La historia de Daniel Valencia, un joven colombiano de 26 años, parece de película. Pero no de cualquiera, sino de una muy similar a la de La Terminal, la cinta protagonizada por Tom Hanks en 2004 y que cuenta el caso de Mehran Karimi Nasseri, un refugiado iraní que vivió 18 años en el aeropuerto Charles de Gaulle de París.
Daniel tuvo que dormir una semana en el aeropuerto de Barajas, en Madrid. Viajó a España, como muchos colombianos, con la esperanza de labrarse un mejor futuro. “Muchos decían que era fácil, que era llegar a España y encontrar trabajo. Que nada más aterrizar la vida te cambiaba al instante. Pero no es como lo pintan, la realidad es muy distinta... Al principio te toca sufrir y llorar”, cuenta el joven al diario El Mundo, que dio a conocer su historia.
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Este joven colombiano, en sus palabras, de “clase baja”, aterrizó en Madrid el pasado 25 de octubre. En su mente, solo había un objetivo: ayudar económicamente a su mamá y a sus tres hermanos, quienes se habían quedado en Colombia.
Llegar a España no fue fácil. Daniel invirtió la gran mayoría de sus ahorros en el pasaje de avión, que fue de ida y vuelta para poder ingresar a territorio español. Según cuenta, le quedaron unos 400 euros (poco más de 2 millones de pesos colombianos), los cuales tenía destinados para su estancia en Madrid.
”Planifiqué gastarme 100 euros al día, entre comida, transporte y hostal. Había calculado que en esos cuatro días encontraría un trabajo”, le contó el joven al medio español.
Sin embargo, el plan no resultó como esperaba. Daniel fue a bares, visitó todo tipo de tiendas y hasta se postuló para trabajar en una construcción. Pero nadie lo contrató. Habla incluso de sentirse “humillado” y de haber recibido malos tratos en los lugares a los que acudió.Así, se le fue agotando el dinero.Daniel estaba en otro país sin su familia, sin un lugar donde pasar la noche y sin recursos suficientes.
En su testimonio a El Mundo, el joven colombiano contó que en su primera noche sin alojamiento se la pasó, con maleta en mano, subiendo y bajando la Gran Vía, una de las vías más famosas de Madrid. Esa noche no pudo dormir porque sentía mucho frío.
Luego vino la segunda noche. Desde temprano en la tarde sospechó que sería igual a la anterior, por lo que decidió por ir al aeropuerto. En últimas, era quizás el lugar que mejor conocía y donde podría protegerse del frío de la noche y sentirse más seguro.Y entonces el aeropuerto se convirtió en una suerte de hogar.
Daniel estuvo allí durante una semana. Se movía de terminal a terminal para acomodarse en un baño poco transitado, donde se cobijaba y dormía cierto tiempo. Iba alternando de la terminal 1 a la terminal 2 y de esta a la terminal 3. “Comía una vez al día, las máquinas del aeropuerto son muy caras. Pero después del segundo día me tranquilicé bastante. Creo mucho en Dios y sabía que en algún momento cambiaría mi suerte”, contó.
Una nueva vida
El destino le cambió la noche del 5 de noviembre. Era sábado. Un hombre, también colombiano, llegó al aeropuerto y grabó un video de Daniel. Lo subió en Facebook y, de inmediato, se hizo viral.
Lo que vino después fue una oleada de solidaridad. Daniel empezó a recibir cientos de mensajes y llamadas a su celular. En estos le ofrecían cama, comida y aseo. Según cuenta, esta reacción lo sorprendió. “No sabía qué iba a ser de mi vida. Y, de repente, personas que no conocía de nada me querían ayudar; muchos de ellos habían pasado por lo mismo”, relató el joven colombiano.
Lo contactaron residentes de Madrid, pero también de otras ciudades, como Valencia y Barcelona. Incluso, su video cruzó fronteras y llegó a Italia y Suiza, donde varias personas le ofrecían ayuda.
”Una mujer que trabajaba en la terminal 4 me dijo que me acercara hasta ella a su terminal. Allí pude ducharme y comer. Hasta me dio algo de dinero para coger el Metro”, contó.
Según cuenta, esa noche ya no tuvo que quedarse en el aeropuerto y durmió en una casa del barrio de Opañel.
La siguiente noche la pasó en otra casa, ubicada en Plaza Elíptica. Y la siguiente donde vive actualmente: en el barrio Canillas, en un apartamento que comparte con seis personas. Allí, asegura Daniel, lo dejan quedarse “sin pagar hasta final de mes”.
”Voy mejorando poco a poco, y me gusta mucho Madrid. Solo he trabajado dos veces, por horas. Una, lavando una cocina; la otra, descargando camiones. Aunque me gustaría algo más estable, como camarero o entrenador de gimnasio, para poder subsistir por mi cuenta”, agregó el joven, quien se aferra a la esperanza, aunque reconoce que la falta de papeles es un obstáculo para que encuentre un trabajo.
A pesar de todo, Daniel dice no arrepentirse de haber viajado. “Quiero cumplir la meta de ayudar a mi familia”. Según cifras de las autoridades españolas, entre enero y junio de este año el número de habitantes extranjeros en ese país llegó a 172.456 personas, lo que representa un 11,7 % del total de su población.Las cifras detalladas dan cuenta de que 60.142 llegaron desde Colombia, mientras que 48.396 lo hicieron desde Ucrania y 31.703 desde Venezuela.