La noche en que murió Fidel Castro, el hombre a quien la CIA habría intentado asesinar más de 600 veces, yo estaba en Cuba tomando ron. Era un viernes 26 de noviembre del 2016 y junto a periodistas de diversos países celebrábamos el fin de rodaje de un documental, sin saber que aquel instante era el inicio de otro más importante: la historia de cómo vivieron los cubanos la pérdida de quien era para ellos “un padre”.
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Ya desde hacía un tiempo, en especial con el deterioro de su salud y la cesión del poder a su hermano Raúl en el 2006, la muerte de Fidel se había convertido en una especie de secreto a voces, un 'fakenews’ que rondaba las calles, un cuento posible que de tanto repetirse ya nadie creía. Por eso cuando escuchamos que había muerto, compartimos la incredulidad de los cubanos pese a que la cadena CNN ya confirmaba el deceso.
La música que nos había puesto a bailar paró de golpe y se convirtió en un murmullo de voces que atravesó todo el salón hasta silenciarse. Junto a Jesús Labandeira y Sofía Cabanes Balanzà, los dos periodistas españoles con quienes hicimos el documental, recogimos nuestras cámaras y salimos a las calles a filmar las reacciones. A los pocos minutos nos enteramos del discurso que Raúl Castro había emitido en televisión nacional confirmando la muerte de su hermano y anunciando nueve días de luto en su honor.
Reunidos ya en la madrugada, con la emoción de estar asistiendo a un acontecimiento histórico y el material disperso en nuestras manos, convenimos en que los días de luto eran una posibilidad de inicio y de cierre para el documental. Nueve días sin Fidel muestra cómo vivieron los cubanos, entre el desconcierto y la esperanza, aquel suceso al que los medios cubanos denominaron la “desaparición física del comandante”.
SINOPSIS CAST
El 25 de noviembre de 2016 muere en La Habana el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, a los 90 años. La fecha marca el inicio de 9 días de luto oficial, durante los cuales la agitada vida cubana queda privada de música y alcohol. Son días que transcurren entre las multitudinarias muestras de reafirmación ante la “desaparición física” del comandante y los silencios íntimos.
Un viaje inédito, guiado por la omnipresente televisión, hacia los días en que el pueblo de Cuba reflexionó sobre su historia reciente ante un futuro incierto.