Con París bloqueado y la mayor parte del transporte público paralizado en Francia, el país europeo vive la mayor huelga de las últimas décadas.
Cientos de vuelos, líneas de metro y casi todos los trenes de alta velocidad fueron cancelados este jueves en protesta contra la reforma del sistema de pensiones impulsada por el presidente francés Emmanuel Macron.
Al paro también se sumaron profesores, funcionarios de la salud pública y policías, que ven el plan gubernamental como una amenaza a su futuro.
Según informaron los sindicatos que organizan la movilización, el paro continuará hasta el lunes y la red de transporte permanecerá “prácticamente paralizada” si el gobierno no abandona su proyecto.
Transportistas, profesores, jubilados y también los “chalecos amarillos” -el movimiento social surgido el año pasado- se sumaron al paro con cientos de miles de personas manifestándose en las calles de distintas ciudades.
Por qué protestan
El detonante del estallido social es la reforma impulsada por el gobierno, que tiene como objetivo eliminar los 42 sistemas de pensiones (regímenes especiales) que existen en la actualidad y que otorgan privilegios a ciertas categorías profesionales.
En su lugar, Macron propone un sistema único en el que todos los trabajadores obtengan beneficios similares a la hora de recibir una pensión.
Según el gobierno, se trata de un sistema "más justo y simple" en el que "cada euro cotizado dará los mismos derechos a todos".
Pero los sindicatos temen que el nuevo sistema postergue la edad de jubilación, actualmente de 62 años, y disminuya el nivel de las pensiones.
Este debate también ha estado presente en la agenda política, económica y social de otros países.
“Hay elementos comunes, básicamente la resistencia a ajustar las pensiones para que el sistema sea sostenible a pesar del envejecimiento”, le dice a BBC Mundo Ángel de la Fuente, director ejecutivo de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).
"En Francia, a esto se le añade la resistencia de ciertos colectivos a perder los privilegios de regímenes especiales".
El país europeo invierte en el pago de jubilaciones un 14% del Producto Interno Bruto (PIB), uno de los más altos de Europa, solo superado por Grecia e Italia.
Mirando hacia el futuro, un informe comisionado por el primer ministro, Edouard Philippe, concluyó que el déficit del sistema de pensiones podría llegar a los US$19.000 millones en 2025 si no se hacen cambios.
Mientras tanto, el resultado de una de las últimas encuestas de opinión pública hecha en el país arrojó que existe un 69% de apoyo a la movilización, principalmente entre quienes tienen de 18 a 34 años.
El vínculo con América Latina
Desde París, Christian Geppert, economista y experto en pensiones de la División de Políticas Sociales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), le dice a BBC Mundo que así como ocurre en Francia, los sistemas de pensiones en distintas partes del mundo están bajo presión.
"Hay una conexión con el debate en América Latina, donde los países también se enfrentan a un fuerte envejecimiento de la población en las próximas décadas".
“Chile y México están entre los países más jóvenes de la OCDE hoy en día, pero vivirán un proceso de envejecimiento muy fuerte en el futuro”, advierte.
Según Geppert, en Latinoamérica -a diferencia de Francia- uno de los grandes desafíos es la informalidad laboral, la cual genera una falta de protección social en amplios sectores de la población.
"El envejecimiento es una placa tectónica que se mueve poco a poco y que nos va a afectar a todos", comenta Mariano Bosch, especialista principal en la División de Mercados Laborales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y coautor del libro "Presente y futuro de las pensiones en América Latina y el Caribe", en diálogo con BBC Mundo.
"Cuanto más tardemos en ajustar nuestros sistemas, más radicales tendrán que ser esos ajustes".
El experto dice que los actuales sistemas de pensiones en la región, como en el caso de Brasil, están tensionando las finanzas públicas.
"En aquellos países con sistemas de beneficio definido, que tienen pensiones más generosas y que se financian con transferencias intergeneracionales, el envejecimiento provocará este problema de sostenibilidad fiscal", apunta.
"Y en aquellos que funcionan con cuentas individuales y que dependen del ahorro de cada persona, como es el caso de Chile, pueden darse problemas de sostenibilidad social".
Medidas impopulares
Frente al problema de financiamiento en aquellos sistemas de pensiones de reparto -que operan bajo el formato de ahorro colectivo- hay ciertos cambios que generan grandes costos políticos.
“Una medida efectiva es incrementar la edad de jubilación. Supone que se pagan pensiones durante menos años y se reciben cotizaciones durante más tiempo”, le dice a BBC Mundo Inmaculada Domínguez, profesora de Economía Financiera de la Universidad de Extremadura, España.
"Pero si bien técnicamente es una buena solución, socialmente es una solución muy poco aceptada, y ello es una de las razones de la revueltas y protestas", añade.
"Estamos frente a un riesgo demográfico", explica Domínguez, y si no hay ajustes en los sistemas, los ingresos se irán reduciendo.
Precedentes en Francia
El conflicto en torno a las pensiones en Francia no es nuevo.
El precedente más conocido es el de 1995, cuando tres semanas de movilizaciones acabaron forzando al gobierno de Jacques Chirac a retirar una reforma parecida a la de Macron.
En el trasfondo de la discusión sobre la sostenibilidad financiera también está el debate en torno a cuál es el tamaño o el nivel de cobertura que deben tener las redes de protección social en una economía globalizada.
Y es aquí donde entran en juego las distintas visiones políticas: ¿aumentamos o disminuimos el rol del Estado en la salud, la educación, la vivienda, las pensiones?
Es por eso que el tema del financiamiento fiscal va mucho más allá de un debate económico, permea las divisiones en torno al tipo de sociedad que se quiere construir y polariza la respuesta de quienes terminan su vida laboral y reciben una jubilación que está muy por debajo de sus expectativas.