Julio Deluret se cansó de limpiar y desinfectar todas las mañanas la vereda donde se encuentra su clínica y, luego de hacer varias denuncias e intentar finalizar esta situación a través de la via judicial, decidió instalar un urinario en la vereda, para disuadir a los clientes borrachos del bar Don Diego, en la provincia argentina de San Luis, informó "El diario de la República".
La protesta ocurrió ayer y duró ocho horas. Deluret instaló el urinario frente a su centro asistencial. Al artefacto le colocó un cartel que decía: "Baño exclusivo para clientes del bar Don Diego".
"Estoy harto, totalmente harto. Cansado, muy cansado de que los clientes de ese bar orinen en mi vereda. Todas las mañanas es el mismo problema. Por eso me volví loco e instalé el urinario, es una forma de protestar, de manifestar mi enojo. Ya agoté los medios para poder resolver este problema con la gente del bar Don Diego, pero es imposible. Me cansé", dijo Deluret en diálogo con el medio.
"El problema no es el pool. Porque los que juegan están un rato y se van. El drama viene cuando, en la trastienda del pool, en una habitación que hay atrás del local, se arma la juerga. Todos los miércoles, jueves, viernes y sábados hay fiesta con los parlantes al máximo. Y a la madrugada surgen las peleas, el griterío, las corridas, las motos que salen y pasan por la vereda", dijo el hombre.
"Y los borrachos agarran la puerta de mi local y el frente de todas las casas de la cuadra como baño. Orinan sin problemas y nadie hace nada. Al dueño del bar no lo conozco, no sé cómo es su cara. Jamás hicieron algo para cambiar esto", agregó.
Deluret, además, agregó que los vecinos hicieron varias denuncias ante la Municipalidad y que dos inspectoras visitaron el local en pleno funcionamiento, pero no hubo cambios.
"Al bar viene gente grande. Son tipos y mujeres mayores, que salen complemente borrachos y se agarran a golpes o de los pelos sin vergüenza. Y ensucian todo, orinan o vomitan. No hay ningún control por parte de la gente del pub", añadió.
En la clínica se atienden pacientes de avanzada edad desde muy temprano: "A la madrugada mando a lavar y desinfectar todo, pero los pobres abuelos tienen que andar a los saltos o esquivando las corridas de las peleas o las motos", dijo Deluret.
"Con la gente del Hotel Dos Venados jamás tuvimos problemas. Ellos hacen cientos de fiestas al año y llegan aquí miles de personas, pero jamás hubo un problema. Esa gente contrata policía, seguridad, personal que controla hasta los estacionamientos. En la discoteca, atrás del bar, pasa de todo y nadie controla", concluyó el hombre todavía ofuscado.
Fuente: La Nación, Argentina/ GDA