ROMA.- Un milagro de fin de año o, más bien, un aterrizaje milagroso: es lo que hizo Silvia De Bon, piloto italiana de 22 años, que el miércoles último, cuando el motor de su avioneta comenzó a fallar y estaba a punto de estrellarse contra una de las montañas de las Dolomitas, a 2200 metros de altura, en el noreste de Italia, logró evitar una tragedia realizando una maniobra de emergencia de los más temeraria, pero perfecta.
En cinco segundos, al darse cuenta de que estaba por chocar contra una de las cimas del grupo de montañas Lagarai, en el Trentino, la joven logró aterrizar con su Piper PA28 de panza, sin motor, planeando, sobre una de las laderas nevadas de la zona. Una maniobra que la dejó ilesa a ella y a sus dos pasajeros –que tan sólo sufrieron heridas leves- y la hicieron saltar a la fama. Su historia de final feliz, en efecto, tuvo enorme repercusión en Italia, donde no solo llegó a las tapas de los diarios, sino también a los noticieros de radio y TV.
Mira: Papa Francisco critica la discriminación de género en el trabajo
“Vi la montaña ante mis ojos y tenía que elegir si virar y estrellarme contra uno de sus costados laterales o encontrar un modo de amortiguar el golpe, aterrizando en algún lado. Y lo logré”, contó a diversos medios la chica, con cuello ortopédico y algunos rasguños en la cara, desde la cama del hospital de Trento, donde fue internada al principio, pero de donde ya fue dada de alta.
Todo ocurrió el miércoles pasado cuando, junto a su hermano mayor, Mattia (27) y a su novia, Giorgia (28), todos oriundos de la localidad de Longarone, Silvia decidió ir a dar una vuelta en el aire para contemplar el bellísimo paisaje nevado de las Dolomitas. Despegaron del aeropuerto de la ciudad de Belluno con la idea de pasar por Trento, Bolzano y regresar pasando por Cortina. Estaban disfrutando del panorama cuando, de repente, el motor empezó a fallar y la avioneta comenzó a perder altura.
“Estaba en un cañadón, la velocidad empezó a disminuir y el avión comenzó a bajar... Entonces tuve dos posibilidades: colisionar contra las montañas que tenía a la derecha y a la izquierda, o tratar de amortizar el choque aterrizando en algún lado y haciéndolo tratando de provocar menos consecuencias posibles”, contó la joven. “Vi un lugar en una pendiente, era la única posibilidad si no quería estrellarme, entonces levanté el avión e intenté hacerlo planear”, precisó.
Silvia, que trabaja en un hotel de Cortina d’Ampezzo y que había vuelto en noviembre de Estados Unidos donde había conseguido una seguna licencia para volar, admitió que tuvo suerte.
“Fui afortunada: desde el momento del impacto al instante posterior, no recuerdo qué pasó exactamente, tengo un vacío. Pero cuando me desperté tenía la parte izquierda de la cara llena de sangre, porque choqué la cabeza contra el vidrio. Después, con mi hermano y su novia pudimos salir de la avioneta y él llamo al número de emergencia, enviando nuestra posición exacta y yo llamé al AeroClub de Belluno, propietario del Piper PA28, avisando lo que había pasado. Ya eran las cuatro de la tarde pasadas y tenía que volver”, relató al Corriere della Sera. Así fue que llegaron a rescatarlos.
Preguntada si hizo una maniobra correcta, Silvia reconoció que, en rigor, era equivocada porque cuanto más se levanta, más disminuye la velocidad y el avión cae. “Pero sabiendo que iba en contra de la montaña, hice de todo para poner el avión en paralelo con respecto a la pendiente, aterrizando de panza. Si chocaba de frente destruía la parte delantera con consecuencias peores”, explicó.
La joven piloto recién ahora se da cuenta de que le salvó la vida a todos. Y más allá del susto por una tragedia evitada por una decisión en cinco segundos, por instinto, con sangre fría, no tiene dudas de que quiere seguir volando, su gran pasión.
“Lo siento, pero a mi padre ya no lo escucho. Siempre le digo: ‘si todas las personas que tienen un accidente de auto dejaran de manejar, no manejaría más nadie’. Es verdad que cuando uno está en el aire es distinto, pero el concepto es similar. Si tengo un accidente no me dejo asustar y estoy determinada a volverme una piloto de línea aérea, tipo los de Ryanair”, dijo. “Al momento tengo una licencia general italiana y otra estadounidense. Para ser piloto de línea tengo que seguir estudiando, pero estoy lista”, precisó.
