Para ciudadanos de varios países de Europa una vida sin mascarillas, aforos reducidos y distancia social es ya una realidad. Varias naciones del continente que durante meses fue el epicentro mundial de la pandemia están relajando sus restricciones contra el COVID-19, incluso ante el avance de la variante ómicron, que sigue provocando un alza de contagios.
Las escenas que se multiplican en estadios, discotecas, cines y fiestas ponen en debate la pertinencia del levantamiento de las medidas y la efectividad de las estrategias que se están llevando en esa parte del mundo para el ansiado retorno a la normalidad.
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Las decisiones de relajación en esos países europeos se han tomado en vista de la baja gravedad de la enfermedad que produce ómicron y por las altas tasas de vacunación registradas dentro de sus fronteras. Según cifras de Our World in Data, el 63% de la población en Europa está completamente vacunada.
Sin embargo, los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) han pedido no caer en el exceso de confianza puesto que la capacidad de contagio de ómicron es muy superior a las variantes precedentes y, de hecho, los contagios siguen al alza en Europa.
“Nos preocupa que en algunos países ha arraigado un mensaje de que por las vacunas -y por la alta transmisibilidad y baja gravedad de ómicron-, impedir los contagios ya no es posible y ya no es necesario. Nada podría estar más lejos de la realidad”, dijo el martes 1 de febrero el jefe de la OMS, Tedros Adhanom Gheybreysus.
A continuación, repasamos cuál es el estado actual de la pandemia en algunas de las naciones de Europa que siguen esa tendencia.
Dinamarca
Pese a registrar un récord de contagios, Dinamarca se convirtió el martes en uno de los primeros países de la Unión Europea en levantar la mayoría de las restricciones impuestas por la pandemia.
Ahora, el uso de mascarillas no es obligatorio en el transporte público, en tiendas ni en restaurantes. Solo es recomendado es hospitales, centros de salud y asilos de ancianos.
El país tomó la decisión al considerar que el COVID-19 no está agobiando al sistema y ya no es “una enfermedad de impacto social”. Estimó, además, que la amplia cobertura de las vacunas y la menor gravedad del cuadro que produce la variante ómicron permite la relajación de las medidas.
El director de la Agencia de Salud de Dinamarca, Søren Brostrøm, dijo a la emisora local TV2 que la cantidad de personas en las UCI “ha estado cayendo y cayendo y es sumamente baja”. Informó que actualmente hay 32 personas en UCI, cuando hace pocas semanas eran 80.
Dinamarca, un país de 5,8 millones de habitantes, ha registrado un promedio de más de 50.000 casos diarios en las últimas semanas. Sin embargo, ha disminuido la cantidad de pacientes en las unidades de cuidado intensivo.
Francia
Francia ha iniciado una reducción gradual de las restricciones contra el virus que estaban en vigor desde el mes de diciembre.
Desde el martes ya no es obligatorio usar mascarilla en la calle, ni respetar un aforo limitado en espacios culturales. Tampoco se limitará el aforo en los locales deportivos, como los estadios de fútbol y el teletrabajo dejará de ser obligatorio para los empleos donde era posible, aunque el Ejecutivo sigue recomendándolo.
Las medidas entraron en vigencia en momentos en que las hospitalizaciones aumentan, pero la media diaria de contagios se redujo ligeramente (se sitúa aún por encima de los 300.000). Además, el número de pacientes en las unidades de reanimación de los hospitales se mantiene casi estable (3.751 el martes).
Debido a ello Francia mantiene la vigencia del pasaporte de vacunación, documento que permite que los mayores de 16 años entren a lugares de ocio y culturales, y se mantiene el uso obligatorio de mascarillas en el interior de algunos locales.
La relajación continuará ampliándose desde el 16 de febrero. A partir de ahí las discotecas serán reabiertas y se autorizarán de nuevo los conciertos de pie y los consumos en las barras de los bares.
Noruega
Noruega levanta a partir de este miércoles la mayor parte de las restricciones, entre ellas la prohibición de servir alcohol a partir de las 23:00 y el límite a reuniones privadas de no más de 10 personas. También desaparecen las restricciones en los centros de enseñanza y ya no será necesario el teletrabajo.
Además, los viajeros llegados a la frontera ya no necesitarán hacerse una prueba de COVID-19 antes de entrar al país. La gente puede volver a sentarse al lado de otras personas en eventos con asientos fijos y pueden organizarse eventos deportivos como antes de la pandemia.
No obstante, hasta el 17 de febrero el uso de mascarillas en interiores cuando no se pueda guardar la distancia de seguridad de un metro estará vigente.
”Ahora es el momento de que recuperemos nuestra vida diaria”, dijo el martes la ministra noruega de Salud, Ingvild Kjerkol.
Noruega es uno de los países menos afectados por la pandemia en Europa, con 1.440 muertos. El 90,9% de la población mayor de 18 años ha recibido el esquema completo de vacunación.
El país registró un aumento del contagios a mediados de diciembre del 2021, lo que obligó a las autoridades a imponer una serie de restricciones, que empezaron a aliviaron un mes después.
Austria
Austria, donde un mandato nacional de vacunación -el primero de su tipo en Europa- entró en vigor el martes, anunció que relajará las restricciones por el COVID-19 en forma progresiva a lo largo de febrero.
A partir del 5 de febrero, los restaurantes ya no cerrarán a las 22:00 de la noche, sino que podrán permanecer abiertos hasta la medianoche. Conforme avance el mes también se eliminarán las reglas que prohíben la entrada de personas no vacunadas a tiendas y restaurantes. Tampoco se requerirá prueba de vacunación o recuperación para ingresar a las tiendas. Finalmente, se permitirá la entrada a los restaurantes a todos los que acrediten vacunación, recuperación o test negativo.
