Estamos a pocos días de comenzar el 2020 y la mayoría tiene en mente arrancar el año nuevo desde cero. Aunque eso a veces implique cambiarle de nombre a todo un país. Tal es el caso de Holanda, que desde el próximo mes de enero pasará a llamarse oficialmente Países Bajos, por decisión del Gobierno.
En realidad, lo de Holanda no es del todo un cambio de nombre sino mas bien un regreso a sus orígenes. El término “Neder-landen”, del cual viene su nombre en holandés “Nederland”, significa “tierras bajas”. Y esta nomenclatura, a su vez, responde al hecho de que gran parte del país se encuentra por debajo del nivel del mar.
¿Entonces por qué lo hemos conocido como Holanda por tanto tiempo? Porque sí existe una Holanda; en realidad, existen dos, pero no son países sino provincias: Holanda del Norte o Septentrional, que agrupa a ciudades como Haarlem, Ámsterdam, Alkmaar o Zaandarm; y Holanda del Sur o Meridional, donde se puede encontrar a La Haya, Rotterdam, Gouda o Delft.
Desde el siglo X hasta el s. XVI, el país estuvo unificado bajo el poder de los condes de Holanda. Al siglo siguiente, ya como una república, siguieron siendo los personajes dominantes. Recién para el siglo XIX, con la derrota de Napoléon en Waterloo, en 1815, el reino de los Países Bajos emergió como tal.
Entonces, ya sea porque agrupa a las ciudades con mayor relevancia económica, turística y política; por simple comodidad histórica o por una decisión económica del sector turístico, Holanda se asumió como el nombre de la nación. El problema está en que existen otras 10 provincias, además de los territorios de ultramar como Aruba, que quedan excluidos con esta denominación.
Por ello, el Gobierno Neerlandés decidió rediseñar la estrategia bajo la que se exhibe ante el mundo. Así, representantes gubernamentales se pusieron de acuerdo con líderes empresariales y la junta nacional de turismo para relanzar la marca. El primer paso para ello fue cambiar el logo.
En noviembre de este año, la ministra de Turismo y Comercio Exterior, Sigrid Kaag, presentó el nuevo logo: las letras NL, que a la vez forman un tulipán en el centro, acompañadas de la palabra Netherlands (Países Bajos, en inglés). Todo en naranja, que se mantendrá como el color nacional.
Embajadas, ministerios, colegios, universidades, municipios y organizaciones que trabajen con el Gobierno deberán utilizarlo.
El precio del cambio
¿Cuánto costará el rediseño nacional? 200 mil euros solo por el logo, que estará disponible en ocho idiomas. Durante la presentación, Kaag se mostró confiada de que los ciudadanos entenderían que esto es apenas parte de un paquete de miles de millones de euros que representará el cambio total.
“La gente entenderá que antes de ver beneficios hay que pagar un costo”, señaló.
La estrategia completa aún no ha sido revelada por el Gobierno, pero ya se conocen algunos puntos. Además del logo, en enero la página oficial Holland.com será rediseñada bajo los nuevos lineamientos; en mayo el país acogerá al Festival de la Canción Eurovisión en Rotterdam bajo el nombre de Países Bajos; su delegación para los Juegos Olímpicos Tokio 2020 también irá con el nuevo nombre y su equipo de fútbol, la otrora ‘Naranja Mecánica’, también usará el nombre oficial en las competiciones a las que asista.
Pero, además, el cambio busca reorganizar el turismo en el país. Kaag busca que se pase de un modelo masivo, barato y aéreo que asfixia a las autoridades y residentes de ciudades como Ámsterdam a uno más sostenible y respetuoso de la ciudad.
Sobre todo tomando en cuenta que el país estima que para el 2030 lo visiten unos 42 millones de turistas, en comparación con los 18 millones que se registraron hasta el 2018.