El diario La Stampa, que publicó hoy en tapa su historia, recordó el antecedente del piloto estadounidense Chesley Sullenberger, que el 15 de enero de 2009 logró hacer aterrizar un avión de línea sobre las aguas heladas del río Hudson, en el corazón de Nueva York, después de que una bandada de pájaros lo dañara durante el despegue. Las 155 personas a bordo lograron salvarse. Y en 2016 Tom Hanks interpretó a este piloto en la película Sully de Clint Eastwood.
Todo ocurrió el miércoles pasado cuando, junto a su hermano mayor, Mattia (27) y a su novia, Giorgia (28), todos oriundos de la localidad de Longarone, Silvia decidió ir a dar una vuelta en el aire para contemplar el bellísimo paisaje nevado de las Dolomitas. Despegaron del aeropuerto de la ciudad de Belluno con la idea de pasar por Trento, Bolzano y regresar pasando por Cortina. Estaban disfrutando del panorama cuando, de repente, el motor empezó a fallar y la avioneta comenzó a perder altura.
“Estaba en un cañadón, la velocidad empezó a disminuir y el avión comenzó a bajar... Entonces tuve dos posibilidades: colisionar contra las montañas que tenía a la derecha y a la izquierda, o tratar de amortizar el choque aterrizando en algún lado y haciéndolo tratando de provocar menos consecuencias posibles”, contó la joven. “Vi un lugar en una pendiente, era la única posibilidad si no quería estrellarme, entonces levanté el avión e intenté hacerlo planear”, precisó.
Silvia, que trabaja en un hotel de Cortina d’Ampezzo y que había vuelto en noviembre de Estados Unidos donde había conseguido una seguna licencia para volar, admitió que tuvo suerte.
“Fui afortunada: desde el momento del impacto al instante posterior, no recuerdo qué pasó exactamente, tengo un vacío. Pero cuando me desperté tenía la parte izquierda de la cara llena de sangre, porque choqué la cabeza contra el vidrio. Después, con mi hermano y su novia pudimos salir de la avioneta y él llamo al número de emergencia, enviando nuestra posición exacta y yo llamé al AeroClub de Belluno, propietario del Piper PA28, avisando lo que había pasado. Ya eran las cuatro de la tarde pasadas y tenía que volver”, relató al Corriere della Sera. Así fue que llegaron a rescatarlos.
Preguntada si hizo una maniobra correcta, Silvia reconoció que, en rigor, era equivocada porque cuanto más se levanta, más disminuye la velocidad y el avión cae. “Pero sabiendo que iba en contra de la montaña, hice de todo para poner el avión en paralelo con respecto a la pendiente, aterrizando de panza. Si chocaba de frente destruía la parte delantera con consecuencias peores”, explicó.
La joven piloto recién ahora se da cuenta de que le salvó la vida a todos. Y más allá del susto por una tragedia evitada por una decisión en cinco segundos, por instinto, con sangre fría, no tiene dudas de que quiere seguir volando, su gran pasión.
“Lo siento, pero a mi padre ya no lo escucho. Siempre le digo: ‘si todas las personas que tienen un accidente de auto dejaran de manejar, no manejaría más nadie’. Es verdad que cuando uno está en el aire es distinto, pero el concepto es similar. Si tengo un accidente no me dejo asustar y estoy determinada a volverme una piloto de línea aérea, tipo los de Ryanair”, dijo. “Al momento tengo una licencia general italiana y otra estadounidense. Para ser piloto de línea tengo que seguir estudiando, pero estoy lista”, precisó.
El diario La Stampa, que publicó hoy en tapa su historia, recordó el antecedente del piloto estadounidense Chesley Sullenberger, que el 15 de enero de 2009 logró hacer aterrizar un avión de línea sobre las aguas heladas del río Hudson, en el corazón de Nueva York, después de que una bandada de pájaros lo dañara durante el despegue. Las 155 personas a bordo lograron salvarse. Y en 2016 Tom Hanks interpretó a este piloto en la película Sully de Clint Eastwood.
Sullenberger tenía 57 años y 38 de experiencia. Silvia 22 años y uno de experiencia.
Por Elisabetta Piqué