La otra gran duda sobre Trump: su política internacional

Desde esta semana hay un nuevo presidente electo en Estados Unidos, con lo cual el hombre más poderoso del planeta pasará a ser el magnate de los bienes raíces Donald Trump.

Uno de los aspectos en los que el presidente estadounidense debe estar más involucrado es la política exterior, pues en cuestiones de política interna en realidad está limitado por las atribuciones del Congreso y el poder que se otorga a cada uno de los 50 estados. Siendo así, las relaciones con el resto del mundo y las consecuencias que implican pasan a formar buena parte de la agenda de cualquier inquilino de la Casa Blanca.

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Pasada la sorpresa del triunfo de Trump, empezaron a emerger las dudas sobre el camino por seguir por su administración en un asunto tan sensible como el de sus relaciones internacionales, sobre todo por dos factores: la retórica confrontacional que ha tenido hacia algunos países y las generalidades –sino vaguedades– presentadas en la campaña.

Un grupo de académicos reunidos en Nueva York por el Foreign Press Center coincidió en esto: la gran incógnita que supone el nuevo gobierno que iniciará funciones el próximo 20 de enero.

“Esto es un gran rompecabezas para todos nosotros. Es un hombre que no tiene experiencia en política exterior. Debido a la naturaleza de esta campaña, tampoco hemos visto muchas discusiones sobre el tema, más allá de hablar de construir el muro en la frontera con México, de dar marcha atrás con algunos tratados internacionales o criticar a la OTAN”, señala Carla Robbins, profesora de la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales del Baruch College. “Lo importante es saber quiénes van a ser sus asesores y a quién escoge para su Gabinete”, añade.

“Muchos de los consejeros más conocidos del Partido Republicano dijeron en la campaña que no están interesados en trabajar con él”, explica Kimberly Marten, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de Columbia.

Más allá de las dudas, hay asuntos sensibles en los que no se podrá usar el mismo discurso frontal. Estos son algunos de los temas que el presidente electo deberá enfrentar en sus próximos cuatro años de gobierno:

1. La guerra en Siria

Básicamente, lo que Trump ha dicho sobre cualquier asunto relacionado con el gobierno de Barack Obama es que “todo es un completo desastre” y que va a “deshacer y reemplazar” las acciones del aún presidente. Pero no es tan fácil.

En el tema de Siria, no ha pasado de decir que hay una “gran crisis humanitaria”, pero que no va a permitir la llegada de refugiados sirios a Estados Unidos porque sería un “gran caballo de Troya” por el que se pueden infiltrar extremistas radicales. ¿Pero cómo pretende Trump contribuir para solucionar la guerra en Siria, un nudo que después de cinco años es casi imposible de desatar? “Vamos a ir detrás del Estado Islámico” es lo que se ha limitado a decir, sin dar mayores detalles. ¿Eso significa poner a soldados en el terreno en Iraq y Siria? Es una incógnita.

“Ha dicho que va a enfrentar al EI, pero poner más soldados en el terreno tendría resistencia en el Congreso, pese a que hay mayoría republicana”, añade David Birdsell, también del Baruch College. “Por un lado, él quiere ser confrontacional con el EI, pero al mismo tiempo ha dicho que estamos demasiado involucrados en el Medio Oriente. Hay muchas contradicciones”, señala Robbins.

2. Rusia y Putin

En la campaña, Trump no ha dejado de alabar al presidente ruso, Vladimir Putin, señalando que es “un mejor líder mundial” que Obama, y que se atreve a “solucionar lo que él no puede hacer”. El papel de Rusia se ha convertido en un dolor de cabeza para EE.UU., que en los últimos años busca terminar con el mundo unipolar establecido desde el fin de la Guerra Fría, y quiere recuperar parte de la torta de la hegemonía mundial. Como lo dijo Hillary Clinton en el último debate, “Putin quiere a un títere en la Casa Blanca”, un argumento que pocos se han atrevido a rebatir.

Rusia, además, se ha convertido en un actor fundamental en la guerra siria por su apoyo, en el terreno, a las tropas de Bashar al Asad.

Aunque evidentemente lo han negado, el papel de Rusia en la campaña electoral ha sido vital por las infiltraciones en los correos electrónicos del Partido Demócrata y de los más altos asesores de Clinton por parte de hackers rusos.

“Sabemos que un par de ex asesores en política exterior de Trump están ahora bajo investigación por sus lazos cercanos con Rusia. Pero más allá de eso no sabemos cómo va a tratar el nuevo presidente las complejas relaciones con Rusia”, explica Marten.

3. Latinoamérica

Trump empezó su campaña calificando a los mexicanos inmigrantes de “violadores, criminales y narcotraficantes” y ha insistido en la construcción de un muro en la frontera, además de querer establecer una fuerza especial de deportación contra los indocumentados. Adicionalmente, piensa deshacer el Nafta, el tratado de libre comercio que Estados Unidos ha firmado con México y Canadá, señalando que el acuerdo quita puestos de trabajo a los estadounidenses.

¿Cómo piensa el nuevo presidente tener buenas relaciones con América Latina si a todos nos ha puesto en el mismo saco? Otra vez, una incógnita.

“Trump ha atacado dos de los pilares de la política estadounidense en la región. El libre comercio y la inmigración. Latinoamérica representa el 20% de las exportaciones norteamericanas, y para los países latinoamericanos Estados Unidos es uno de sus mercados más importantes”, explica Christopher Sabatini, analista en temas latinoamericanos de la Universidad de Columbia.

“Irónicamente, si cancelamos el Nafta y reducimos el comercio con México, como Trump propone, sí vamos a tener que construir un muro más alto y largo por la cantidad de refugiados económicos que vamos a recibir desde México”, añade.

Queda ver aún cuáles serán los caminos por seguir por el republicano en otros tantos temas complejos como Cuba, el acuerdo nuclear con Irán, el cambio climático, las relaciones con Europa y, por supuesto, con China.  

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