La invasión de Rusia a Ucrania y sus amenazas veladas de usar armas nucleares tienen a los legisladores y otros creadores de políticas pensando lo impensable: ¿Cómo debería responder Occidente a la explosión por parte de Rusia de una bomba nuclear en el campo de batalla?
La respuesta estadounidense por defecto, dicen algunos arquitectos del orden nuclear posterior a la Guerra Fría, es: con disciplina y control. Eso pudiera implicar aumentar las sanciones y el aislamiento al presidente ruso Vladimir Putin, opinó Rose Gottemoeller, subsecretaria general de la OTAN desde 2016 al 2019.
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Pero nadie puede contar con que las mentes sosegadas se impongan en un momento así, y la vida real no siempre sigue los caminos planeados.
Los líderes mundiales estarían furiosos, afrontados, temerosos. La confusión y los problemas de comunicación pudieran abundar. Los hackers pudieran aumentar el caos existente. Habría grandes presiones para aplicar una respuesta dura: el tipo de respuesta que puede hacerse con misiles nucleares capaces de moverse a velocidades supersónicas.
Aunque los funcionarios militares y civiles y los expertos han calculado las tensiones nucleares entre Rusia y Estados Unidos anteriormente, los ejercicios simulados podrían terminar con misiles nucleares cruzando continentes y océanos, cayendo en las capitales en Europa y Norteamérica, matando a millones de personas en apenas unas horas, advirtió Olga Oliker, directora para Europa y Asia Central de la organización International Crisis Group.
“Y, muy pronto, tienes una guerra termonuclear global”, agregó Oliker.
Es una situación que los funcionarios esperan evitar, incluso si Rusia ataca a Ucrania con una bomba nuclear.
Gottemoeller, una importante negociadora nuclear para Estados Unidos durante el gobierno de Barack Obama, dijo que los bocetos que el presidente Joe Biden ha provisto hasta ahora sobre su política nuclear siguen las mismas líneas de gobiernos previos: de emplear las armas atómicas solamente en “circunstancias extremas”.
“Y un solo uso nuclear de demostración por parte de Rusia o —tan horrible como sería— un uso nuclear en Ucrania no alcanzaría ese nivel” de demandar una respuesta nuclear de Estados Unidos, afirmó Gottemoeller, que ahora ofrece conferencias en la Universidad Stanford.
Para el exsenador Sam Nunn, un demócrata que con casi un cuarto de siglo en el Congreso ayudó a dar forma a la política nuclear global, la opción de que Occidente utilice armas nucleares tiene que seguir siendo posible.
“De eso se ha tratado la doctrina de destrucción mutua garantizada desde hace mucho, mucho tiempo”, dijo Nunn, que ahora es un asesor estratégico de la organización de seguridad atómica Nuclear Threat Initiative, que él cofundó.
“Si el presidente Putin emplea armas nucleares o cualquier otro país las utiliza primero, no en respuesta a un ataque nuclear, no en respuesta a una amenaza existencial a su propio país… ese líder deberá asumir que está poniendo el mundo en un riesgo alto de una guerra nuclear y de un duelo nuclear”, añadió Nunn.
Para los líderes de Estados Unidos y otros países, las discusiones sobre cómo responder a un ataque nuclear limitado ya no son algo hipotético. En las primeras horas y los primeros días de la invasión rusa, Putin aludió al arsenal nuclear de Rusia. Advirtió a los países occidentales que no interfirieran en el conflicto, diciendo que iba a colocar sus fuerzas nucleares en estado de alerta elevada.
Cualquier país que interfiriera con la invasión rusa enfrentaría consecuencias “como las que no han visto, en toda su historia”, declaró Putin.
Cómo responder a cualquier empleo ruso de armas químicas, biológicas o nucleares fue uno de los asuntos discutidos por Biden y otros líderes occidentales cuando se reunieron en Europa a finales de marzo. Tres miembros de la OTAN —Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia— tienen armas nucleares.
Una preocupación dominante es que, al definir algunas armas nucleares como armas tácticas utilizables en batallas, Rusia pudiera romper el tabú global de casi ocho décadas de usar un arma nuclear contra otro país. Incluso las armas nucleares tácticas comparativamente pequeñas se acercan al poder de la bomba atómica lanzada por Estados Unidos en Hiroshima durante la II Guerra Mundial.
Gottemoeller y Nunn elogian el autocontrol de Biden ante las amenazas nucleares implícitas de Putin al inicio de la guerra. Biden no dio pasos públicos para elevar el estatus de alerta nuclear de Estados Unidos. Además, Washington aplazó una prueba de rutina del misil Minuteman II el mes pasado para evitar escalar las tensiones.
Pero a corto y largo plazos, el mundo parece más en peligro de un conflicto nuclear como resultado de la torpe invasión de Putin a Ucrania y sus amenazas nucleares, de acuerdo con negociadores y expertos de control de armas.
Las debilidades que la invasión rusa expuso de sus fuerzas militares convencionales pudieran dejar a Putin sintiéndose aún más motivado en el futuro a amenazar con una nuclear como su mejor arma ante la fuerza de Estados Unidos y la OTAN.
Aunque Gottemoeller argumenta que el abandono por Ucrania en 1994 de su arsenal nuclear soviético abrió las puertas para tres decenios de integración internacional y crecimiento, dijo que algunos gobiernos pudieran aprender una lección diferente de la invasión de una Rusia nuclear a una Ucrania desnuclearizada: que ellos necesitan armas nucleares como asunto de supervivencia.
Jeffrey Lewis, un experto en control de armas y profesor del Middlebury Institute, aseguró que el peligro nuclear está aumentando.
“Y podemos ver cuál sendero causaría un riesgo aún mayor. Y ciertamente un conflicto directo con Rusia de las fuerzas en países de la OTAN es un sendero hacia una guerra nuclear”, aseveró Lewis.
Gottemoeller dijo sentirse alentada por las quejas públicas de Putin el mes pasado sobre las críticas que ha recibido. Eso indicó que se siente vulnerable a las condenas mundiales por su invasión a Ucrania y peor aún si rompe el tabú sobre un ataque nuclear, dijo.
Detonar una bomba nuclear en un país al que Putin busca dominar, un país vecino al suyo, no sería racional, señaló Nunn, pero agregó que tampoco era racional el anuncio de Putin de que iba a colocar su arsenal nuclear en alerta elevada.
Como un joven asistente en el Congreso durante la crisis de misiles en Cuba, Nunn fue testigo de funcionarios y pilotos estadounidenses en Europa esperando órdenes para lanzar un ataque nuclear contra la Unión Soviética. El peligro ya no es tan grande como en esa crisis en 1962, cuando el despliegue por los soviéticos de misiles nucleares en Cuba elevó la amenaza de una guerra nuclear con Estados Unidos, recordó.
Pero el riesgo actual de una escalada nuclear intencional es lo suficientemente elevado como para hacer crucial un cese del fuego en Ucrania, subrayó Nunn, la amenaza moderna de ciberataques aumenta el riesgo de un lanzamiento por error. Y no está claro lo vulnerable que Estados Unidos y especialmente los sistemas rusos, son a esos hackeos, añadió.
Putin “ha sido muy insensato en sus amenazas con armas nucleares”, recalcó Nunn. “Y creo que eso lo ha hecho todo más peligroso, incluso un error”.
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