En el cementerio Serafín, al sur de Bogotá, Carlos Martínez, encargado de las cremaciones, solía recibir de dos a cuatro fallecidos al día. Cuatro meses después, cuando el país completa 10.105 muertes por coronavirus covid-19, este hombre se encarga de 70 a 80 muertos cada 24 horas.
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“En estos momentos los fallecidos llegan absolutamente solos. El conductor es la única persona en la carroza. No hay familiares, ni allegados”, cuenta Martínez. En este lugar se recibieron los primeros muertos por covid-19 de la capital. El oficio cambió tanto desde que llegó el coronavirus que ahora el cuerpo es introducido al horno crematorio aún dentro del cofre.
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La pandemia ha disparado la operación del sistema de salud, cementerios, funerarias y demás servicios en todo el territorio nacional. El 6 de marzo se confirmó el primer caso positivo en el país y, después de más de 140 días, ha muerto el equivalente al total de la población de municipios como Ramiriquí (Boyacá), La Florida (Nariño) o Simacota (Santander).
Los hospitales están llegando a su punto máximo de ocupación. Este es el caso de Bogotá, la ciudad con más contagios, que hasta el 31 de julio reportó solo el 10,9% de disponibilidad para pacientes que necesitan atención en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Anteriormente, la mortalidad de pacientes ingresados a UCI en la capital estaba entre el 30% y 40%, según el doctor Hernán Bayona, presidente del Colegio Médico de Bogotá. Con la pandemia, señala, el 60% de los pacientes que ingresan, fallecen en ese lugar. “Esto supera con creces la situación normal”, dice el experto.Las muertes por enfermedades respiratorias también se han salido de los índices habituales.
El duelo más grande es para los familiares que no han podido decir adiós y tienen despedidas aplazadas.
“La situación de los pacientes que están por covid-19 en la UCI es muy difícil, ya que mueren en soledad. No hay acompañamiento familiar por la situación. Saber que su familiar fallece y no lo pudieron ver ni despedir es muy doloroso. La entrega de los pacientes es muy cercana a lo inhumano, pues no pueden expresar su dolor”, afirma Bayona.
El trabajador del cementerio, Carlos Martínez, también cuenta que en diferentes ocasiones los familiares siguen el carro fúnebre en el que va la persona fallecida. Muchos de ellos dejan de ver a sus allegados desde que son internados en un hospital y vuelven a tener un ‘acercamiento’ cuando reciben sus cenizas. “Es muy difícil decirles a las personas que no abran el cajón para ver a su familiar”, cuenta.
Comparaciones para entender la magnitud de la tragedia
La situación carece de precedentes, pero rememora la magnitud de otras tragedias que ha sufrido el país.
El 13 de noviembre de 1985, Colombia quedó en silencio tras presenciar la catástrofe ocurrida en Armero por la erupción del volcán Nevado del Ruíz. El desastre natural dejó alrededor de 26.000 víctimas mortales y causó la desaparición del municipio, según datos de la Red Cultural del Banco de la República.
El actual virus, que está llegando a su pico de contagios según expertos, ha cobrado la vida de casi el 40% de personas fallecidas en esta tragedia, ocurrida en el departamento del Tolima.
El covid-19 es el suceso que más ha dejado muertos en el país durante el siglo XXI y el segundo si se suman tragedias del siglo pasado. Lo sorprendente de esta crisis es la gran cantidad de muertes en poco tiempo.
A su vez, el país ha presenciado otras tragedias que se dieron en siglos pasados. Aunque los registros no son muy claros y difieren unos de otros, en 1875 Cúcuta sufrió un terremoto que dejó alrededor de 3.000 muertes. En 1918 Colombia también se enfrentó a la gripe española. No hay citas que revelen su magnitud en todo el territorio nacional pero de acuerdo con la Organización de Estados Iberoamericanos (OIE), en Boyacá dejó cerca de 2.800 muertos.
Incluso, durante los 60 años de conflicto armado que ha vivido el país, no se registraron datos de esta envergadura. Entre 1958 y 2018, en Colombia se perpetraron 4.210 masacres que dejaron 24.447 víctimas mortales, de acuerdo con reportes del Centro Nacional de Memoria Histórica.
Si bien se trata de fenómenos de causas y características distintas (uno mediado por el dolo de los victimarios, mientras que el otro obedece a una crisis sanitaria), la comparación de los registros de fallecidos en ambos casos expone la magnitud del drama que se vive en cuestión de semanas por el nuevo coronavirus.
En más de cuatro meses, los 10.000 fallecidos por coronavirus ya equivalen al 40% del total de muertos por el conflicto.
Covid-19 en Colombia: más muertos al año que múltiples causas
En cuanto a los fallecidos por causas distintas a enfermedades o ligadas al conflicto armado, como accidentes de tránsito u homicidios, el coronavirus excede los datos anuales. En muchos casos, los duplica.
En solo cuatro meses, la pandemia superó algunas cifras de las principales causas de fallecimiento registradas durante todo el 2019. La lista la encabezan los accidentes de tránsito, homicidios y suicidios, según reporta el Dane.
De acuerdo con los datos del Instituto de Medicina Legal, el año pasado murieron 6.690 ciudadanos por accidentes de tránsito en las vías nacionales y, en cuanto a suicidios, el 2019 contabilizó 2.550.
Por su parte, una de las principales causas de muerte en Colombia anualmente son los homicidios. En el año 2019 se registraron 11.630 y, en este caso, la pandemia en el país está a 1.525 personas fallecidas de equiparar esta cifra.
Las carrozas que solían llevar un cajón fúnebre, ahora transportan entre cuatro y cinco, cuenta Martínez, el trabajador del cementerio. Además, afirma que, en poco tiempo, los sistemas funerarios podrían colapsar.
El panorama también es difícil para los centros de salud. Bogotá, Medellín, Barranquilla, Montería y Riohacha son algunas de las capitales que se encuentran en alerta por la ocupación de camas de UCI.
El doctor Bayona afirma que, a pesar de ser parte de un centro oncológico donde se enfrenta permanentemente a la muerte, esta situación supera el día a día, ya que actualmente fallecen muchas más personas de lo que él veía en un turno normal.
“El éxito de nuestra labor era precisamente que no falleciera nadie. En el día a día nosotros llegábamos a nuestras casas satisfechos; ahora llegamos con mucho dolor, con desesperación e impotencia porque se nos va la vida de los pacientes”, señala.
No habrá ningún regreso a la ‘vieja normalidad´ en el futuro previsible como consecuencia de la actual pandemia, según declaraciones de Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, conocidas el pasado 14 de julio.
El directivo afirmó que la situación iba a empeorar y que el coronavirus continuaba siendo el enemigo número uno a nivel mundial.
“Las personas deben entender que esto no es un invento. Es algo real de una gravedad y magnitud enorme”, señaló el doctor Bayona.
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