado había sido derrotado era un "mito".
Anna Sergi, profesora de Criminología de la Universidad de Essex, está de acuerdo.
"Las Cinco Familias están mucho más felices de lo que estaban en el pasado", dijo a la BBC y aseguró que están estableciendo lazos con los carteles de la droga de México y Colombia, así como con la 'Ndrangheta, la poderosa mafia que opera en la región de Calabria (Italia).
Según Sergi, los grupos de crimen organizado están cambiando las rutas de envío de drogas y de dinero e, incluso, tomando el control de algunas operaciones en Estados Unidos.
"Este cambio en el poder puede explicar esta muerte ahora", apuntó.
Hasta el jueves al mediodía, la policía no había ofrecido una explicación de lo ocurrido.
"Su muerte demuestra que estaba activo y que obviamente estaba molestando a alguien", señaló Varese.
El experto aseguró que es "muy poco probable" que la muerte de Cali sea responsabilidad de un grupo no relacionado o de alguna de las otras familias y señala que es más probable que haya sido atacado por miembros de su propio clan.
"No es inusual que un capo sea asesinado. Y, si ese es el caso, las otras familias no interferirían", apuntó.
Sergi, por su parte, considera lo ocurrido como "muy significativo".
"Cualquier cosa que termine en un asesinato tiene que implicar una cicatriz muy profunda en el sistema", dijo.
"Esto es el fin de algo o el comienzo de algo", advirtió.