Los vecinos del céntrico sector de la ciudad de Cúcuta (Colombia), donde fue hallada sin vida Jennifer Ramírez Rivero, una modelo venezolana de 40 años quien yacía junto a su bebé de dos años, siguen sumidos en la consternación luego de que se conocieran más detalles de este hecho de violencia.
Según algunos allegados, la última vez que vieron a esta diseñadora de modas iba acompañada de un hombre de tez morena. Ella se acababa de mudar al departamento 305 del edificio Spannis, luego de que intentara abrirse camino en el sector textil de Bucaramanga.
En el barrio, que está ubicado a pocos metros de la Alcaldía de Cúcuta y el parque Santander, muy pocos residentes lograron hablar con esta venezolana, nacida en la ciudad de San Cristóbal, capital del estado fronterizo del Táchira (Venezuela), y lo que recuerdan es que era alguien amable y que estaba muy pendiente de su hijo.
Por otro lado, durante el sepelio de esta ciudadana venezolana, familiares y amigos desmintieron la versión preliminar de la Fiscalía, según la cual todo se habría tratado de un robo. Esto se habría determinado tras una inspección en la que se reportó que en el inmueble, las habitaciones se encontraban revolcadas y no había elementos de valor.
La reconstrucción preliminar también establece que el homicida habría entrado al domicilio de la víctima sin forcejear la cerradura.
“Tanto familiares como seres queridos no creemos que haya sido un robo, por muchos detalles que se han revelado en torno a esta pérdida, que la seguimos llorando y lamentando”, indicó Gustavo Azócar Alcalá, amigo de Jennifer cuando ella estaba participando en el certamen local de belleza de Miss Táchira.
Según Gustavo, esta diseñadora de modas era una reconocida empresaria del centro de San Cristóbal, donde administraba tres locales comerciales. Los negocios no sobrevivieron a la crisis económica del país vecino, por lo que Jennifer optó por abandonar su país y mudarse a Colombia.
Los amigos de Jennifer también la recuerdan como una mujer emprendedora, jovial y muy inquieta, que era amante de los negocios y la vida saludable.
“Este caso de feminicidio ha generado indignación no solo en el sector, sino en toda la ciudad. La crueldad como fue asesinada, la escena del crimen y lo que casi nada se sabe han convergido para desatar la indignación entre la ciudadanía. Y lo que prueba esto es que la mujer venezolana está empezando a ser víctima de la violencia intrafamiliar que se expande en los hogares colombianos”, indicó Miriam Castrillón, defensora de los derechos de la mujer y directora de una fundación que investiga sobre temas de género.
De acuerdo con la Secretaría de la Mujer de Norte de Santander, esta muerte violenta es el décimo feminicidio que se registra en lo que va de este año en el departamento, tres registros más con respecto a los siete casos ocurridos en el 2017. Lo que más preocupa de estas cifras es que cinco de los homicidios corresponden a mujeres venezolanas.
Las autoridades conformaron este martes un equipo interinstitucional para esclarecer este crimen y recopilar el material probatorio, como grabaciones de las cámaras de seguridad del sector, para identificar al homicida.
Fuente: "El Tiempo" de Colombia, GDA