Juan Pablo González solía cometer actos obscenos en el sector de Belmira, en Bogotá. (FOTO: Archivo particular).
Juan Pablo González solía cometer actos obscenos en el sector de Belmira, en Bogotá. (FOTO: Archivo particular).

Luego de que la policía y la Fiscalía de capturaron a cinco uniformados por la presunta complicidad en el homicidio de Juan Pablo González dentro de la URI de Puente Aranda, este lunes los hombres fueron presentados ante un juez de control de garantías.

En el desarrollo de la formulación de imputación de cargos, el fiscal encargado del caso señaló que González Gómez fue golpeado por más de 27 minutos y que sus victimarios le ocasionaron más de 50 lesiones en todo el cuerpo: equimosis, raspaduras y fracturas fueron el saldo que quedó de la brutal golpiza.

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Según el fiscal, el hombre no solo fue golpeado sino que fue torturado y obligado a tomar la orina de los otros reclusos. Todo, ante la mirada de los cinco policías procesados hoy.

Los hechos de la investigación

Según la información que se entregó en un primer momento por la Secretaría de Seguridad, luego de la audiencia de imputación de cargos y medida de aseguramiento en contra de González, el hombre, sobre las 2:12 de la tarde, fue ingresado a la URI.

Allí, como dicen varios testimonios, Gonzáles habría empezado a actuar de forma errática y a generar conflictos con los otros privados de la libertad, por lo que fue necesario cambiarlo de celda a una con una menor ocupación.

No obstante, una fuente informada del caso contó que en un momento determinado entre los cambios de celda, el hombre fue llevado a “realizarse labores de asepsia, como bañarse y cortarse el cabello, en uno de los baños del centro de reclusión”. Al parecer, en ese momento habría sido abordado por otros reclusos, quienes le propinaron una fuerte golpiza que posteriormente lo llevó a la muerte.

La investigación disciplinaria en contra de los cinco uniformados se centra en dos preguntas clave: ¿los custodios habrían participado de los hechos o tal vez solo no intervinieron? Son dos preguntas que las autoridades aún intentan resolver.

Incluso, un familiar de uno de los detenidos en esa URI le contó a este diario antes de conocerse el dictamen de medicina legal que su allegado le habría manifestado que “aquí adentro nos matamos, lo matamos” refiriéndose al caso de González.

Y aunque aún no es un hecho probado por los investigadores de ninguna de las entidades que intervienen en el caso, lo cierto es que esta es la hipótesis que con mayor fuerza podría enmarcar los hechos que ocurrieron la tarde del 6 de noviembre.

Aunque todavía hay una zona gris en la historia del caso, como por ejemplo el lugar donde el hombre murió, pues el informe oficial dice que perdió el conocimiento dentro de la celda cuatro del segundo piso y otras versiones aseguran que González no habría salido con vida del baño, hay varios elementos que sí son ciertos, como el hecho de que la víctima de homicidio habría provocado la revuelta en el centro de detención, que consumió mucha agua antes de morir, que estaba muy alterado y que tanto paramédicos como médicos le prestaron la atención oportuna pero que el hombre murió de forma instantánea.

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