Panama City, Florida. La devastación causada por el huracán Michael se volvió evidente el jueves, con hileras de casas hechas añicos en Mexico Beach y equipos de rescatistas abriéndose paso entre las áreas golpeadas con la esperanza de encontrar a cientos de personas que desafiaron las órdenes de desalojo.
Al menos tres muertes se han atribuido a Michael, el huracán más poderoso en tocar tierra en Estados Unidos continental en más de 50 años, y todavía no era el final: aunque reducido a tormenta tropical, causó inundaciones en Carolina del Norte y Virginia, anegando zonas que todavía se recuperan del huracán Florence.
Bajo un cielo totalmente despejado, las familias en Florida salían temerosas de los refugios y hoteles para encontrarse con un panorama desconocido de casas y centros comerciales arrasados, el sonido de alarmas de seguridad, el ulular de sirenas y el rugido de helicópteros.
El gobernador Rick Scott dijo que la zona noroeste de Florida, conocida como Panhandle, sufrió una “destrucción inimaginable”.
“Muchas vidas alteradas para siempre. Muchas familias lo han perdido todo”, dijo.
Sin embargo, la verdadera magnitud de los daños apenas se empezaba a conocer, ya que algunas de las zonas afectadas eran de acceso difícil debido a los caminos cubiertos de escombros o inundados. Una franja de 130 kilómetros (80 millas) de la Interestatal 10, la principal carretera en dirección este-oeste a lo largo del Panhandle, estaba cerrada.
Uno de los lugares más afectados fue Mexico Beach, donde Michael tocó tierra el miércoles como un monstruo de categoría 4 con vientos de 250 kilómetros por hora (155 millas por hora). Un video tomado desde un dron mostró la destrucción generalizada de la población de 1.000 habitantes.
Manzanas enteras de casas cerca de la playa fueron arrasadas y sólo quedaban planchas de cemento en la arena. Otras quedaron reducidas a pilas de escombros o inclinadas en ángulos extraños. Techos completos fueron arrancados y cayeron en la calle. Los barcos estaban tirados en la orilla como juguetes.
Un equipo de la Guardia Nacional que llegó a Mexico Beach durante la noche halló 20 sobrevivientes, pero se desconocía la suerte de muchas otras personas. Las autoridades dijeron que 285 residentes se negaron a acatar la orden de evacuación.
Conforme miles de soldados de la Guardia Nacional, policías y equipos médicos se desplegaban, el gobernador suplicó a la gente de las zonas devastadas que, por el momento, se mantuvieran lejos debido a árboles y cables de luz caídos, y otros escombros.
“Sé que sólo quieren ir a casa. Quieren revisar sus cosas y comenzar con el proceso de recuperación”, dijo Scott. Pero “tenemos que cerciorarnos de que sea seguro”.
Más de 900.000 viviendas y negocios en Florida, Alabama, Georgia y las Carolinas carecían de electricidad.
Hacia las 2 de la tarde EDT (1800GMT), el vórtice de Michael estaba a unos 40 kilómetros (25 millas) de Greensboro, Carolina del Norte, con vientos de 80 km/h (50 mph). Se movía hacia el noroeste a 37 km/h (23 mph).
Los meteorólogos pronosticaron que dejaría unos 18 centímetros (7 pulgadas) de lluvia sobre las Carolinas y Virginia antes de volver al mar por la noche.
Más de 375.000 personas a lo largo de la costa del Golfo de México recibieron órdenes o recomendaciones de desalojar cuando Michael se acercaba. Sin embargo, las autoridades de manejo de emergencias lamentaron que muchas personas ignoraron las advertencias.
“Por qué la gente no desalojó es algo que deberíamos estudiar”, dijo Craig Fugate, ex director de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias y ex director de manejo de emergencias del estado de Florida. “¿Hay algo más que pueda hacer el gobierno? Pero preguntamos lo mismo cada vez”.
Fuente: AP