En tanto, el Gobierno ha disminuido de nueve a seis meses, a partir de la segunda dosis, la validez de los pasaportes COVID-19 que certifican la vacunación.
Las nuevas medidas se anunciaron pese a que Austria alcanzó máximos históricos de contagios, avivados por la variante ómicron. En las últimas 24 horas el país ha contabilizado 39.410 nuevos casos de COVID-19, el segundo máximo diario desde que comenzó la pandemia. En este momento las hospitalizaciones están en su punto más alto desde mediados de diciembre. Actualmente hay 1.697 personas hospitalizadas, un 39% más que hace una semana.
Holanda
Holanda ordenó hace una semana la reapertura de bares, restaurantes, museos y teatros por primera vez en un mes, aunque los bares y restaurantes aun tienen que cerrar a las 10 p.m.
En tanto, los equipos profesionales de fútbol deberán limitar sus estadios al 30% de su aforo. Las nuevas medidas rigen durante seis semanas, pero el gobierno las revisará al cabo de tres semanas para determinar cómo afectan las cifras de trasmisión.
Como ocurre en las otras naciones, las medidas llegaron en momentos en que las infecciones han aumentado en ese país, aunque los traslados a unidades de cuidados intensivos han disminuido.
Inglaterra
Inglaterra puso fin la semana pasada a casi todas las restricciones nacionales. El uso de mascarillas en espacios públicos ya no es obligatorio, no se solicitan pases de vacunación para acceder a eventos u otros recintos públicos.
El gobierno también finalizó su recomendación de que la ciudadanía trabaje desde casa y de que los alumnos en las escuelas usen mascarillas. También se derogaron las limitaciones a las visitas a los hogares de ancianos.
Sin embargo, las autoridades mantienen una importancia condición: todas las personas que den positivo al COVID-19 deben aislarse.
Otras regiones del Reino Unido, como Escocia, Gales e Irlanda del Norte, que tienen autonomía en cuanto a sus medidas sanitarias, también han relajado sus restricciones.
Alemania
Las autoridades de Alemania acordaron recientemente mantener las medidas actuales, pero se plantean relajar las restricciones hacia marzo si para entonces ha remitido la ola de contagios actual, que sigue marcando máximos diarios.
Las restricciones vigentes estipulan que el acceso a comercios no esenciales, cines, teatros o restauración solo es posible para los vacunados con la pauta completa y dosis de refuerzo, en ocasiones acompañado de un test negativo reciente.
El gobierno federal y los poderes regionales se reunirán el 16 de febrero, momento en que, según anunció el canciller Olaf Scholz, deberían presentarse las “perspectivas de apertura” para el conjunto de la vida pública, a medio o corto plazo.
“Aún no estamos en la salida de esta crisis”
El médico peruano Enrique Casalino, director de urgencias del Hospital Universitario Bichat de París, señala que se debe tomar en cuenta que no todos los países habían puesto el mismo tipo de restricciones y que la tendencia actual a levantar esas reglas parten del principio de que si bien la variante ómicron es mucho más contagiosa, por lo que hay forzosamente muchos más casos, es mucho menos grave. Pero para el galeno el relajamiento de las medidas es una decisión política y no sanitaria o científica.
“Los políticos prefieren no lidiar con el reproche de la población por haber bloqueado la economía y otros argumentos, sobre todo porque en todos estos países de Europa el porcentaje de población vacunada está entre 75% y casi 90%. El porcentaje de población que tiene tres dosis está alrededor de 35% y 40%, entonces las autoridades dicen que la población está muy bien protegida y prefieren tomar estas medidas porque políticamente es muy difícil mantener las restricciones”, dice a El Comercio.
Explica que desde el punto de vista sanitario hay algunos elementos importantes a tomar en cuenta. El primero es que dejar circular un virus como el COVID-19 crea el riesgo de que haya una nueva variante. “Es sumamente peligroso dejar circular un virus como el que estamos enfrentando actualmente. Siempre hay un peligro de que haya nuevas mutaciones y que puedan ser responsables de nuevas formas graves de la enfermedad”, señala.
El segundo elemento es el sistema de salud que. Si bien Europa tiene una mejor resiliencia en comparación con un país en vías de desarrollo, apunta que aún se siguen desprogramando actividades quirúrgicas y persisten algunas dificultades en los hospitales. Además, considera que si las medidas se dejan demasiado rápido la población va a tender a salir mucho más y el virus va a mutar aún más, por lo que existe el riesgo de formas más graves de la enfermedad y de que el sistema de salud no pueda asumir el conjunto de sus responsabilidades.
También menciona que en Estados Unidos y otros países se ha descrito que el tiempo entre el pico epidémico y el pico de llegada a UCI para un paciente puede estar retardado no de una o dos semanas, como con la variante Delta, sino que podría ser hasta de cuatro semanas, lo que quiere decir que como en muchos países en Europa están en el pico hay un riesgo de que haya un retraso en los pacientes que van a llegar a UCI.
“Otro argumento más es que los países están mirando únicamente qué pasa en su país, pero los países no son islas. En Europa los casos globales están aumentando, pasa igual en otras partes del mundo. No estamos en una salida de esta crisis todavía. Para un médico como yo hay medidas que me parecen demasiado precoces. El discurso tiene un tinte político demasiado fuerte y el rol de un Estado es proteger a la población”, afirma.
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