Por estos días, Jeanine Áñez acapara los titulares de diferentes medios alrededor del mundo debido a su investidura como presidenta encargada de Bolivia tras las turbulentas jornadas que se vivieron luego de los comicios del 20 de octubre que culminaron con la renuncia del mandatario Evo Morales, asilado en México.
Sin embargo, no es la primera vez que la exsenadora forma parte de un polémico e histórico momento en el país altiplánico.
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Como parte de la agenda de cambios económicos y sociales con la que Morales llegó al poder en las urnas en el 2005, Bolivia se sometió a dos decisivas elecciones el 2 de julio del 2006: en una debía nombrar a los miembros de la Asamblea Constituyente encargada de redactar la nueva Carta Magna del país, mientras que la otra era un referéndum de autonomía regional.
En el caso de la autonomía regional, el espectro de votación estuvo claramente dividido entre el los departamentos del oriente (Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando) que votaron a favor de las autonomías, y los de occidente (La Paz, Chuquisaca, Oruro, Cochabamba y Potosí) donde se impuso el "No". Finalmente, el 57,59% de bolivianos votó en contra de la autonomía departamental.
En cuanto a la elección de la Constituyente, fueron electos 255 asambleístas con una clara victoria del Movimiento al Socialismo (MAS, partido de Morales) que aseguró 137 escaños. Dentro de la oposición, como representante de su natal Beni, apareció una joven asambleísta: Jeanine Áñez.
El 6 de agosto del mismo año se instaló la Asamblea Constituyente en el Teatro Gran Mariscal de Sucre, en la capital boliviana. Sin embargo, los problemas no tardaron en llegar.
La oposición levantó su voz de protesta ante el mecanismo impuesto por el MAS, en el que los artículos propuestos eran ratificados con la mayoría absoluta (128 votos) mientras que para la aprobación del texto final hacían falta el apoyo de los dos tercios de la Asamblea (170 votos). La oposición, encabezada por el partido Podemos, exigió que se respete lo establecido en la Constitución que regía por esa época y la Ley de Convocatoria a la Constituyente, ambos especificaban que hacía falta el voto de los dos tercios de la Asamblea para ratificar cada artículo.
Áñez, que formaba parte de dos comisiones dentro de la Asamblea, se opuso a la mayoría de propuestas oficialistas, según consta en la compilación de documentos originales del proceso Constituyente.
El ambiente se fue tensando entre los asambleístas hasta que el 16 de noviembre del 2006, cuando se debatía el artículo 71 del Reglamento Interno en el que se definía el sistema de aprobación de las nuevas leyes, siete asambleístas opositores entraron en huelga de hambre.
Pasaron pocos días para que el total de asambleístas en huelga de hambre fuesen una veintena, entre ellos Jeanine Áñez.
La medida adoptada por los asambleistas no tardó en replicarse a lo largo del país, principalmente en los Comités Cívicos de los departamentos del oriente, claros opositores al MAS. En respuesta, movimientos sociales en apoyo de Morales comenzaron a protestar en diferentes puntos de Bolivia, señalando que los opositores buscaban frustrar la refundación del país como un estado plurinacional.
El Gobierno cedió suspendiendo las sesiones de la Constituyente hasta que se alcance un acuerdo sobre el artículo 71. Aunque esta medida no tuvo mayores resultados con los asambleistas en huelga.
El 6 de diciembre unos 11 asambleistas tomaron la testera del teatro donde sesionaba la Constituyente. Finalmente, y tras una serie de negociaciones, el 4 de enero del 2007, se determinó que se mantendría el sistema de votación sobre los artículos y el texto final sería aprobado en un plebiscito.
La Constituyente emitió la nueva Carta Magna boliviana en el 2008, tras ser parte de ella Áñez ingresó al Senado Boliviano y fue reelecta en el 2015. En este último periodo fue designada como segunda vicepresidenta del Senado, posición que ante la renuncia de Morales, su vicepresidente Álvaro García Linera, la presidenta y el vicepresidente del Senado, la hizo responsable de asumir la presidencia temporal en el país altiplánico.