Un juez de Fort Worth, en Texas, ordenó que el cuerpo de Marlise Muñoz, una mujer embarazada declarada con muerte cerebral, sea desconectada del respirador artificial el próximo lunes, al considerar que está muerta y que el feto "no es viable".
El juez R.H. Wallace dio la razón a los familiares de Muñoz, que pedían desconectarla, y se opuso a la directiva del hospital John Peter Smith, que alegaba que la ley de ese estado no permite realizar la eutanasia a mujeres embarazadas.
Marlise Muñoz, oriunda de Texas y de 33 años, sufrió una embolia pulmonar a finales de noviembre cuando estaba embarazada de 14 semanas. Entonces, fue declarada con muerte cerebral.
El hecho de que Muñoz ya había sido declarada muerta y las pruebas de que el feto sufrió graves consecuencias fueron dos elementos cruciales para la decisión del juez. "Respeto los argumentos del hospital tratando de seguir la ley, pero sus secciones no son aplicables para alguien que esté muerto", declaró el juez, según recoge "The Dallas Morning News".
Durante el litigio, que generó un gran debate social en EE.UU. sobre lo que implica ser declarado en muerte cerebral, los juristas que respaldan la postura de la familia explicaron que la ley tejana -como la de unos 20 estados- se refiere a mujeres embarazadas en estado vegetativo o de coma, no en muerte cerebral.
El otro elemento decisivo fue el estado del feto, actualmente de unas 22 semanas, que no era "viable", un punto que los abogados de la familia defendieron en un comunicado. "Las extremidades inferiores se deforman de manera que el género del feto no puede determinarse", argumentaron.
Desde el principio, la familia consideró inhumano que el feto siguiera creciendo bajo esas circunstancias, en un cuerpo clínicamente muerto y sin un funcionamiento correcto. Además, durante la embolia, el embrión sufrió la misma falta de oxígeno y las mismas sacudidas eléctricas que la madre.
La resolución del juez responde a una demanda que presentó el esposo, Erick Muñoz, el pasado 14 de enero para que la justicia apoyara su voluntad de desconectarla del respirador.
Muñoz dijo que él y su esposa son paramédicos que tenían muy claro que no querían tener apoyo vital artificial en este tipo de situación. Los padres de Marlise lo apoyan.