Donald Trump sigue acumulando victorias y en el camino hacia la candidatura republicana a la presidencia de Estados Unidos cada vez quedan menos contrincantes.
Al derrotar claramente a Marco Rubio en su propio estado de Florida el martes, el magnate obligó al cubanoamericano a convertirse en el noveno precandidato en abandonar la contienda.
Y después de sus victorias en Carolina del Norte e Illinois, el millonario no sólo extendió aún más su ventaja sobre su más cercano perseguidor, Ted Cruz: también más que cuadruplica en número de delegados al tercero en contienda, John Kasich.
De hecho, todo indica que nadie va llevar más delegados que Trump a la convención del Partido Republicano. Pero eso no significa que el magnate tiene la nominación asegurada.
Antes bien, para algunos analistas, su derrota ante Kasich en Ohio –la primera victoria de este último en lo que va de las primarias– podría incluso terminar siendo aquella que termine costándole al magnate la candidatura del "Great Old Party".
La razón: la continuidad del gobernador de Ohio en la carrera aumenta las probabilidades de que el polémico millonario no va a lograr los 1.237 delegados necesarios para asegurarse la nominación.
Y eso desembocaría en lo que se conoce como una "convención negociada", en la que Cruz, Kasich, o incluso un nuevo nominado de última hora, podrían resultar electos, si logran convencer a una mayoría de delegados que ellos tienen más posibilidades de derrotar al eventual candidato del Partido Demócrata.
— Un asunto de delegados —
Parte del problema para Trump es que si bien el magnate se ha impuesto en 16 de los 26 estados disputados hasta la fecha –con Misuri todavía por definirse–, de estos solamente Florida, Illinois y Ohio le dan todos sus delegados al ganador, en lugar de repartirlos entre los candidatos.
Y hasta el momento de redactar este artículo eso le ha significado a Trump un total de 646 delegados, 77 menos que la suma de los de Cruz, Kasich, Rubio y los ya retirados de la campaña, que tienen 723 entre todos.
De hecho, como hace notar la revista Time, a pesar de su arrolladora marcha, Trump no ha conseguido igualar los resultados que, para estas fechas, habían conseguido John McCain y Mitt Romney en las primarias de 2008 y 2012, respectivamente. Y, para evitar una convención negociada, el millonario tendría que obtener casi el 55% de los delegados todavía en disputa, cuando hasta la fecha su promedio es 47%.
"Hasta el momento Trump se ha mostrado fuerte en primarias abiertas y los estados del sur", explica Time.
"Pero el resto de la carrera no le va a ser tan favorable", afirma la publicación, que destaca que Cruz y Kasich están bien posicionados para arrebatarle delegados a Trump, especialmente en los estados del medio oeste y la zona de las Montañas Rocallosas.
Y algo parecido piensa el sitio de información política en internet The Hill, que proyecta que Trump podría quedarse a unos 100 delegados de los 1.237 necesarios.
— "Un verdadero desastre" —
No todos, sin embargo, coinciden en este análisis. Según The New Tork Times, Trump nada más necesita mantener su actual nivel de apoyo para garantizarse la nominación, aunque victorias en California, Arizona y Nueva York parecen indispensables.
Y el empresario ya ha demostrado su capacidad para superar las expectativas y sorprender a los analistas más experimentados.
Pero además, aunque la animadversión entre el millonario y el establishment republicano está bien documentada, todavía está por verse si los líderes del partido realmente están dispuestos a ir contra la voluntad de la mayoría de los votantes.
Trump ya advirtió que una decisión en ese sentido podría terminar generando violencia y caos. "Habrían disturbios", le dijo el millonario este miércoles al programa News Day de CNN.
"Yo no los lideraría, pero creo que pasarían cosas malas", dijo el candidato, quien ha sido acusado por sus rivales de promover la violencia durante la campaña. "Represento a muchos millones de personas… Si les roban sus derechos, creo que habría problemas como no se han visto nunca antes", advirtió el magnate, quien también podría decidir presentarse a las presidenciales como independiente.
Y el mismo Ted Cruz también habló en contra de una convención negociada, calificando esa posibilidad de "verdadero desastre".
"Hay algunos en Washington que tienen sueños febriles de una convención negociada. Están descontentos con la forma en la que la gente está votando y quieren tirar en paracaídas a su candidato favorito", dijo Cruz.
"La gente tendría todo el derecho a rebelarse", agregó el senador tejano.
Esa opinión, sin embargo, no la comparte el gobernador Kasich, quien tras ganar en Ohio aspira a convertirse en el candidato del establishment republicano.
"Si no puedes ganar en Ohio, no puedes ser presidente (de EE.UU.)", declaró después de su victoria Kasich, repitiendo el aforsimo según el cual ese estado es un buen indicador de la intención de voto en la nación norteamericana.
Lo que sugiere que la carrera por la nominación republicana, lejos de definirse el martes, en realidad sólo se volvió más interesante.