Los cambios de gobierno en una democracia suelen tener una cuota de simbolismo, y el que ocurre en Uruguay este domingo para la asunción del presidente Luis Lacalle Pou incluye un objeto llamativo: un auto Ford V8 de 1937.
Está previsto que Lacalle Pou utilice ese vehículo para su desfile por Montevideo durante la ceremonia que marcará el inicio de su mandato y el fin de 15 años de gobiernos de la coalición de izquierda Frente Amplio.
- Luis Lacalle Pou asume como presidente de Uruguay tras 15 años de gobiernos de izquierda
- Cómo fue la Guerra de la Triple Alianza, el conflicto bélico que más víctimas causó en la historia de América Latina
Lejos de ser un acto improvisado, se trató de una decisión premeditada del abogado de 46 años y exsenador del Partido Nacional, que gobernará Uruguay al frente de una coalición de centro derecha.
Pero, ¿qué dice del nuevo presidente uruguayo ese antiguo vehículo que estaba en exposición en un museo del automóvil?
De familia
El Ford convertible que eligió Lacalle Pou para ir este domingo desde el Palacio Legislativo hasta una plaza céntrica a firmar el traspaso de mando con el presidente saliente, Tabaré Vázquez, está vinculado a su familia, una de las más tradicionales de la política en Uruguay.
El vehículo lo adquirió en los años 30 un bisabuelo de Lacalle Pou, Luis Alberto de Herrera, histórico caudillo del Partido Nacional en el siglo XX, que integró un Poder Ejecutivo colegiado entre 1955 y 1959, pero que nunca llegó a ser presidente, pese a postularse en varias elecciones.
El mismo coche lujoso de volante a la derecha que Herrera solía conducir por las calles de Montevideo (en ocasiones a contramano) fue utilizado por su nieto Luis Alberto Lacalle, padre de Lacalle Pou, para su propio desfile de asunción como presidente uruguayo en 1990.
“La representación simbólica (del auto) es como esa unión con una tradición política muy grande”, explica Mónica Maronna, investigadora en Historia y docente de la Universidad de la República.
“En esta nueva asunción con Lacalle Pou se vuelve a esa tradición, que marca también la fortaleza de los partidos políticos tradicionales, que recorren muchos años de historia, incluso más que la del propio vehículo”, dice Maronna a BBC Mundo.
El nuevo gobierno uruguayo está formado por una alianza entre los partidos fundacionales, el Nacional y el Colorado, que se alternaron en el gobierno hasta la llegada del Frente Amplio al poder en 2005, así como por grupos más nuevos como el derechista Cabildo Abierto, liderado por un exjefe del Ejército.
Cuestión de velocidades
Junto al simbolismo del viejo Ford, Lacalle Pou tiene en común con su padre y su bisabuelo un modo tradicional de hacer política basado en la intuición y el contacto directo con la gente, así como una inclinación por la menor intervención del Estado en la economía y la sociedad, señala Maronna.
Y en un país con fuerte tradición de estatismo como Uruguay, el impulso de iniciativas pro mercado suelen desatar fuertes batallas políticas.
Lacalle Pou planteó desde antes de asumir medidas desreguladoras como acabar con el monopolio estatal para la importación de combustibles, una idea que ya generó diferencias dentro de su coalición de gobierno y puso en alerta a sindicatos.
Esa propuesta está en el borrador de una ley de urgente consideración que presentó en enero el presidente electo e incluye propuestas polémicas. Por ejemplo, en seguridad pública busca endurecer penas en respuesta a un aumento preocupante de los delitos en años recientes, y en materia de huelgas aspira a restringir las ocupaciones de locales de trabajo o los cortes de calles.
El texto final del proyecto de ley será negociado por la coalición de gobierno y, por su carácter de urgente, al ser presentado exigirá plazos al Congreso para pronunciarse o sería aprobado automáticamente pasado ese tiempo.
La velocidad que Lacalle Pou quiere darle a esa ley recuerda más a un auto Fórmula 1 que a un coche viejo, y esto también levanta críticas.
“No está bien que no se den los tiempos necesarios al Parlamento”, opina Maronna. “No tiene precedentes que el plan de gobierno se convierta en una sola ley”.
Lacalle Pou también prometió recortar el gasto público y reforzar la disciplina fiscal para bajar un déficit presupuestal del 4,7% del PIB, pero mantener a la vez políticas sociales e impulsar al sector agropecuario, históricamente vinculado a su bisabuelo y su partido —como simbolizan cientos de jinetes que llegaron a Montevideo para participar del cambio de mando detrás del Ford de 1937—.
Si bien Lacalle Pou proviene de una familia conservadora y católica, en la campaña electoral negó que piense derogar medidas emblemáticas de gobiernos del Frente Amplio como la legalización del aborto, el matrimonio igualitario o la marihuana.
Los dos antecesores inmediatos de Lacalle Pou también utilizaron vehículos peculiares para sus actos de toma de posesión.
Cuando llegó por primera vez a la presidencia en 2005, el socialista Vázquez desfiló en una camioneta todoterreno fabricada en Uruguay por la firma india Mahindra. Al iniciar su segundo mandato en 2015 lo hizo en una camioneta Fordson de 1951, que había comprado tras graduarse de médico.
En medio de ambos períodos, el exguerrillero José “Pepe” Mujica asumió la presidencia en 2010 desfilando sobre una camioneta Faw de origen chino y un motor eléctrico instalado por la empresa uruguaya Renovables, aunque durante su gobierno se volvió internacionalmente famoso por conducir su Volkswagen “Fusca” de 1987.
El viejo Ford familiar de 85 caballos de fuerza escogido por Lacalle Pou para su desfile fue fabricado en Estados Unidos, un país con el que el flamante mandatario ha manifestado interés en negociar un acuerdo de libre comercio, mientras su gobierno marca distancia de Venezuela, Cuba y Nicaragua, a cuyos presidentes evitó invitar al cambio de mando, por considerar que “no son democracias plenas”.
TE PUEDE INTERESAR
- El papa Francisco no participará en los ejercicios de Cuaresma por un resfriado
- El multimillonario Tom Steyer se retira de la carrera presidencial demócrata
- Minuto a Minuto: Los casos de coronavirus vuelven a aumentar en China