Las mujeres observan cómo el personal de emergencia trabaja en el sitio donde un bloque de apartamentos resultó gravemente dañado por un ataque con misiles rusos, en medio del ataque de Rusia contra Ucrania, en Dnipro, Ucrania.
Las mujeres observan cómo el personal de emergencia trabaja en el sitio donde un bloque de apartamentos resultó gravemente dañado por un ataque con misiles rusos, en medio del ataque de Rusia contra Ucrania, en Dnipro, Ucrania.
/ REUTERS/Clodagh Kilcoyne
Agencia AFP

Al día siguiente del mortífero ataque de un misil ruso en el edificio en el que vivía en Dnipró, en el este de , Roman Juravksy continúa buscando desesperadamente a su madre.

“Mi madre aún no fue encontrada. Pero la probabilidad, teniendo en cuenta que cinco pisos se desplomaron sobre ella...”, comienza a decir, antes de detenerse.

Mira: Brutal ataque en Ucrania: rescatistas buscan a 43 desaparecidos en edificio de viviendas bombardeado por los rusos

Según el último balance de los socorristas el domingo por la noche, 45 personas seguían desaparecidas tras el derrumbe parcial del inmueble de nueve pisos. Por lo menos 30 murieron y 75 resultaron heridas.

La familia Juravsky esperaba sentirse segura al mudarse al edificio al inicio de la guerra, lejos de su región de Donetsk (este), escenario de los combates más duros del conflicto.

El personal de emergencia trabaja en el sitio donde un bloque de apartamentos resultó gravemente dañado por un ataque con misiles rusos, en medio del ataque de Rusia contra Ucrania, en Dnipro.
El personal de emergencia trabaja en el sitio donde un bloque de apartamentos resultó gravemente dañado por un ataque con misiles rusos, en medio del ataque de Rusia contra Ucrania, en Dnipro.
/ REUTERS/Clodagh Kilcoyne

Tenían previsto ir a la iglesia el sábado, día del ataque, pero la madre, que se sentía mal, prefirió no hacerlo.

“Oí una fuerte explosión (...) Todo el mundo empezó a llamarse para decirme que era donde vivo”, recuerda Roman Juravsky, cerca de las ruinas.

Corrió entonces para regresar a casa. “Vi una imagen terrible. Todo estaba cubierto de humo y polvo”, afirma. Verificó en el hospital vecino, pero no había rastro de su madre.

A pesar de todo, está emocionado por el apoyo que recibió. Incluso extranjeros que vivieron experiencias similares lo han llamado, dispuestos a ayudarlo. “Quisiera decirle a cada uno cuánto les agradezco”, asegura.

La gente observa cómo el personal de emergencia trabaja en el sitio donde un bloque de apartamentos resultó gravemente dañado por un ataque con misiles rusos, en medio del ataque de Rusia contra Ucrania, en Dnipro.
La gente observa cómo el personal de emergencia trabaja en el sitio donde un bloque de apartamentos resultó gravemente dañado por un ataque con misiles rusos, en medio del ataque de Rusia contra Ucrania, en Dnipro.
/ REUTERS/Clodagh Kilcoyne

“Estado de estupor”

A su alrededor, los socorristas continúan buscando entre los escombros.

Se han levantado carpas en las cuales voluntarios distribuyen bebidas calientes y comida.

Larissa Borisenko es la jefa del equipo de perros entrenados para buscar personas en este tipo de circunstancia desplegado en el lugar. Sus perros encontraron seis cuerpos. Borisenko espera aún hallar supervivientes.

“Trabajamos aquí desde hace 19 o 20 horas, sin dormir y sin descanso”, cuenta.

Por el momento, 39 personas, entre ellas seis niños, fueron evacuados del inmueble devastado, indicaron el domingo a la noche los servicios de rescate.

Entre ellos, Katerina, de 17 años, que estaba en su casa con su padre cuando el misil impactó en el edificio.

“Caí en un estado de estupor. No sabía ni siquiera qué hacer. Empecé a llorar y a gritar muy fuerte”, cuenta.

Los socorristas escucharon al padre y la hija pidiendo auxilio y los evacuaron rápidamente, agrega.

Tras una corta noche en el apartamento de un amigo, volvió con su madre Natalia para buscar a dos gatos muy queridos.

Natalia saca su teléfono y muestra fotos de los animales a un socorristas. “Gatos magníficos (...) Los queremos mucho. Hay dos: Busia y Kuzia”, explica la madre.


Mucha gente está presente delante del edificio a la espera de obtener noticias de familiares o recuperar sus pertenencias. Algunos se abrazan, otros llevaron pequeñas valijas.

De repente, Natalia salta: un socorristas trae uno de sus gatos. “¡Oh Busia, nuestro pequeño héroe!”, grita, mientras envuelve al felino con una manta. Luego agrega: “No encontraron al segundo...”

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