El alto nivel de violencia y la constante represión a manos de la policía de Brasil no es una noticia nueva. Pero, lastimosamente, el sistema parece estar empecinado en superar sus propios récords.
MIRA: al menos 25 muertos deja operativo contra el tráfico de drogas en favela de Río de Janeiro | FOTOS
La reciente intervención en una favela de Río de Janeiro es muestra de eso, al dejar al menos 25 muertos en lo que ya es la “segunda operación policial más letal” registrada en esa ciudad.
Porque en Brasil es legal que un policía use la fuerza letal para “enfrentar una amenaza inminente”, facultad que ha permitido que las fuerzas del orden maten “sin restricciones” y “protegidos por sus jefes”.
De hecho, fue por eso que “The New York Times” hizo un informe sobre la violencia en Brasil titulado “Licencia para matar”.
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CIFRAS DE ESCÁNDALO
En Brasil hay muertos por doquier.
Según el Instituto de Seguridad Pública, la policía de Río de Janeiro “fue responsable por la muerte de 453 personas entre enero y marzo de este año, una cifra que ya representaba el 36% del total de muertos en 2020”, año en el que hubo un total de 1.245 abatidos.
El problema se ha ido agravando con el paso de los años.
El Foro Brasileño de Seguridad Pública (FBSP) ha anotado que, entre el 2009 y el 2013, los policías de Brasil mataron a más personas (11.197) que los de Estados Unidos (11.090).
Tan solo en el 2013, “sumaron 2.212”, según el FBSP.
Y al terminar el 2014, la policía mataba, como mínimo, a seis personas por día en un país que veía morir violentamente a 53.646 personas.
Las cifras se mantuvieron en la misma lógica, y, sobre el 2018, el FBSP volvió a compartir cifras impactantes: “Las muertes en intervenciones policiales se dispararon […] un 19% pese a que los asesinatos en general cayeron un 11%”.
“El País” explica la paradoja: las muertes violentas descendieron (“tras alcanzar un récord de 64.000 en 2017”), pero aquellas provocadas por “enfrentamientos con las fuerzas de seguridad” aumentaron de 14 fallecidos diarios en el 2017, a 17 en el 2018.
La información muestra que, ese año, “las víctimas de la policía brasileña” fueron “hombres (99%), negros (75%) jóvenes (78%)”.
UN AÑO DE PANDEMIA
Según Humans Rights Watch, “en Río de Janeiro, la policía mató a 744 personas entre enero y mayo de 2020 —la cifra más alta registrada para ese período desde, al menos, el año 2003—, a pesar de que los índices de delincuencia habían descendido”.
Y la situación roza con lo inverosímil. HRW anota que, en mayo, “un grupo de voluntarios repartía alimentos frente a una escuela en un barrio de bajos recursos”, cuando “la policía abrió fuego, provocando la muerte de un estudiante”.
Así se explica que, en el primer semestre del 2020, las muertes a manos de la policía aumentarán un 6%.
Según una encuesta de O Globo, que puso la lupa en los meses de marzo y abril, “hubo 1.198 muertes como resultado de intervenciones policiales [...] un 26% más que las 949 registradas en el mismo periodo del año pasado”.
“Si bien algunas muertes por policías son en defensa propia, muchas otras son resultado del uso excesivo de la fuerza. Los abusos por parte de policías contribuyen a agravar un círculo de violencia que perjudica la seguridad pública y pone en riesgo la vida de policías y del resto de la población”, agrega HRW.
¿HISTORIA DE VIOLENCIA?
La BBC se ha preguntado cuáles serían las razones que explican la gran violencia y agresividad de la policía de Brasil. Una primera pista se encuentra en su pasado: las dos décadas de dictadura militar (“en las que miles fueron torturados y cientos asesinados”).
De alguna u otra forma, la herencia se mantiene: “los cadetes de la policía militar continúan recibiendo una formación más parecida a los reclutas del ejército, a pesar de ser los principales responsables de la vigilancia callejera diaria”.
Malos sueldos y poco apoyo sumarían al descontento de las fuerzas del orden.
El sistema, además, parece fallar al evitar que cualquiera acceda fácilmente a las armas, por lo que hay “tensión y miedo” en las fuerzas policiales. Ni hablar del poder del narcotráfico ni del racismo.
El problema es más complejo: en el primer semestre del 2020, 103 policías fueron asesinados, pero el 70% de ellos estaba fuera de servicio.
“Para aumentar sus ingresos, muchos agentes de policía tienen un segundo empleo como guardias de seguridad. Pero sin uniforme y sin apoyo operativo, es cuando corren más riesgo de sufrir violencia letal”, anota la BBC.
Según O Globo, el aumento de la violencia policial también se puede explicar a partir de la “reducción de la vigilancia social”, es decir, que la menor circulación de personas causó comportamientos más violentos.
El medio explica que, “en Río, el aislamiento provocó un cambio en la dinámica de las operaciones en favelas, con la policía buscando sacar a los sospechosos de sus hogares, lo que tienen a causar también la muerte de personas inocentes”.
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