Santo Domingo [EFE]. El hallazgo de una recién nacida en un cartón cerca de un basurero es el más reciente caso de abandono de bebés en Ecuador, que motivó a unas monjas a crear una “Cuna de vida”: una ventanilla en la que las personas -amparadas en un anonimato inicial- pueden dejar a los infantes no deseados.
Solo este año se encontró a tres recién nacidos en un cubo de basura en Guayaquil (suroeste) y el cadáver de uno más, en otro contenedor de basura en Quito.
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Como parte del programa “Bebés en el cielo”, en el 2018 se realizó en Quito el sepelio de 36 fetos y recién nacidos abandonados en diferentes circunstancias en las provincias de Pichincha, Santo Domingo de los Tsáchilas y Tungurahua.
La monja polaca Ewa Pilarska, integrante de la congregación de las Hermanas Benedictinas Misioneras, también relató a Efe el caso de un recién nacido abandonado en Cuenca (sur), que fue devorado por los perros en 2017.
Una cruda realidad que les motivó a ofrecer un lugar seguro para los infantes sin exponer ni juzgar a las madres.
HOGAR VALLE FELIZ
La primera Cuna de vida se fundó en Alemania en 1999 y, aunque el proyecto es nuevo en Ecuador, cuenta con el respaldo de la casa de acogida “Hogar Valle Feliz”, que en unas tres hectáreas alberga actualmente a 44 menores en situación de riesgo y con familias multiproblemáticas.
Esos menores están distribuidos en cinco pulcras casas de tres pisos y estructura sólida, que funcionan de forma autónoma.
Los pequeños van y vienen de las escuelas en una furgoneta de la institución, hacen tareas, van a talleres, juegan en su espectacular jardín, así como en una cancha de baloncesto, que está cerca de la “Cuna de vida”, inaugurada a inicios de mes y que, con el tiempo, podría acoger a su próximo “hermano o hermana”.
TODAS LAS SEGURIDADES
El proyecto funciona en la ciudad de Santo Domingo de los Tsáchilas, a unas tres horas al suroeste de Quito.
Colocada a un costado de la entrada principal del “Hogar Valle Feliz”, la Cuna de vida está escoltada por una pintura en la pared de dos grandes manos que acunan a un bebé dormido.
Cerca de ella está el timbre que acciona la ventanilla. Al abrirse, la madre encuentra en la cuna una carta en la que le garantizan que su bebé estará bien cuidado, que se informará del caso a la Policía, y que llevarán al pequeño a un control médico.
“No sabemos lo que pasó en tu vida para que tomes esta decisión, y no lo juzgamos, te vamos a esperar los primeros tres meses para poder apoyarte y entregarte a tu hijo si así lo quieres; en caso de que no vengas, vamos a empezar el proceso de declaratoria de adoptabilidad para que tu bebé tenga una nueva familia”, reza la misiva.
Una vez que la madre deposita al bebé en la cuna, se activa un sensor que, en cinco segundos, cierra automáticamente la ventanilla antes de que la cuna se desplace hacia la derecha. En paralelo, una alarma suena en los celulares de las encargadas, que tardan minutos en llegar al sitio.
Seguro por fuera, pero también por dentro. Desde el interior del “Hogar Valle Feliz” las monjas, alertadas por la alarma, deben marcar una clave para desbloquear la puerta de la habitación donde está la cuna, mientras una segunda seguridad, les obliga a registrar su huella digital.
Se prevé que al ingresar tomen al bebé en brazos, lo acunen y lo arropen, todo bajo la vigilancia de una cámara que graba en video cada movimiento en la Cuna de vida, que funciona las 24 horas.
PSICÓLOGAS Y TRABAJADORAS SOCIALES
Si el bebé regresa tras la valoración médica, en la casa de acogida se designa a una educadora como su referente materno, y se prepara a los miembros de una de las cinco casas para recibir al nuevo integrante de la “familia”, explicó a Efe la psicóloga Leonela Valarezo.
Si la madre vuelve, Valarezo auscultará las causas y secuelas del abandono, así como la realidad de la pareja de la mujer pues “hay que asumir como sociedad que el varón es tan responsable como la mujer, que un hijo no se engendra solo”.
La trabajadora social Gloria Vera, quien definirá la casa en la que vivirá el bebé, cree que en el Código de la Niñez y Adolescencia debe constar también la corresponsabilidad “directa al padre” no sólo en la pensión alimenticia, sino en el cuidado y la protección.
“DESPENALIZAR A LA MADRE”
Jaime Salvatierra, abogado de “Hogar Valle Feliz” comentó a Efe que el proyecto busca evitar el abandono de niños en la calle y pretende “despenalizar a la madre”, pues la ley ecuatoriana sanciona con prisión, de uno a tres años, el delito de abandono en lugares no aptos para cuidado y protección.
Pero, al dejarlo en el “Hogar Valle Feliz”, un centro que cuenta con permisos de funcionamiento, “la madre no estaría incurriendo en el delito”, consideró.
El letrado explicó que cuando un niño ingresa en un centro de acogida en Ecuador, inician las investigaciones para ubicar a los parientes y verificar si son aptos para el cuidado y protección.
Y mientras mantiene su esperanza de que se aligeren los complejos procesos de adopción en el país, centra ahora sus esfuerzos en la Cuna de vida, que busca prevenir situaciones de riesgo para el recién nacido, dramáticas para las madres y conmovedoras para la sociedad.