Hay edificios que son más que cemento y vigas. El Reichstag es claro ejemplo de ello: se trata de un ícono para los alemanes. La actual sede del Parlamento (Bundestag) es considerada como la piedra angular de la democracia, un lugar que vivió el terror nazi, la ocupación rusa y que se erige como la viva historia de un pueblo que superó todos los males.
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Por eso es que 200 radicales intentaron ingresar en él, como parte de las protestas contra las restricciones para combatir el coronavirus, que congregaron el sábado a más de 30 mil personas en Berlín. Por un momento, y luego de superar el cordón policial, banderas de extrema de derecha y gente afín al nazismo y al movimiento Reichsbürger (que no reconocen la Carta Magna alemana y se consideran parte del Reich), llegaron hasta las escaleras del edificio.
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Finalmente, la situación fue controlada por la policía.
HISTORIA ESCRITA EN FUEGO
En 1871, tras la fundación del Imperio Alemán, se volvió necesario encontrar un lugar que albergara al Parlamento, que no solo estaría integrado por representantes de la Federación Alemana del Norte, sino también del sur. Después de varias discusiones, el lugar elegido fue el palacio del conde Atanazy Raczyński, que sería rediseñado para tener, por ejemplo, una cúpula. Más tarde se le agregaría una frase en su fachada: “Para el pueblo alemán”.
En 1894 el edificio terminó de construirse, dando pie a la decoración de interiores.
Sería recién en 1933 cuando el Reichstag sufrió su primer atentado: el 27 de febrero, el edificio empezó a quemarse. Entonces, el gobierno liderado por el Canciller de Alemania, Adolf Hitler, acusó a los comunistas de ser los causantes y se esmeró por causar terror al declarar el estado de emergencia. No pasaría mucho tiempo para que Hitler disolviera la Bundestag e iniciara su camino para perpetuarse en el poder.
Las teorías apuntan a que fueron los mismos nazis quienes incendiaron el Parlamento.
El Reichstag cambiaría de manos en 1945, cuando los soviéticos tomaron Berlín. Se recuerda la fotografía de Yevgeni Jaldéi tomada el 2 de mayo de ese año, que lleva por título “Alzando una bandera sobre el Reichstag”. Para los entendidos, la foto habría sido tomada con fines propagandísticos y no sería más que una versión de la también famosa “Alzando la bandera en Iwo Jima”, que mostraba a los soldados estadounidenses en un acto similar.
Con el edificio en escombros, apareció la pregunta: ¿cuál debía ser el futuro del Reichstag? Se decidió mantener el edificio, pero deshacerse de la cúpula. Fueron necesarias varia detonaciones para volarla.
A mediados de los 50 se aprobó la restauración del lugar, que terminaría siendo vecino del Muro de Berlín. Se tendría que esperar hasta los 90 para que el Parlamento dejara Bonn para regresar a Berlín y al Reichstag.
Por supuesto, se volvió a construir una cúpula.
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