"En nombre de todos los niños del mundo, por favor, no firme la ley", suplica Jessica Saba, una niña de cuatro años, al rey Felipe de Bélgica sobre el proyecto de ley que legaliza la eutanasia infantil. La polémica norma estaría próxima a aprobarse en el parlamento belga.
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Según sus padres, Jessica pudo haber sido una firme candidata a la muerte si hubiese nacido en un país que permita la eutanasia infantil.
La pequeña nació en el 2009 con una malformación cardíaca: una de las válvulas de su corazón estaba bloqueada y un ventrículo poco desarrollado. Pasó por cirugías dolorosas de las que salió victoriosa.
Jessica Saba es de Canadá, donde el gobierno está intentando aprobar su propia ley de la eutanasia y la Comisión de Derechos Humanos de Quebec está recomendando la extensión de la eutanasia a los niños.
El padre de la pequeña, Paul Saba, indica que si la ampliación de la ley se aprueba en Bélgica existe un serio peligro de que este precedente sirva para extender la eutanasia pediátrica en todo el mundo. “No podemos permitir que esto ocurra”, subraya.
PROYECTO BELGA
El polémico proyecto de ley belga permitiría a niños y adolescentes optar a la eutanasia médica en supuestos muy restringidos, cuando padezcan un "sufrimiento físico insoportable y su muerte a corto plazo sea inevitable".
Si los diputados belgas aprueban mañana este proyecto de ley, el país se convertirá en el segundo del mundo, después de Holanda, en permitir la eutanasia infantil.
En Europa, la eutanasia activa (con asistencia médica) está despenalizada, además de en Bélgica, en Holanda, Luxemburgo y Suiza.