La clínica universitaria de Eppendorf, en Hamburgo (norte de Alemania), comunicó hoy que se dio de alta al primer enfermo con el virus del ébola que se ha atendido en ese país, tras cinco semanas de tratamiento exitoso.
El paciente está bien y no presenta ya infecciones, por lo que puede regresar a su país, indicaron fuentes del centro sanitario sobre este senegalés, que fue trasladado a finales de agosto a Hamburgo tras contagiarse con el virus en un laboratorio de Sierra Leona.
Su caso era, hasta ahora, el único que se ha tratado en Alemania desde que se desató la epidemia y al que se sumó ayer viernes el de un ugandés trasladado en un avión ambulancia al aeropuerto de Fráncfort entre estrictas condiciones de aislamiento.
Las autoridades alemanas ultiman estos días los preparativos para el envío a África de un primer contingente de más de un centenar de voluntarios del Ejército, entre personal militar y civil.
Se trata del primer grupo de seleccionados entre los más de 2.000 voluntarios que en los días pasados respondieron a la llamada del ministerio de Defensa, en busca de personal entre sus filas dispuesto a sumarse a la lucha contra el ébola en África.
Los voluntarios han recibido una formación específica sobre el ébola, su tratamiento y las medidas preventivas, así como garantías de un regreso urgente y seguro a Alemania en el caso de resultar infectados por el virus.
CASO FRANCÉS
Por otro lado, la joven enfermera francesa que enfermó de ébola también recibió el alta médica, informó hoy el Ministerio galo de Sanidad galo.
La enfermera, que trabajaba para la organización Médicos sin Fronteras en Liberia, fue trasladada a Francia el 19 de setiembre para ser sometida a un tratamiento especial en un hospital militar.
En tanto, el ministerio de Salud autorizó por decreto la utilización de medicamentos aún no homologados en la lucha contra el ébola, en particular el antiviral Avigan (favipiravir) de la firma japonesa Toyama Chemical, filial de FujiFilm.
La epidemia del ébola ha causado la muerte de 3.439 personas en cinco países de África Occidental, principalmente en Liberia, Sierra Leona y Guinea, según un balance de la Organización Mundial de la Salud.