Ante una enorme expectativa mediática, la infanta Cristina, hija menor del rey de España, empezó a declarar este sábado ante un juez por presuntos delitos fiscales en el marco del escándalo de corrupción protagonizado por su esposo, y que ha hundido la imagen de la monarquía.
Cristina de Borbón, de 48 años, voló a primera hora de la mañana desde Barcelona a Palma de Mallorca y llegó hasta la misma puerta del juzgado en automóvil, haciendo uso del permiso que las autoridades judiciales le habían dado para no llegar caminando.
Sonriente y aparentemente tranquila, bajó del carro y sonrió a los más de 100 periodistas, cámaras de televisión y fotógrafos que la esperaban.
Dos minutos antes de las 10 de la mañana (hora local) arrancó el interrogatorio ante el juez José Castro sobre las sospechas de fraude fiscal y blanqueo de dinero.
La cita judicial de hoy es un hecho histórico, pues nunca antes un miembro de la familia real española había tenido que responder ante un juez.
En las inmediaciones del lugar, varias decenas de personas se manifestaban contra la corrupción y la monarquía.
El caso
El juez José Castro imputó a la infanta el pasado 7 de enero, después de haberlo intentado en abril del año pasado, cuando una primera acusación como cómplice de su marido, Iñaki Urdangarin, fue anulada por una instancia judicial superior.
Castro instruye desde hace más de tres años el Caso Nóos, en el que se investigan los negocios que el yerno del rey hizo entre los años 2003 y 2006 al frente del Instituto Nóos, una organización vinculada al mundo del deporte y -en teoría- sin ánimo de lucro.
A Urdangarin y a su ex socio se los acusa de haberse apropiado de casi seis millones de euros (unos US$8 millones) de las arcas públicas, un dinero que procedía sobre todo de contratos con los gobierno regionales de las Islas Baleares y de Valencia adjudicados a dedo a la organización del yerno del rey.