“Ese avión no lo tiene ni Obama”, decía Andrés Manuel López Obrador durante la contienda presidencial del 2018.
Se refería a la lujosa aeronave que utilizaba el entonces presidente Enrique Peña Nieto para los viajes oficiales.
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“Lo vamos a vender para financiar el desarrollo”, decía en sus discursos.
Y lo intentó. Ponerlo a la venta fue una de las primeras acciones tras asumir la presidencia de México, el 1 de diciembre del 2018.
Pero nadie ha comprado el avión, un Boeing 787-8 de la serie Dreamliner, que permanece desde hace un año en un hangar del aeropuerto de Victorville en California.
Ahora el gobierno de López Obrador decidió regresarlo a México y buscar un nuevo destino para la aeronave.
El plan contempla tres alternativas: buscar un comprador único, permitir que una sociedad de varios interesados lo adquieran o rentarlo.
La venta del TP-01 “José María Morelos”, el nombre oficial del aparato, es uno de los temas más polémicos para AMLO, como se conoce en el país al presidente.
Desde la contienda electoral muchos cuestionaron la operación, pues argumentaron que el presidente de un país con alto índice de violencia como México, requiere viajar con la mayor seguridad posible.
López Obrador respondía que en un país donde más de la mitad de la población vive en pobreza “es un insulto” viajar en un aparato como el TP-01.
Y es que el avión presidencial mexicano fue modificado para incluir lujosos detalles, como una recámara, baño con acabados de mármol, cocina y amplios asientos de piel.
El costo del Dreamliner cuando se compró en el 2012 fue de US$218 millones. Actualmente su valor es de US$130 millones según las autoridades.
Oferta para Trump
Durante el tiempo que ha permanecido en California se hicieron varias reparaciones al avión presidencial y aún se encuentra en mantenimiento.
La idea es conservarlo en buen estado y facilitar su venta. Entre los posibles compradores López Obrador ha pensado en el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
De hecho le ofreció la aeronave desde el 2018 e inclusive reconoce acercamientos con el gobierno estadounidense para concretar la venta. “Pero no hemos tenido respuesta”, dice.
Ahora le formula una nueva oferta.
“Les entregamos el avión, páguenos en especie”, comentó en su conferencia matutina del 14 de enero.
“Necesitamos equipos de rayos X, necesitamos ambulancias, tomógrafos, laboratorios”.
“Orgullo de una nación”
Pero si Trump no se interesa por el avión presidencial, existen otras alternativas. Una de ellas, dice AMLO, es “una venta compartida”. Es decir, que varios compradores adquieran el TP-01.
“Hay una propuesta de vender 12 acciones a 12 empresas para que el costo sea menor y que lo puedan utilizar para viajes de sus ejecutivos como reconocimiento por el trabajo”, explica.
La tercera propuesta es rentar el avión “por hora”. “Hay en el mundo un avión con estas características que se renta, uno solo”.
En todo caso la Fuerza Aérea Mexicana, encargado de resguardar el aparato, diseñó un folleto publicitario para rentarlo o venderlo.
El documento muestra imágenes del TP-01 en vuelo, los asientos de piel, mesas de madera, baños, un lujoso pasillo y la recámara presidencial.
“La aeronave más emblemática del continente. Orgullo de una nación”, lo define. Y a los posibles interesados dirige esta frase:
“Usted, sus ejecutivos, sus principales productores, sus vendedores élite así como sus más preciados socios podrán disfrutar de una experiencia de viaje reservada hasta ahora únicamente para jefes de Estado”.
Venta complicada
Paradójicamente el lujo con que ahora se ofrece el avión presidencial es una de las razones por las que no pudo venderse, reconoce López Obrador.
El Boeing 787-8 puede transportar 280 pasajeros, pero con las modificaciones al avión presidencial su capacidad se redujo a 80 personas, incluidos tripulantes y sobrecargos.
Además, retirar las lujosas modificaciones y volver al diseño de una aerolínea “es costosísimo”. “Y el material del que está hecho no lo permite o no hay antecedentes de reconvertir este avión”, explica AMLO.
Por eso no se encontró comprador reconoce Jorge Mendoza, director del Banco Nacional de Obras y Servicios, el organismo responsable de comprar -y ahora vender- la aeronave.
La Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos, que acompaña el proceso de venta, reconoció desde el año pasado que las adaptaciones al TP-01 complicaban su venta.
En el último año se presentaron doce posibles compradores, de los cuales dos fueron autorizados por la Oficina para hacer una oferta.
Sin embargo los interesados no consiguieron financiamiento y la operación no se concretó.
El gobierno planea regresar el avión presidencial a cuando termine el mantenimiento al que se le somete y será puesto en exhibición junto con otras 72 aeronaves oficiales que también estarán a la venta.
López Obrador dice que la operación fue un negocio desde el principio, es decir desde que el entonces presidente Felipe Calderón decidió comprar el avión.
“Se está pasando el tiempo y por eso tomamos esa decisión”, insiste. “Ya queremos resolver este asunto”.